Una tropa de bulliciosas cotorras revoloteaba ayer a un par de metros del escenario instalado por el Ayuntamiento de Madrid, junto a la rampa de acceso al puente de Ventas. Se escenificaba la puesta de largo del cubrimiento de ese tramo de 197 metros sobre la M-30. Una pasarela que conectará el parque de la Quinta de la Fuente del Berro, distrito de Salamanca, con esa zona verde del flanco de Ciudad Lineal hasta donde se desplazaron a pie tanto el alcalde, José Luis Martínez-Almeida, como la vicealcaldesa, Inmaculada Sanz. Así lo exigía el calibre y pedigrí de una intervención que despertará entre mayo y junio, generará un nuevo espacio de 16.370 m2 y supondrá una inversión de 70,4 millones de euros.
En esa orilla de la cincuentona circunvalación madrileña quedó oficializado el nombre de la criatura que alumbrará una intervención de 22 meses. Es decir, a priori, en el amanecer de 2027, con tiempo suficiente para que pueda cicatrizar cualquier posible trauma por las obras, de cara a las elecciones. Ese nuevo entorno verde, con la plaza de toros de fondo, se llamará Parque Ventas y servirá para salvar los 16 carriles que separan esos dos distritos de la capital. «No sólo crea una conexión entre barrios, sino que también genera mejores condiciones de espacio público», argumentaba el alcalde, a quien algún que otro vecino aplaudía y, también, aconsejaba cambiar de acera futbolística. La verdad, no parecía el mejor día para hacerlo (lo de cambiar de equipo), tras el empate del Atlético en Barcelona.
Pero hablemos del proyecto, liderado por el Área de Obras y Equipamientos, que encabeza Paloma García Romero. Y, concretamente, de esa suerte de jungla que, según reflejaban los renders, asomará en unos años por el lugar, ahogando buena parte del incesante rugido de la M-30. Para ello, se emplearán grandes estructuras de hormigón armado pretensado (tanto la losa de la cubierta como las estructuras sustentantes) y se priorizarán los elementos prefabricados para agilizar el montaje. Las pilas estarán cimentadas por pilotes con una profundidad de entre 16 y 17 metros. Y la cubierta la dibujarán vigas prefabricadas dispuestas en 32 pórticos transversales a la carretera. Y para albergar ese bosque, se colocará un tablero de 2,7 metros, con un espesor medio de 1,5 metros. Esta, según dicen los entendidos, es la clave para poder vestir de verde esa zona (591 nuevos árboles y más de 48.800 arbustos) y no en la Puerta del Sol. La plataforma soportará unos 2.500 kg/m2. Habrá también mejoras en ambos márgenes, que supondrán 40.300 m2.
Un 'Tetris' para sortear árboles
Hubo quien fijó ayer la mirada en los árboles del entorno, a propósito de esa amenaza sobre su destino. Concretamente, sobre los de la Quinta de la Fuente del Berro, ya que, al parecer, muchos de ellos caerían con la instalación de la infraestructura. Sin embargo, ese extremo fue descartado desde el Consistorio, al asegurar que las pasarelas se ajustarán para que sean colocadas sin afectar a ninguno. Es decir, que se estudiará el paisaje para completar el Tetris.
Y hubo quien también miró de reojo al incesante goteo de vehículos, en el que es el punto más agitado de Calle 30. Por allí circulan una media diaria de 300.000 y se registra el mayor caudal de toda España. De ahí que, lógicamente, haya a quien le roben el sueño esos cortes de tráfico (por pequeños que sean). Porque cuando la M-30 se constipa, todo Madrid estornuda. Y allí, mucho más. Según sostienen desde el Ayuntamiento, las restricciones de circulación se realizarán durante el verano y afectará a un carril de la vía de servicio. Las interrupciones necesarias de varios carriles se realizarán durante la noche. Aun así, hay quien teme que la tan habitual curiosidad de los conductores complique el tráfico en la zona. Veremos.
Habrá lifting en el distrito de Salamanca, donde la pasarela Ramón de Aguinaga se potenciará como acceso principal al entorno. Y también mejoras en el flanco de Ciudad Lineal, donde ayer inició la cuenta atrás esa futura infraestructura verde, reordenando el parque y remodelando los espacios libres entre bloques de vivienda. De ahí que, ayer, los vecinos se acercasen con curiosidad a ver cómo será su futuro.