- Entrevista Chloe DelaRosa, a horas de Eurovisión Junior 2024: "Vais a flipar en colores"
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Georgia ha dado el campanazo en la XXII edición del Festival de Eurovisión Junior. Su representante ha arrasado en el voto del jurado. Andria Putkaradze, de 11 años, ha interpretado To My Mom, una emotiva canción dedicada a su madre. Sin duda una de las mejores voces de la edición, si bien su propuesta era quizá demasiado adulta para un Junior. Pero eso no ha sido óbice para que los jurados de casi todos los países, incluida España, le hayan dado los codiciados 12 points, lo que sumado a un televoto sustancial le ha hecho conquistar el concurso.
El año de debut de Georgia en Eurovisión Junior fue en Rótterdam 2007, meses después de debutar también en la edición adulta del Festival de la Canción. El país caucásico es toda una potencia en el certamen infantil, siendo el que más veces lo ha ganado en las 22 ediciones: hasta cuatro.
En sus primeras palabras tras recibir el mini micrófono de cristal, Andria Putkaradze ha dedicado su triunfo a "todas las madres", diciendo que "quiere mucho" a la suya.
La plata ha sido para Portugal y el bronce para Ucrania. Los dos países eran claros favoritos entre la comunidad eurofan. Y es que, en representación de nuestro país vecino, Victória Nicole ha derrochado voz -apenas algunos fallitos en ciertos agudos- para cuajar una magnífica interpretación de Esperança. Victória, de 13 años, es una artista polifacética que toca varios instrumentos y ha participado en numerosos concursos de canto. Por su parte, Artem Kotenko, el representante de Ucrania, de 12 años, lo ha hecho fenomenal con una magnífica propuesta, Hear Me Now, muy aplaudida también en la Caja Mágica.
Nuestra pizpireta representante, Chloe DelaRosa, ha quedado finalmente en sexto puesto. La extremeña y sus bailarinas —Amy Gómez-Limón, Ilinca Nour, María Barrios y Laia Núñez— han realizado una actuación fantástica, con un estadio como era previsible completamente volcado con ellas, lo que ha disparado aún más si cabe la energía de una de las puestas en escena más efectistas de la tarde. Como la lola contagia entusiasmo, diversión y ganas de ponerse a bailar sobre el sofá, y Chloe, sin tener las cualidades vocales de algunos de sus contrincantes, la ha defendido con enorme soltura. La Caja Mágica ha sido una brutal y ensordecedora caja de resonancia antes, durante y después de su actuación. 5.000 almas se han dejado la garganta para hacer de Como la lola una apuesta todavía más grande. No pasa nada porque no haya llegado a verse -no sabemos si por algún error técnico- uno de los planos más chulos de la puesta en escena diseñada por el gran Javier Pageo, el de Chloe grabándolo todo con el móvil.
Vaya que si había ganas en España de albergar algún gran evento eurovisivo, en este caso el Festival Junior. Los 5.000 asistentes que abarrotaron este sábado la Caja Mágica de Madrid se mostraron eufóricos y disfrutaron a rabiar del gran espectáculo organizado por RTVE y la UER.
A la Unión Europea de Radiodifusión, la organización que aglutina a las radios y televisiones públicas del continente, y en concreto a su supervisor ejecutivo Martin Österdahl -que en el ensayo general del viernes, se llevó un fuerte abucheo por parte del público cuando apareció en pantalla, y no sabemos si por eso no ha salido en pantalla este sábado, como es habitual-, cabe con todo pedirles cuentas por el garrafal cambio en el modo de presentar las votaciones en el tramo final de la gala. Hacía falta un doctorado para comprenderlo. Y si usted ha visto el programa en televisión y no ha entendido nada acerca de quién votó a quién y de cómo bailaron los puntos en la megapantalla vertical que dominaba el escenario, no se preocupe, que no fue caso único. Creemos que ni los presentadores comprendían un carajo a pesar de haberlo ensayado mil veces.
En fin, ese fue sin duda el gran borrón de la XXII edición de Eurovisión Junior, quizá junto a la polémica generada por la decisión de RTVE de recurrir a la Inteligencia Artificial para la ejecución de las postales eurovisivas con las que se presentaba en pantalla a cada participante antes de su actuación. Confiemos en que a Österdahl no le dé por sustituir a todos los artistas, y sobre todo al público, en poco tiempo por hologramas generados por IA.
Pero a RTVE hay que felicitarle por una magnífica gala, dinámica, con una extraordinaria realización y muy efectista -las necesidades de ajustarla a dos horas de emisión, una de las ediciones eurovisivas más cortas, dejaron fuera, eso sí, actuaciones de más artistas vinculados al Festival, una pena-.
Muy bien el trío de conductores, en especial la todoterreno Ruth Lorenzo -¿a qué espera para volver al Festival? ¡te necesitamos, Ruth!-, secundada por el actor Marc Clotet -él algo más encorsetado- y la dulce Melani García -nuestra representante en el Junior de 2019, que quedó en una fantástica tercera posición con su inolvidable interpretación de Marte-. Valenciana, Melani tuvo un imprescindible recuerdo al inicio de la gala a los afectados por la DANA en su comunidad.
El espacio central de la Caja Mágica se había transformado en un bonito jardín de vida lleno de simbolismo, en sintonía con el lema de esta edición del Eurojunior, Let's Bloom, con el que se pretendía destacar el florecer de los y las jóvenes artistas y la importancia de ayudarles a progresar siendo ellos mismos. Todo el programa ha estado, de hecho, trufado de referencias a la naturaleza, cuajada de absoluta diversidad y en la cual todo es importante, armónico y bello. Y, así, el formidable arranque fue un vídeo que llevó al espectador de viaje por Europa con la naturaleza como gran protagonista, con generación de imágenes en las que algunos de los principales monumentos de España y del resto del continente se revestían de pronto de flores.
El número de apertura sobre el magnífico escenario de la Caja Mágica, que sirvió también para que los 17 representantes hicieran el pase con sus respectivas banderas nacionales, unió a tres destacadas figuras de Eurovisión Junior: María Isabel, la española ganadora hace ahora 20 años; la francesa Zoé Clauzure, quien conquistó el mini trofeo de cristal el año pasado; y Sandra Valero, nuestra representante en esa edición de 2023 en Niza que alcanzó la segunda posición. Extraordinaria actuación, aunque nadie comprende tampoco a esta hora cómo es posible que María Isabel no interpretara en ningún momento su Antes muerta que sencilla, que era lo que todo el público estaba esperando. Misterios para Iker Jiménez.
Brillantes también las actuaciones del interval act. Por un lado, la bellísima pieza a cargo del director artístico Sergio Jaén, con música de Federico Jusid y coreografía de Borja Rueda, una envolvente danza performática destinada a captar la atención tanto de niños como de adultos, todo un canto de superación personal y autoaceptación, subrayando la importancia de la autenticidad. Y, por otro, el brutal directo del gaditano Abraham Mateo, toda una estrella internacional ya, quien disparó todavía más el ánimo del público justo antes de las votaciones con una soberbia performance e interpretación de Maníaca, su exitosa versión de un hit ochentero. La Caja Mágica fue un clamor para que Mateo se decida a ser nuestro abanderado en Eurovisión, en el sénior, en el de verdad, vamos. Lástima que, subido como está el artista en la cima de la fama, no esté dispuesto a pasar por el peaje previo del Benidorm Fest. ¡Pero qué voz y qué derroche de talento sobre las tablas! Si en realidad, sabemos lo que necesitamos para ganar alguna vez el Eurofestival de mayores...
Un total de 17 países han participado en esta XXII edición del Junior, cifra muy alejada de la cuarenta que compiten en Eurovisión cada primavera, pero la más alta desde 2021: Albania, Alemania, Armenia, Chipre, España, Estonia, Francia, Georgia, Irlanda, Italia, Macedonia del Norte, Malta, Países Bajos, Polonia, Portugal, San Marino y Ucrania. Este año ha sido el del regreso de Chipre y de la Serenísima República, pero también el de la nueva marcha de potencias como el Reino Unido, el único de los miembros del llamado Big Five -junto a España, Francia, Italia y Alemania- fuera de juego en Madrid.