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Ana Peleteiro, el odio hacia ella y su basta ya en El Hormiguero

Menos de 48 horas después de lograr el oro en triple salto en el Campeonato de Europa, Ana Peleteiro se sentó en El Hormiguero. Revelaron anoche tanto ella como Pablo Motos cómo había sido posible tenerla tan pronto. El Hormiguero contaba ya con que lo lograría. Ella, no tanto

El Hormiguero
Ana Peleteiro, anoche en El Hormiguero.ATRESMEDIA
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Ana Peleteiro y Pablo Motos se conocen muy bien. La saltadora ha estado muchas veces en El Hormiguero y también fue una de las participantes de El Desafío. Pablo Motos sabe perfectamente lo competitiva que es, que no le gusta ni perder a las chapas, pero también sabe que los últimos tiempos no han sido fáciles. Si con alguien podía Ana Peleteiro mostrar sus debilidades era con Pablo Motos y era en El Hormiguero.

Llegó con una sonrisa de oreja a oreja, no es para menos con su salto de 14,37 metros que le valió un oro en triple salto en el Campeonato de Europa; llegó muerta de vergüenza, pues no se acostumbra a eso de que la aplaudan sin la adrenalina de una competición; y llegó dispuesta a hablar de ese oro, de su esfuerzo, del odio que recibe, del tan criticado cambio de entrenador -ahora es su marido- y de algo de lo que prefirió guardar silencio, porque "está en manos de mi abogado".

No es fácil la vida de un deportista de élite, pero más difícil es aún siendo Ana Peleteiro. Ella no sabe guardarse las cosas y callar. Lo que piensa lo dice, y eso, por un lado le trae muchas cosas buenas, pero también otras malas, como es, por ejemplo el odio que recibe en las redes sociales. Reconoce que no es bueno leer sólo los comentarios positivos y que los malos también te anclan a la tierra, pero es una cosa es las críticas constructivas, las que van acompañadas de preocupación y hasta de cierto cariño y otra cosa muy distinta es el odio por el odio.

Ana Peleteiro reveló anoche, así para arrancar, cómo fue posible que El Hormiguero consiguiera tenerla como invitada a las pocas horas de su oro. El secreto no es otro que la antelación y la confianza. La semana pasada, El Hormiguero la llamó, la propuso verse en el programa esta semana y, aunque ella no tenía todas consigo, aceptó. Cuando vio el pasado jueves que ella era la primera invitada de la semana en El Hormiguero se le encendió el piloto del pánico: "Apagué el teléfono móvil porque no quería ver como la gente me decía que iba de sobrada". El por si acaso, para no recibir el odio.

La atleta tiene algo que la diferencian de otros, siempre es sincera. Si Pablo Motos le dice que menudo salto dio, ella confiesa que no fue para tanto, que su objetivo era hacer un buen salto en el primero, pues tiene la rodilla jorobada, pero que se lo declararon nulo. Podría haberse venido abajo, pero no. Salto todos los demás y fue en el quinto cuando se dio cuenta de que podía proclamarse campeona. "No es lo que quería, pero me quedé satisfecha", confesó. Tampoco se conforma con el todo, siempre quiere más. Su sueño: saltar 15 metros. No lo ha hecho nunca, pero es su sueño. Y conociéndola, lo hará.

Y entre medias de esa presión que se mete ella sola como buena deportista y competidora, la presión del exterior, la peor. Ella se habla a sí misma y se habla bien. Lo ha trabajado mucho. Está convencida, y de momento le ha funcionado, que "como nos hablamos a nuestro yo interior es muy importante". También se habla cuando vienen las vacas flacas, las de las críticas, las de los ataques, las de las polémicas. Y aunque siempre los ha recibido, este año ha sido peor, mucho peor.

"Fueron unos días un poco duros", afirmó cuando Pablo Motos le preguntó por los días previos en los que ella no se veía ganando. "Recibí unos mensajes muy duros y me llegué a replantear si lo estaba haciendo bien. Aunque soy deportista tengo redes sociales y me gusta tener feed back con mis seguidores. Tengo filtros, pero algo malo lees y, además, no es bueno que todos los mensajes sean positivos. Hoy doy gracias de que no me digan solo cosas bonitas y me pongan los pies en la tierra", relató. Siempre positivo, nunca negativo.

La sinceridad de Ana Peleteiro

Y entonces llegó la pregunta y, probablemente, la razón de ese odio incrementando en los últimos meses: el cambio de entrenador. "Has cambiado de entrenador después de ocho años, a Iván por tu marido Benjamin. Y cómo se suele decir, donde tengas la olla...", más claro no lo podía preguntar Pablo Motos. A buen entendedor...

Ana Peleteiro decidió que su marido Benjamin Compaoré iba a ser su nuevo entrenador. Dejó a Iván, el que había sido su entrenador durante ocho años y las hordas se le echaron encima. "Yo tengo muchos defectos y no me importa asumirlos porque también hacen mi personaje y si algo me define es haber tomado decisiones complicadas y casi siempre me han salido bien. Y creo que esta vez tampoco me he equivocado al cambiar de entrenador", aseguró la deportista.

Según Pablo Motos, Ana Peleteiro tomó la decisión una noche de insomnio, aunque en realidad, según desveló ella anoche, era algo que venía pensando desde hacía tiempo: "Se fue tomando poco a poco. El deporte para los deportistas es duro y si tienes resultados te lo devuelve, pero para los entrenadores, no. Me costaba decirle a Iván que quería un cambio. Incluso llegué a decirle que me estaba planteando contarle que quería tener otro bebé e irme a Galicia como excusa. Y el me dijo "me has regalado dos años", que no me preocupase y que me fuese a mi casa ".

"Ahora está todo mezclado", le dijo Pablo Motos, pues ahora su marido es su pareja, pero también su entrenador. "Tengo tanto respeto por nuestra relación de pareja que ahora mismo cuido mucho mi relación con Benjamin y con quien trabaja conmigo. A lo largo de estos años gracias a la terapia he aprendido a tratar a los demás y sobre todo a los que trabajan conmigo". La sinceridad de Ana Peleteiro.

En casa dice que es Ana, "tengo mi carácter y se aguanta". Pero cuando llegan a la pista "deja de llamarme baby y me llama Ana". "Aquí somos entrenador y atleta, pero somos marido y mujer y voy apoyarte en todo. El crecimiento de uno es el crecimiento de los dos. Que yo salte bien demuestra que él es un entrenador de la hostia", sentenció Ana Peleteiro para aquellos a los que le quedaban dudas.

Porque Ana Peleteiro intenta mantener los pies en la tierra. "El impulso cuando hablan muy bien de ti puede servir para volverte gilipollas o para volar", le dijo Pablo Motos. Ella lo tiene muy claro: "No le hago caso a los piropos porque igual que te dicen piropos al día siguiente te están enterrando. Cuando ganó una medalla vuelvo a casa, estoy con mi familia, me tomo unas cañas y me voy de fiesta con mis amigas". Lo que vendría a ser "un buen pedo", le señaló el presentador. "No, ya no porque antes sabe todo el mundo que me bebía unos buenos cubatas. Ahora solo bebo vino. ¡Bendito vino!", respondió. De nuevo, la sinceridad de Ana Peleteiro.

Dice Pablo Motos que a todos los deportistas de élite que como Ana Peleteiro han triunfado a base de mucho esfuerzo siempre les pregunta qué consejo le darían a una niña de 10 años que quiere dedicarse a lo suyo. Ana Peleteiro lo tiene claro, clarísimo: "A los 10 años solo hay que decirle que disfrute porque ya tendrá un padre y una madre que la presionarán. Mis padres era, primero, los estudios, después que disfrutará y después que me responsabilizase. Mi padre me inculcó la determinación. Si quieres hacer esto, hazlo bien".