COMPAÑÍA ANTONIO NAJARRO
Espectáculo: 'La Argentina en París: El Contrabandista + Sonatina', por la Compañía Antonio Najarro / Dirección artística y coreografía: Antonio Najarro / Dirección escénica: Carolina África / Compañía: Ethan Soriano, Celia Ñacle, Daniel Ramos, Alejandra de Castro, Cristina Carnero, Lidia Gómez, Álvaro Brito y Álvaro Madrid / Guitarra: Jose Luis Montón / Violonchelo: Sergio Menem / Piano y cajón: Constanza Lechner / Diseño de vestuario: Yaiza Pinillos / Diseño de vídeo proyecciones: Néstor L. Arauzo y Davitxun / Diseño de iluminación: Sergio Torres / Asistente de coreografía y maestra de ballet: África Paniagua / Dirección de producción: Rubén Carreño / Asesoramiento científico: Idoia Murga Castro y Alejandro Coel / Lugar y fecha: Teatro Villamarta. 25 de febrero de 2025.
CALIFICACIÓN: ****
En los años veinte del siglo pasado, París fue una ciudad sin límites creativos ni frenos morales. Es la capital que conoció Antonia Mercé y Luque, alias La Argentina (Buenos Aire, Argentina, 1890 - Bayona, 1936), pero también la que cambió el escenario de la vida artística, tanto que determinó que conformara 'Les Ballets Espagnols' (1927-1929), desde el que La Argentina marcó el despegue definitivo de la danza escénica española.
Si en el último trimestre del pasado año La Argentina protagonizó el aconsejable libro de José Rabasco Aguilar, 'Bailando en plata', es ahora Jerez la que, gracias a la Compañía Antonio Najarro, reafirma que estamos ante la médula inmortal del baile, como así lo confirmaría el crítico André Levinson, que en 1928 llegó a compararla con la gran diva rusa Ana Pavlova.
Es justo el 18 de junio de 1928 cuando Mercé aporta un momento crucial a la historia de la danza con el estreno, en el Théâtre Fémina de París, de dos ballets, 'Sonatina', de Ernesto Halffter, y 'El contrabandista', de Óscar Esplá, dos coreografías que rescata ahora Antonio Najarro y que estimamos de capital importancia, pues tanto en términos de representación como de temática y enfoques artísticos, implicaron en su día nuevas expresiones y la forja de la nueva danza estilizada española.
Partiendo de las versiones originales para piano de ambos compositores, el director musical del montaje, Miguel Baselga, ha confeccionado una partitura que facilita la visión de Najarro, coreógrafo que escoge el amplio vocabulario de bailes y danzas a fin de que los ocho bailarines de la compañía, queden engarzados en cada pieza sin apartarse del ritmo, la melodía y la dinámica, al par de abordar los cuatro estilos de la danza española: la danza estilizada, la escuela bolera, el flamenco y la danza tradicional española.
Así las cosas, 'El contrabandista' es un ballet en un acto sobre el argumento de Cipriano de Rivas Cherif reflejado por medio de cinco escenas. En ellas se representa el romance imposible entre el bandolero perseguido, José María el Tempranillo, y la condesa de Tebas, Eugenia de Montijo, lo que permite establecer pasos y formas que fijamos como señas de identidad de La Argentina en el tratamiento expresivo de la danza española.
La 'Sonatina', por su parte, es un ballet en un acto cuyo libreto se inspira en un poema de Rubén Darío. Describe la oscura melancolía de que es presa una princesa (Cristina Carnero), a la que todos los intentos por devolverle la felicidad fracasan, hasta que un príncipe (Ethan Soriano), la libera de su tristeza con un beso de amor.
Este ballet consta de un preludio y siete escenas que se versionan a la presente merced a Antonio Najarro, que nos hace constatar cuánta danza hay en cada poro de la compañía y de sus bailarines, destacando sobre manera a partir de la cuarta, la 'Danza de la gitana' en su primera y segunda versión, así como la 'Danza de la pastora' y el fandango 'El príncipe y sus lacayos'.
Lo que propone 'La Argentina en París' es, pues, la recuperación y estabilización del patrimonio dancístico, narrado a grandes rasgos, estilizando naturalmente el movimiento, pero sin demasiada afectación narrativa, y centrado en 'Les Ballets Espagnols de La Argentina' y con un vestuario y trío musical espectaculares, lo que lleva al espectador a la conclusión de que en un país multicultural en lo dancístico como el nuestro, la obra de Antonio Najarro es de gran relevancia, puesto que influye en el fortalecimiento de nuestra identidad cultural al recuperar estas dos coreografías.
La Argentina marcó el comienzo de un tiempo que introdujo nuevos cambios. Elevó la danza a un nivel nunca visto hasta entonces y posibilitó, en consecuencia, la llamada Edad de Plata, una época tan transformadora que sentó las bases para lo que habría de venir. Así que nuestra más cordial enhorabuena a Antonio Najarro por este rescate.