El primer paso es tener una alimentación rica en frutas y verduras. ¿Cómo influyen estas en la duración de nuestro bronceado? Fácil, las vitaminas que contienen determinarán su grado. Los alimentos idóneos son los que sean ricos en betacarotenos, la proteína que aporta color a la piel de forma natural. Y se encuentran en vegetales como el tomate, la zanahoria, la naranja o el pimiento.
Así que sigue dándole al gazpacho, come zanahorias en tiras como crudités y no olvides tomar tu zumo de naranja. Además, los alimentos que contienen vitaminas C, B y E evitan la deshidratación y la descamación de la piel, y como consecuencia alargan el bronceado.
Si aun así precisas hacerte con dosis extra de vitaminas, no te olvides de la nutricosmética. La esteticista Carmen Navarro afirma que estos productos, "al estar cargadas de vitaminas y oligoelementos, aportan a los melanocitos (las células encargadas de activar la melanina) las herramientas para defendernos frente a los rayos UV".
El segundo paso sería la exfoliación, que debe hacerse antes, durante y después de la exposición al sol, pues la piel debe estar preparada. Es recomendable hacerse un 'peeling' corporal con hidratación profunda y al volver de las vacaciones utilizar lociones fijadoras. Este 'peeling' elimina las células muertas y el sol se fijará mejor en la piel.
Hidratación y otras ayudas
La piel siempre debe estar muy bien hidratada. Para ello, es aconsejable seguir utilizando un aftersun, y más todavía si contiene algún ingrediente que ayuda a mantener el tono.
En último caso, puedes recurrir a los productos específicos para potenciar el bronceado, como por supuesto los polvos de sol, que proporcionan un toque dorado, como si acabaras de tomarlo, o un aceite intensificador, que da luz y brillo a la piel. O algo muy sencillo: el bálsamo labial aplicado en el hueso del pómulo, el arco de cupido, los hombros y el escote. Te dará un toque irisado y natural.
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