El año 2024 ha sido excepcionalmente tranquilo para la relación entre humanos y tiburones. Tan sólo se registraron 47 ataques en todo el mundo, 22 menos que el año anterior, y muy por debajo del promedio de los últimos diez años, que era de 70.
Mientras en 2023 una decena de personas perdieron la vida por causa de sus ataques, las muertes en 2024 también ha sido inusualmente baja, con sólo cuatro fallecidos, de acuerdo con el Archivo Internacional de Ataques de Tiburones, que lleva el Museo de Historia Natural de Florida.
Sobre las causas de esta reducción hay opiniones científicas para todos los gustos. La explicación a lo ocurrido en 2023 fue la de un año excepcionalmente caluroso, lo que lleno el agua de posibles víctimas durante más tiempo. Una mera cuestión estadística. Pero para lo ocurrido en 2024, también excepcionalmente caluroso, se apunta a la reducción de especies causada por la sobredemanda de la industria pesquera, farmacéutica y cosmética. Sin embargo un estudio publicado en la revista Nature en 2021 ya calculaba que la población de tiburones y rayas en todo el planeta se había reducido en casi un 71% desde 1970.
Estados Unidos registra sistemáticamente el mayor número de mordeduras no provocadas, una tendencia que se mantuvo el año pasado con 28 incidentes denunciados. Un ataque de una especie desconocida en la costa noroeste de Oahu, Hawái, fue la única muerte en Estados Unidos.
Con aguas cálidas y una amplia costa, Florida tuvo 14 mordeduras, más que cualquier otro estado. De ellas, ocho ocurrieron en el condado de Volusia, que ostenta el título no oficial de capital mundial de mordeduras de tiburón. Aunque no está confirmado, muchas de estas mordeduras probablemente fueron de tiburones de puntas negras, cuyas zonas de reproducción se extienden a lo largo de la costa noreste de Florida. Según apunta el informe, muchos de los tiburones de esta zona son jóvenes y aún no han desarrollado por completo la capacidad de distinguir entre los humanos y sus presas naturales, que incluyen peces, mantarrayas y otros tiburones.
En junio se produjeron una serie de ataques en el Panhandle de Florida, a menos de cuatro millas de distancia, en los que resultaron heridas tres personas. Una mujer fue mordida por un tiburón toro y luego arrastrada hasta la orilla. Menos de dos horas después, un tiburón mordió a dos adolescentes que caminaban en las aguas poco profundas por la playa de Seacrest.
A nivel mundial, los surfistas representaron el 33% de todos los ataques del año pasado. "La gente practica surf en lugares donde hay buenas olas, y donde hay buenas olas hay turbidez, y donde hay turbidez, a menudo hay peces que atraen a los tiburones. La turbidez reduce la visibilidad en el agua, lo que dificulta que los tiburones vean, y algunos de ellos cometen errores", apunta Gavin Naylor, director del Programa de Investigación de Tiburones de Florida.
Australia suele ser el segundo país con mayor número de mordeduras y muertes denunciadas. De las 13 especies de tiburones que se sabe que han mordido a seres humanos, todas nadan en aguas australianas. También se produjeron mordeduras aisladas en otros diez países, incluida una en el mar Rojo frente a la costa de Egipto en la que, según se informa, murió un hombre que nadaba fuera de la zona de seguridad. El resto fueron en Belice, Trinidad y Tobago, Bahamas, Maldivas, Mozambique, Polinesia Francesa, Tailandia y las Islas Turcas y Caicos.
El informe también subraya un incidente inusual ocurrido frente a las costas del Sahara Occidental, lo que supuso el primer ataque de tiburón del que se tiene noticia en la región. Una turista alemana que navegaba en un catamarán británico procedente de las Islas Canarias fue atacada mientras nadaba junto al barco, a 514 kilómetros del archipiélago. El incidente ocurrió en aguas internacionales remotas, y el equipo de emergencia tardó varias horas en llegar al lugar en helicóptero. La mujer murió a causa de sus heridas en el viaje de regreso.
El informe recuerda que las probabilidades de ser mordido por un tiburón siguen siendo "increíblemente bajas". Aun así, el Archivo Internacional de Ataques de Tiburones ofrece una lista de recomendaciones para reducir aún más el riesgo de sufrir una mordedura, como quitarse las joyas reflectantes antes de entrar al agua y evitar las zonas donde haya gente pescando.