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Aunque sus orígenes se remontan a los años 50 del siglo pasado, los maletines de la Señorita Pepis, desde el kit de enfermería al tocador, han sobrevivido hasta hoy: el centro de belleza repletito de sombras de colores con busto incluido para maquillarlo se vende en ToysRUs por 60 euros. Desde su nacimiento, han sido una constante en las cartas a los Reyes Magos. "Recuerdo cuando era pequeña y en Navidad salió el maquillaje de la Señorita Pepis, ¡vaya locura! Todas lo queríamos, ya no teníamos que ir al neceser de mamá", recuerda Marta Arce, maquilladora y codirectora creativa de la marca U/1ST.
Nada nuevo bajo el sol esto de experimentar con las brochas en la más tierna infancia, como argumenta la psicóloga clínica Luz Cózar: "Desde una perspectiva del desarrollo, Erik Erikson describe la etapa de la adolescencia temprana (10-13 años) como un período de exploración de la identidad, donde se busca una definición de la personalidad a través de la imitación de figuras de referencia (padres o modelos sociales); iniciarse con el maquillaje puede ser una forma de explorar roles y desarrollar autonomía". Este interés forma, pues, parte del proceso natural del autodescubrimiento en la preadolescencia, pero "es importante distinguirlo de una obsesión poco saludable por la apariencia y del uso excesivo, cuándo deja de ser un juego inocente y ocasional y pasa a transformarse en una práctica habitual que puede afectar a la salud física y mental de las niñas", reflexiona Clara Pi, directora de comunicación de Stanpa.
Por eso, que hoy un adolescente quiera por Navidad un gloss, un colorete o un iluminador, los productos más populares entre la generación Alfa (nacidos desde 2010), hace que el mismísimo Papá Noel se hunda en una disyuntiva hamletiana frente a un busto de la Señorita Pepis en lugar de ante una calavera: regalar o no regalar cosmética a los más jóvenes, he ahí la cuestión. No es de extrañar que se devane los sesos. No puede olvidar él, ni nadie, que 2024 ha sido el año de la cosmeticorexia adolescente y de los Sephora kids, menores obsesionados con la belleza, bautizados así porque corretean por las perfumerías a la caza y captura del último brillo de labios que haya llevado su influencer favorito en tutoriales que, a veces, "refuerzan la idea negativa de que verse bien es esencial", señala Estefanía Hita, docente del Máster Universitario en Tecnologías de la Información y la Comunicación Aplicadas a Educación de la Universidad Internacional de Valencia. TikTok, YouTube e Instagram son las plataformas donde más siguen a sus gurús digitales según el estudio de 2023 Digital Fit de la Fundación Mapfre, pero este bombardeo no se limita a ellas; "está en la televisión, en las conversaciones cotidianas y en la publicidad. En casa, en el colegio o en la calle, niñas y cada vez más niños están constantemente expuestos a mensajes que asocian belleza con éxito o pertenencia", señala Hita.
Maquillaje que sí: cuándo y cómo
Si en el pasado los regalos de Navidad más controvertidos podían ser una Barbie o un videojuego violento, maquillaje y cremas hacen temblar hoy a los padres ante el gran dilema: ¿cuándo es buen momento para que empiecen a usar cosmética? Porque la generación Alfa no maquilla el busto de la Señorita Pepis, se maquilla a sí misma... "Se puede fomentar una relación saludable y positiva desde la educación y el acompañamiento para que integren su uso como una herramienta de cuidado personal y expresión, en lugar de como una obligación social, un recurso para sentirse más adultos o incluso una lucha contra el envejecimiento. Enseñar la importancia de una rutina básica de cuidado de la piel o introducir el concepto de maquillaje como un instrumento que, adaptado al momento y necesidades, permita realzar sin ocultar o cambiar puede ayudar a crear una generación más consciente y segura de sí misma en relación con su imagen», defiende Clara Pi.
El "Houston, tenemos un problema" aparece cuando se traspasa la fina línea del querer cuidarse bien con una crema hidratante o un brillito de labios a utilizar productos antiedad, adults only. No hablamos sólo en un terreno psicológico, puede que todo valga en el amor y en la guerra (y en el busto de la Señorita Pepis), pero no todo vale en el maquillaje de pieles adolescentes: el uso de cosmética no formulada para jóvenes puede tener efectos adversos como intolerancias, irritaciones, alergias y otros problemas a largo plazo. La dermatóloga Inés Escandell, miembro del GEDET (Grupo Español de Dermatología de AEDV), explica que "un adolescente podría usar cualquier producto de maquillaje siempre que resulte sencillo de retirar con una limpiadora suave, nada de waterproof".
Hay que tener en cuenta las particularidades de la piel a estas edades, como los cambios hormonales que pueden derivar en acné. De ahí que sea interesante que se elijan "coloretes o maquillajes en crema no comedogénicos, ya que se aplican en las zonas centrales de la cara que comienzan a ser grasas", recomienda la doctora Escandell. No obstante, advierte, el uso diario de este tipo de productos sí podría conllevar algunas complicaciones, ya que habría que desmaquillarse con cuidado por la noche, algo innecesario a estas edades porque puede alterar la barrera cutánea si no se hace con productos adecuados.
Desde un punto de vista psicosocial, la teoría de la autorregulación de Zimmerman sugiere que permitir cierto grado de autonomía supervisada fomenta un manejo equilibrado de las decisiones, pero esto implica enseñar cuándo, cómo y por qué usar maquillaje como expresión creativa, no como obligación social. Por eso, para la psicóloga Luz Cózar es importante "una combinación de educación emocional, fortalecimiento de la autoestima y modelado de conductas saludables por parte de los adultos para proporcionar contextos seguros en los que explorar, acompañados de orientación consciente que fomente la resiliencia ante la presión social y los estándares de belleza". De la teoría psicólogica a la práctica física, según la maquilladora Marta Arce, desde los 12 años se pueden usar labiales hidratantes, tipo vaselinas de brillo con color, aplicándolos de manera multiusos en labios y mejillas. Otra opción son las máscaras de pestañas transparentes, incluso aquellas con ingredientes que fortalecen y nutren el pelo. "Los coloretes y sombras cremosos o líquidos de tonos naturales y juveniles pueden potenciar la luminosidad y la frescura", añade la maquilladora.
Hablemos de cremas
No solo maquillaje quieren los adolescentes. Según un estudio de 2024 de la consultora Kantar, de los 11 a los 16 años incorporan cada vez más productos a su rutina, con un aumento del uso de sérums (+125 %), cremas de noche (+22 %) y cosmética para las arrugas (+9 %) y la piel cansada (+10 %). Los dermatólogos no se cansan de repetir que sus pieles no necesitan "retinoides(no hay ningún problema en la síntesis de colágeno a estas edades), ácidos (a menos que existan patologías específicas) ni antioxidantes (como la vitamina C), ya que con una protección solar se evita el daño a largo plazo", argumenta la doctora Escandell. Sí que pueden iniciarse en rutinas básicas que además los eduquen en la importancia del cuidado.
A diferencia de los gurús de Silicon Valley que piensan que a sus hijos el móvil cuanto más tarde mejor, José Ginestar, director científico de Sisley, defiende que sus hijas, desde los 14-15 años, usen cremas hidratantes y protección solar -"un producto de salud pública"-, "para prevenir problemáticas posteriores". Como pistas a sus majestades de Oriente, en pieles sanas, a partir de los 12 años, la doctora Escandell aconsejaría el uso de un limpiador facial adaptado a sus características (es probable que la piel facial ya sea más grasa) y cosmética solar. A medida que la adolescencia avanza hacia los 18, "el uso de hidratantes una vez al día puede ayudar a evitar cualquier alteración en la función barrera; añadir un producto de noche también hidratante puede ser interesante, manteniendo una buena limpieza".
Educar y acompañar sin prohibir
Quienes en sus infancias no tuvieran el maletín de la Señorita Pepis, probablemente le robaran el maquillaje a sus madres. Así lo hacía yo, pese a que mi progenitora me tenía terminantemente prohibido usar su lápiz de ojos negro a mis 15 años; con nocturnidad y alevosía se lo raptaba finde tras finde. Sirva este saltarse el "no" a la torera como ejemplo para ilustrar a los padres que dudan cómo actuar ante una carta de deseos navideños cosméticos. Luz Cózar es de la escuela de "educar, no prohibir; proporcionar información y contexto fomenta habilidades críticas en los niños, explicar por qué el maquillaje puede ser divertido, pero no una necesidad, ayuda a desarrollar una relación saludable con la imagen personal". A su vez, los padres y educadores deben reforzar mensajes positivos y animar a desarrollar intereses que no estén ligados únicamente a su apariencia, "además de hablar sobre la autoestima y la belleza más allá del físico y de estereotipos", subraya Clara Pi.
El mensaje final sería, según Cózar, que no te preocupes si tu hija quiere maquillarse o cuidarse la piel, y no sólo la del busto de la Señorita Pepis; no ha perdido su infancia, está explorando quién es y es mejor hacerlo en un momento compartido con los padres. Eso sí, como concluye Begoña Iranzo, directora del Máster Universitario en Psicología en la Infancia y Adolescencia de la Universidad Internacional de Valencia, no hay que olvidar que a los niños hay que "ayudarlos a entender que no necesitan maquillaje o una imagen perfecta para ser valorados, sino que cada persona es única y valiosa tal como es".