GASTRONOMÍA
A bocados

Tamara Falcó: "Me sale muy bien el pichón en salsa al vino. Lo servimos en mi boda, excepto a Pablo Motos, que tenía su propio pollo porque sabía que por la caza no pasaba"

Tamara Falcó en la presentación de la nueva colección Pedro del Hierro y TFP.
Tamara Falcó en la presentación de la nueva colección Pedro del Hierro y TFP.
Actualizado

La moda y la gastronomía son dos de las pasiones de Tamara Falcó (Madrid, 1981). La primera ha estado presente en su vida desde que nació, gracias a su madre, Isabel Preysler, que ha sido siempre una excelente maestra para ella. La segunda confiesa que apareció casi por casualidad, y después de su participación en el programa culinario MasterChef Celebrity en 2019. "Si no llega a ser por este reality, nunca se me hubiera ocurrido graduarme como chef", afirma.

Nos cuenta todo esto y mucho más sobre sus dos aficiones precisamente durante la presentación de la nueva colección de TFP by Tamara Falcó, marca de Pedro del Hierro de la que es diseñadora y embajadora. Se trata de una colaboración que empezó de manera puntual entre la firma española, cuyo director creativo es Nacho Aguayo, y la Marquesa de Griñón y va ya por la sexta temporada. "Me encanta trabajar con ellos, porque además de tener mucho talento, les considero muy amigos. Yo diseño sobre maniquí, no tanto el dibujo". El resultado es una colección "muy práctica para todos los días, para pasarlo bien y de fondo de armario con piezas actuales de calidad que se pueden mezclar", aclara antes de dedicarnos unos minutos.

¿Qué te llama más, la moda o la gastronomía?
Para mí son muy similares, porque para ambas necesitas partir de una idea creativa y de ahí coger los elementos que necesitas cuidadosamente y luego tener una técnica para desarrollar el resultado. Me parecen ambas compatibles y me encantan las dos.
Además de ser embajadora y diseñar para Pedro del Hierro, eres imagen de muchas marcas más, ¿Cómo haces para abarcar todo?
Mi día a día es una vorágine. Dedico gran parte de mi tiempo a lo laboral y, el otro día, escuchaba que la gente, cuando se va a morir, lo que piensa es que le habría gustado haber trabajado menos y haber dedicado más tiempo a la gente que quiere. Entonces me quedé reflexionando. Es difícil, porque yo disfruto mucho con mi trabajo y la forma de llegar a todo es gracias a las personas que tengo alrededor. Tengo un gran equipo de mujeres que me ayuda y, al final, es una ventaja y por eso llego a todo; si no, sería imposible.
¿A qué sabe tu vida actualmente?
A suflecito de queso. Un aperitivo que servían en casa de mi madre que me encantaba y que está ahora también en el restaurante de mi marido [Casa Salesas]. Diría que mi vida sabe muy bien.
¿Vas mucho a Casa Salesas?
Todo el tiempo, al final es muy fácil, tienen una carta súper amplia, una pasta buenísima y si veo algo que no está correcto, opino. Íñigo [Onieva, su marido] me pregunta cosas sobre el restaurante, claro. Pero ya está muy rodado.
¿Qué papel tiene la gastronomía en tu vida?
Para mí es un arte, algo que me inspira muchísimo, que admiro, porque tenemos unos chefs increíbles en España, y que forma parte de mi vida desde pequeña, porque me lo inculcó mi padre. Si no hubiera estado en MasterChef Celebrity, posiblemente no me habría dado cuenta del gran legado cultural que me dejó mi padre en ese aspecto.
¿Cocinabas antes de entrar en el programa?
Con mi padre sí hacía algunas cosas, aunque él no sabía cocinar, pero con mi madre, que es mucho más estricta, no. Sólo una vez al año nos dedicábamos las dos a hacer postres. Ella aborrece la cocina, los olores..., no puede con ella. Le encanta comer bien, pero no le gusta nada cocinar, entonces no es una afición que compartiéramos.
¿Qué te llevaste de tu participación en MasterChef?
Una disciplina de trabajo muy férrea y un tremendo deseo de seguir formándome. A partir de ahí, estudié Le Cordon Bleu y me gradué como chef. Si no llega a ser por el programa, nunca se me hubiera ocurrido.
Y, ¿ahora? ¿Cocinas más?
Me lo piden mucho, pero lo hago poco, la verdad. Me he dado cuenta de que lo que me gusta es la alta cocina y para eso necesito mucho tiempo y desarrollar la idea creativa, y ahora mismo no puedo, porque estoy apagando fuegos todo el día.
¿Se te conquista por el estómago?
Sí. Es una de las aficiones que tenemos Íñigo y yo. Y esos días que llego agotada a casa y él me hace una tortilla buenísima, me encantan, y caigo rendida.
Una receta que bordes.
Me sale muy bien el pichón en salsa al vino. No lo hago muy a menudo, porque la caza no le gusta a todo el mundo. Lo servimos en mi boda, excepto Pablo Motos, que tenía su propio pollo porque sabía que por la caza no podía pasar.
¿Tienes prejuicios con algún tipo de comida?
Todo lo que sean insectos me da mucho asco. Estuve hace poco en Colombia y tenían unas hormigas culonas que me daban bastante repelús. Serpientes, bichos, saltamontes... no me llaman la atención en general y me producen bastante rechazo.
Tamara Falcó con una chaqueta de pana de la nueva colección TFP by Tamara Falcó.
Tamara Falcó con una chaqueta de pana de la nueva colección TFP by Tamara Falcó.@tfpbytamarafalco

Un plato al que no te puedes resistir.
El filete empanado. Me encanta.
¿Un restaurante para una primera cita?
Quizá Sacha, es muy romántico, tiene una luz muy bonita.
En esas primeras citas, ¿eras de las que pagabas o dejabas que te invitaran?
Yo soy muy antigua y me parece una tremenda cutrez cuando el hombre te hace pagar a medias. Me parece fuera de lugar, creo que sería la primera y la última cita. Es que, llegados a ese punto, si me vas a hacer pagar la mitad, prefiero pagar yo y ya, en plan, ¡hasta luego!
¿A quién invitarías a cenar para conocer mejor?
Quizás a Leonardo da Vinci. ¿Sabes que era muy aficionado a la gastronomía? Tiene un libro de cocina. Me fascina su vida, le preguntaría un montón de cosas.
¿Con quién no te sentarías nunca en la mesa?
Creo que es importante saber ser educado e intentar ser políticamente correcto siempre. No puedo pensar ahora en nadie con quien no me sentaría a la mesa. Otra cosa es que le invitase yo a cenar...
¿Has conseguido reservar en algún restaurante de moda con lista de espera por ser quien eres?
En Casa Salesas, pero ahí no vale, no me pueden decir que no (risas). No, la verdad es que no suelo hacerlo.
¿Cómo es tu mesa ideal?
Con una buena estética y decoración y luego un buen menú con postre.
¿Para qué te falta salero?
Para El Hormiguero. Muchas veces no digo cosas porque me corto y luego llego a casa y pienso: "Tendría que haber dicho esto", pero ya es tarde.
¿Qué te cierra el apetito?
¡Nada! Me encantaría que hubiera algo que me cerrara el apetito, pero yo como más cuando me pongo nerviosa.
¿Has caído alguna vez en dietas milagro?
Hace muchísimo. La del aloe vera. Se puso de moda y había tiendas de aloe por todas partes. Decían que su jugo había que ponerlo en un litro de agua y tomarlo sin parar. Pero nada, lo dejé.
¿De qué te das atracones?
De la tarta selva negra, que sólo como en mi cumpleaños. La intento compartir, y no sé si me la como yo entera, pero la desayuno al día siguiente.
¿A qué pones picante en tu vida?
A nada, no me gusta nada el picante. Como mucho, a las angulas, pero lo justo, para que le dé sabor.
Con la nueva colección Christmas de TFP by Tamara Falcó.
Con la nueva colección Christmas de TFP by Tamara Falcó.

¿A qué sabe la fama?
La fama va sabiendo diferente a medida que vas creciendo. En mi caso, al principio, de pequeña, era como un juego. Luego, en la adolescencia, quieres ser más de tu grupo de amigos y eso te señala, y después, la verdad, es que la fama también me ha abierto muchas puertas, así que, al final, ha sido una relación de amor odio.
Una manía confesable a la hora de sentarte a la mesa.
No tengo ninguna que se me pueda ocurrir.
¿Te han pillado alguna vez con las manos en la masa?
Sí, supongo que sí. Mi madre tenía un jarrón lleno de algodones y me tenía totalmente prohibido tocarlo, porque pesaba mucho. Un día, yo estaba por supuesto sacando un algodón del jarrón y entró mi madre y me dio tal susto que dejé caer la tapa y se hizo mil añicos... Ahí me pillo 100%.
¿Está el horno para bollos?
Uff... Yo lo que espero es que de toda esta crisis política que tenemos salga algo bueno. Que haya una reacción en positivo.
¿Qué no soportas en la mesa?
No me gusta cuando la gente está con los teléfonos, me pone nerviosa, y tampoco los malos modales en general, me resultan desagradables.
¿Cuándo fue la última vez que te pusiste como un tomate?
Yo creo que en Ibiza. Iba en un barco hacia Formentera y me daba todo el tiempo el aire y no me di cuenta. Me abrasé.
Quiero decir si hay algo que te haya puesto colorada últimamente por vergüenza.
¡Ah!, vale. Ahora mismo no se me ocurre nada, y eso que soy vergonzosa.
¿Cuándo fue la última vez que montaste un pollo?
No soy de montar pollos
¿Hay algo que te amargue la vida?
Cuando se enfermó mi tío Miguel, fue la primera vez que la enfermedad y, posteriormente, la muerte formaron parte de mi vida. Me lo encontré de frente, porque gracias a Dios nunca había ocurrido algo así en mi infancia. Fue muy difícil lidiar con ello y me amargó bastante.
¿Qué te tiene frita estos días?
Mi falta de puntualidad.
¿Cuál ha sido o es tu momento más dulce?
Yo creo que estoy ahora en un momento muy dulce.
¿Un lugar donde siempre disfrutes en la mesa?
DiverXo. Las dos o tres veces que he estado me ha parecido muy sorprendente.
¿Qué vino maridaría con tu momento actual?
No soy experta en vino, pero hay uno que hizo mi padre que siempre encuentro que va con todo. Es el Emeritvs, de Marqués de Griñón, un coupage que tiene muchas notas distintas.
¿Tienes mal café?
Depende. Normalmente no, no soy una persona que está todo el día enfadada, pero hay veces que sí. Por las mañanas me sienta fenomenal el café y no soy de esas personas que hasta que se lo toma no funciona. Mi madre, por ejemplo, sí. Tarda una hora en ser persona y mi hermana Ana, ahí, ahí. Yo no, pero tampoco soy como mi marido, que se despierta a full, lleno de energía.
¿Cómo imaginas tu última cena?
Con toda mi familia, porque es la gente a la que más quiero.
¿Brindarías con cava o champán?
Bueno, creo que el cava está muy menospreciado, pero lo cierto es que soy más de champán.