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"La capa es una pieza más importante, en realidad, que el vestido" negro también de Balenciaga que lleva la Reina en esa fotografía, según ha explicado Josep Casamartina i Parassols, creador y vicepresidente de la Fundación que gestiona la colección Antoni de Montpalau, que alberga habitualmente esas piezas.
La capa tiene dos aberturas laterales que dejan al descubierto el antebrazo y era, según el experto, "habitual en aquella época para que la señora que la portara los cubriera con guantes".
Ropa de exposición
No es la primera vez que se expone este conjunto de noche, compuesto en realidad por un vestido beis y abrigo capa, datado en 1962, de raso en seda salvaje fucsia, ya que el Museo Thyssen también lo exhibió durante la exposición Balenciaga y la pintura española en 2019, en la que la pieza dialogaba con dos cuadros de Francisco de Zurbarán, Santa Casilda y Santa Isabel de Portugal.
Los orígenes
"El conjunto", detalla Casamartina, "tiene una historia singular. Balenciaga lo confeccionó para la condesa de Torroella de Montgrí y marquesa de Robert, María del Carmen Ferrer-Cajigal de Robert, para la boda de Don Juan Carlos y Doña Sofía en Grecia".
Por su parte, el vestido negro palabra de honor en tul de seda drapeado sobre faya de seda, de corte sirena, que luce la Reina perteneció a Maria Junyent, hija del pintor, escenógrafo y coleccionista Oleguer Junyent, "amigo y vecino de Balenciaga durante su etapa en Barcelona", indica el experto en vestuario.
Un vestido que fue expuesto en el Museo del Traje durante la muestra La edad de oro de la alta costura (2010) y también en el Museo Balenciaga de Guetaria Balenciaga y la alta costura en Barcelona (2013)."Está datado en 1948, cuando el maestro comenzó a hacer ese tipo de drapeados, pero la forma del traje ya coincide con los diseños de años posteriores, de 1949 a 1952", señala Casamartina, haciendo referencia a otras creaciones similares.
Alta Costura en Barcelona
Casamartina explica que la consolidación de la de la costura barcelonesa llegó con el establecimiento de Pedro Rodríguez en 1919, además de la apertura de una tienda de Lanvin en 1920 y la Exposición Internacional de 1929, y se consolidó con las convocatorias de la Exposición del Arte del Vestir y Salón de Creaciones iniciadas a partir de la primavera de 1935.
"Cristóbal Balenciaga se estableció en la ciudad condal ese mismo año. La guerra civil española truncó sus planes, al tiempo que le proporcionó la ocasión de dar el salto definitivo a París", continúa.
La muestra de Milán
El vestido y la capa se volverán a exhibir en Balenciaga Shoes from Spain Tribute, exposición para la que la Fundación Montpalau ha prestado otras ocho piezas y con la que la Federación del Calzado quiere rendir homenaje al maestro en el Palazzo Morando de Milán, uno de los edificios históricos de la ciudad, situado en el conocido como cuadrilátero de la moda.
Balenciaga retomó la actividad de sus casas en San Sebastián, Madrid y Barcelona tras el fin de la guerra, al igual que la costura catalana, que daba un paso mas en su afianzamiento con la creación en 1940 de la Cooperativa de Alta Costura, organización liderada por cinco grandes modistos basados en Barcelona: Pedro Rodríguez, Manuel Pertegaz, Asunción Bastida, Santa Eulalia y El Dique Flotante.