CRÓNICA
Entrevista Ruth Baza

La española que acusa a Depardieu: "Me lamió toda la cara, la boca. No pude moverme. Me puso la mano en la ingle. Fue una invasión total de mí"

Conversamos y reconstruimos la historia de la escritora y periodista que acusa a Gérard Depardieu de agresión sexual. Fue a París a entrevistar al actor, en 1995, y lo que ocurrió -en sus palabras- ha marcado su vida para siempre. Recalca: "No es un acto feminista... Denuncio por las otras victimas"

La española que acusa a Depardieu: "Me lamió toda la cara, la boca. No pude moverme. Me puso la mano en la ingle. Fue una invasión total de mí"
Foto: Carlos Martín
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  • Todo el tiempo conectado/ te quedaste sin mí... / Poco a poco pasa el tiempo, corazón roto / Todo lo que quiero es hundirme en tu mirada... / Daría lo que fuera por decirte que me dejes en paz. [Rusowsky]


Ruth Baza se presenta al encuentro con sus papeles: su diario, la denuncia policial, el escrito original con la entrevista a Gérard Depardieu... Está débil, mide 165 centímetros y pesará unos 40 kilos (o menos). Llevamos conversando por teléfono largas horas —seis, siete, ocho...— durante las últimas semanas. Todo para reconstruir lo que, según su relato ante la policía española y lo que escribió en su diario entonces, le hizo el actor Gérard Depardieu en París, en 1995, en el transcurso de una entrevista. «Vengo a contar lo que me pasó». Lo dice con un hilo de voz suave, casi un susurro.

P. ¿Por qué denuncia tras tanto tiempo?

R. Porque mi mente bloqueó el suceso hasta el año pasado. Porque es mi obligación que se sepa. Por las otras victimas. Porque las personas que sufren abusos en general deben saber que tienen derecho a hacerlo. Por cómo se pasa. Esto es como el duelo. Cómo se puede llegar a olvidar hasta que un día surgen los recuerdos y debes enfrentarte a.....

La semana pasada, Depardieu tuvo que declarar en una comisaría de París. Estuvo ocho horas defendiendo su inocencia. Más de 15 mujeres le acusan de abusos sexuales. La mayoría de los casos, incluyendo el de Baza, están prescritos. Pero han de ser escuchadas. Baza acepta relatar detalladamente lo que en su memoria, en comisaría y en su diario— sucedió.

"No sé cuánto tiempo duró aquello... Pregunté dónde estaba el cuarto de baño. Otra vez a llorar. No podía gritar. Vomité. Me puse agua fría. Me quería morir. Me mojé la cara con agua fría. ¿Como salgo de allí? Me lavé lo que pude, me puse las gafas de sol, fui al despacho. Me despedí"

Se presenta en el hotel Casa Consistorial de Fuengirola. Saca de una caja, sellada con un lazo blanco, que atesora sus recuerdos de aquella época. Nunca ha sido una mujer convencional. Fue una precoz periodista de éxito. Estudió en la NYU (Universidad de Nueva York). No acabó la carrera, pero desde EEUU ya publicó para distintos medios. Escribió en EL MUNDO. Sólo entre 1993 y 1998 —cuando ella contaba 21 y 26 años— nuestro archivo acumula 127 folios de textos suyos. Había conversado con Mariah Carey, Slash, Manu Chao... entre otros. En 1995, tras mucho bregar, consiguió una de las pocas entrevistas —quizá la única— que Depardieu, uno de los titanes de la cinematografía europea, ha dado a un medio español.

Según su testimonio, al que ahora ha dado forma de denuncia y que antes escribió como diario, el actor célebre por papeles como Cyrano de Bergerac o Cristóbal Colón la agredió sexualmente. Sobre estas líneas, la denuncia policial, el diario de ese año y el escrito original de ese encuentro.
Según su testimonio, al que ahora ha dado forma de denuncia y que antes escribió como diario, el actor célebre por papeles como Cyrano de Bergerac o Cristóbal Colón la agredió sexualmente. Sobre estas líneas, la denuncia policial, el diario de ese año y el escrito original de ese encuentro.M.MUCHA

El encuentro, en París, tuvo lugar el 12 de octubre de 1995. Era uno de los textos estelares del segundo número de Cinemanía, la revista de cine que acababa de lanzar el grupo Prisa. Tras un estreno exitoso, Baza firmaba junto a Pedro Almodóvar, Fernando Fernán Gómez, Rosa Montero, Juan José Millas, Elena Ochoa... «Hay quien cree que aparecí de la nada», recalca, mientras toma un trago corto de agua. Ha traído tres de sus diarios personales. Son de 1995, 1996 y 2010. Se pueden diferenciar el tipo de papel, la tinta, la encuadernación. Incluso la forma de escribir cambia con el tiempo. Es la misma letra, pero el trazo se transforma.

Cada página está enumerada; en la esquina inferior derecha de la portada, hecha de cartón reciclado, el año. «Nunca vuelvo atrás sobre mis diarios. Escribo, los guardo en mi vitrina y ahí se quedan». Lee una parte de 1996. Otra de 2010. Se prepara para tener la fortaleza de leer las nueve páginas de aquel octubre de 1995. Donde describe con detalle lo que sucedió —en sus palabras— el día 12, en la avenida George V de París.

En la entrevista que se publicó en Cinemanía, cual si fuera un ejercicio psicoanalítico, se sueltan ya dos frases premonitorias. Describe el rostro del «monstruo» Depardieu: «Está demacrado, su imagen es tan distinta de sus personajes gordos y echados en hombros que confunde, pienso que es otro, otro con su nariz de Cyrano y el aura de un monstruo». A una pregunta de Baza, Depardieu responde: «Me siento como Jekyll y Hyde constantemente».

Durante nuestras distintas conversaciones, ella define lo que recuerda. «Lo que pasó en ese momento, en esa entrevista, es una tragedia en tres actos», refiere la periodista y escritora española. En su habilidad enciclopédica, ha podido recopilar sus pruebas. Incluye la tarjeta de visita de Michel Bordeau de Roissy Films, donde está la dirección donde se realizó la entrevista.

Ocurrió el 12 de octubre de 1995 en el 10 de George V. Según su testimonio, Gérard Depardieu la agredió sexualmente. Y así lo declaró, en la comisaría de Torremolinos, en diciembre de 2023. «Fueron cuatro horas de declaración». Nos presenta la denuncia. Allí está su rúbrica, en el texto se hace hincapié que mentir en un escrito policial es delito. Ha conversado con nosotros varias horas durante las últimas dos semanas, tras saberse que a Depardieu le habían detenido por dos denuncias en Francia. Las otras, unas 15 más en total, como la de Ruth, ya han prescrito. «Soy consciente. No se le va a castigar por lo que me hizo. He llegado tarde. No voy a castigar a Depardieu».

"Lo que sucedió fue una tragedia en tres actos. Viví al ser violento, al humano y al Depardieu que me invade sin que lo quiera... Él no se fue con la consciencia de haber hecho algo malo..."

Ruth Baza mira a los ojos. Parpadea apenas. Su rostro es sereno. Mantener la calma no le es sencillo. Tras padecer lo que ella llama su «enfermedad» desde los 11 años, como si fuera un brazo, o una pierna, parte de Ruth Baza, le cuesta ser ella misma. La anorexia, su anorexia, le ha hecho tanto daño... Ha llorado tanto en estos días.

A petición de Crónica, nos ha mostrado su diario personal escrito a mano de 1995, la denuncia ante la comisaría de 2023, las tarjetas de visita, el texto original que envió a Cinemanía, sus apuntes... «No tengo nada que esconder».

Es una narradora y cuenta todo con poderosa sencillez. El viaje de Madrid a París para encontrarse con el actor. Había ilusión y admiración. «Era 12 de octubre». Día de la Hispanidad. «Él era Colón para mí». Para ella, que le gusta pensar en que hay hechos conectados, destinos y momentos precisos, era una señal. Relata su arribo al aeropuerto, los problemas logísticos con la productora española, sus discusiones con los organizadores del encuentro. Depardieu tenía —tiene— fama de díscolo y truhán. Lo refrendó, para ella, ese día.

La vanidad ha sido desde su éxito el primer pecado capital del actor francés. Salió del peor de los infiernos. Fue prostituto. Es hijo de Dedé, un iletrado que apenas podía escribir dos palabras. Ha sido ladrón. Contrabandista. Boxeador. Guardaespaldas de meretrices... Hasta que decidió ser intérprete. Descubrió, en el Théâtre National Populaire, que ese podía ser su camino. Pocas historias ha interpretado tan poderosas como su propia vida. Actuó para Bertolucci, Alain Resnais, Ridley Scott, François Truffaut... En 1995, cuando se produjo el encuentro con Ruth Baza, era ya el mejor ejemplo del sueño francés.

La entrevista a Depardieu se publicó en noviembre de 1995. Firmaban en 'Cinemanía' (Prisa) personalidades de la talla de Almodóvar.
La entrevista a Depardieu se publicó en noviembre de 1995. Firmaban en 'Cinemanía' (Prisa) personalidades de la talla de Almodóvar.ARCHIVO RUTH BAZA

Repite. «Lo que sucedió conmigo fue una tragedia en tres actos. Primero el ser violento. Después el ser humano. Y el Depardieu que me invade sin que lo quiera». En un primer momento, según nos describe Baza, «su aliento olía a vino». En su relato, se comportaría irascible y despiadado. Tanto que ella se rompe de la impotencia. Nunca la habían maltratado de ese modo. Sus respuestas eran monosilábicas. Imposible publicar nada.

Tras su sollozo, Depardieu tiene compasión. Es la siguiente escena. Cuenta que está preocupado por su hijo Guillaume. Acababa de tener un accidente de moto. Reconocía que había descargado su ira con ella. Tras ello, él y ella lloran. En el escrito original que envió a Cinemanía se recoge ese momento. Los dos compungidos. Después seguiría la entrevista, la que se publicaría en el número de noviembre de ese 1995... En una pregunta se nota perfectamente cómo se había reconducido. Cómo, en ese segundo acto, donde se muestra al Depardieu compasivo incluso, ella ve su humanidad...

P. Antes de conocerle le veía como a un gigante, enorme y desmesurado, creo que ahora es Don Quijote.

R. (Se ríe) Muchas gracias, me encanta lo que me dice. Don Quijote es un personaje que me gustaría llevar a la pantalla; es tan sencillo e inocente, tan humano, que nadie se resiste a sus encantos. Nunca antes me habían comparado con él y es todo un halago...

Apagó la grabadora. En los recuerdos de Ruth Baza todo cambió en ese instante. Comenzó a verse rodeada por el gigante de más de 100 kilos que podía con ella. «Estaba inmóvil... Me besaba en la cara con frenesí y me pedía perdón al mismo tiempo. Me decía que era preciosa... No sentía nada por dentro. ¿Por qué yo? Y su mano...».

"Me he culpado tanto por olvidar. Guardé mi diario durante años y cuando me enteré de lo que sucedió a otras lo volví a leer. Eso también me había pasado a mí"

«Me lamió toda la cara. Toda la boca. No pude moverme. El único que hablaba era él. No podía decir nada. No sentía nada. Así lo escribí en mi diario. Aquello no estaba bien y no estaba ocurriendo...». Era la negación que, apunta, le acompañaría durante décadas. Que le hizo ocultarse. Que la deprimiría. Su versión es la misma en el diario, en la denuncia policial, en las conversaciones... «Me puso la mano en la ingle. ¿Por qué? ¿Qué pasó? ¿Qué pasó? No sé cuánto duró. No podía pensar con claridad. No estaba bien... Mirándome, volvió a hacerlo. No podía moverme. Yo, una periodista... Depardieu y yo. ¿No es una locura?».

«Simplemente terminó. Me tenía atrapada. Yo no le tocaba... Me puso la mano en la ingle... Fue una invasión total de mí».

El tormento que rememora se explica en una frase suya. «Parecía la escena de una película francesa precisamente de estas que describen historias de amores imposibles que explotan en pasión y que mueren después por violencia»... Resuena la palabra «violencia». De algo estaba segura. «Escribí lo que pasó en mi diario. Cinco días después, el 17 de octubre de 1995. Nueve folios. La última página era la 258... No escribí más ese año. No podía...». Lo puso negro sobre blanco entonces. Lo reitera hoy. «No me van a creer». En esa página 258 de su diario termina de contar eso que vivió. Es el final...

"Escribí lo que pasó en mi diario. Cinco días después, el 17 de octubre de 1995. Nueve folios. La última página era la 258... No escribí más ese año. No podía..."

«Siento asco. Vergüenza. Aquellos ojos... Entrepierna. Silencio. Náuseas».

Después, reconstruyendo con ella lo que pasó a posteriori, habla de sus lagunas mentales. «No sé cuánto tiempo duró aquello... Pregunté dónde estaba el cuarto de baño. Otra vez a llorar. No podía gritar. Vomité. Me puse agua fría. Me quería morir. Me mojé la cara con agua fría. ¿Cómo salgo de allí? Me lavé lo que pude. Me puse las gafas de sol... Fui al despacho. Me despedí». Tenía una certeza: «Él no se fue con la conciencia de haber hecho algo malo».

Asegura aún hoy Ruth Baza no recordar siquiera cómo regresó a Madrid. Hay varias elipsis. Esas páginas del 17 de octubre recordando. Ese silencio de lo que pasó. Se recuperó momentáneamente. Siguió haciendo sus reportajes y crónicas. Escribió una novela titulada 'La Vida Intermitente' (Reservoir books / Mondadori), publicada en 1999. Hizo exposiciones fotográficas de muchos quilates... Hasta que todo se rompió a principios de siglo. Se le acumularon las tristezas: la muerte del padre, la agorafobia, su «enfermedad»... Y, hoy intuye que —quizá— el recuerdo que enterró.

"Las últimas palabras: 'Siento asco. Vergüenza. Aquellos ojos... Entrepierna. Silencio. Náuseas'. Un año después, el sábado 17 de febrero de 1996, escribió la página 259. Decía: 'Aburrimiento, tristeza, Depresión'"

La elipsis del olvido llegó hasta 2023... Ya había estallado el escándalo Depardieu, que para entonces era una caricatura de sí mismo. Abrazado por Putin, antes se había declarado amigo de Fidel Castro, ya había conseguido el pasaporte ruso. También se hizo qatarí. En 2018, Charlotte Arnould le había denunciado por dos violaciones. Otra actriz francesa, Hélène Darras, le acusó por cometer abuso sexual en septiembre de 2023. No eran las únicas. En abril de ese año, una investigación periodística sumó otras 13 denuncias más. Ocurrieron entre 2004 y 2022. Esto removió a Ruth Baza, que decidió enfrentarse a lo que ocurrió casi tres décadas atrás.

Fue a su diario y leyó. Fue la corroboración de los recuerdos que estaban aflorando en su mente y que ésta había enterrado durante tanto tiempo. Seguían acumulándose desgracias relacionadas. El 6 de diciembre, Emmanuelle Debever murió. Se había lanzado al Sena. Ella era una de las que había denunciado al actor. «El monstruo sagrado —era su modo de hablar de Depardieu— se permitió muchas cosas durante el rodaje» de la película Danton, de Andrezj Wajda, filmada en 1982. «Deslizando su gorda pata por debajo de mi falda para supuestamente hacerme sentir mejor y yo intentando impedírselo», había escrito en su muro de Facebook años antes. Un día más tarde, se presentó un informe de la televisión francesa con más denuncias.

Depardieu lo negaba todo. Incluso recibía el apoyo en carta firmada por 56 artistas: «No podemos seguir en silencio ante el linchamiento que ha caído sobre él, ante el torrente de odio que se ha vertido sobre su persona, sin matices». Hasta el presidente Macron ha solicitado que se respete su presunción de inocencia. «Cuando se ataca así a Gérard Depardieu, lo que se ataca es el arte».

Retratada el jueves 9 de mayo. Aparte de su dedicación a la escritura, Ruth Baza (Madrid, 1972) es también fotógrafa y coleccionista.
Retratada el jueves 9 de mayo. Aparte de su dedicación a la escritura, Ruth Baza (Madrid, 1972) es también fotógrafa y coleccionista.Carlos Martín

Se ha defendido él mismo. Con entrevistas donde rechaza tajantemente las acusaciones... Quizá todo hubiera cambiado si se hubiera revisado una entrevista de 1978 donde habría confesado que él participó siendo muy pequeño en varias violaciones. Depardieu lo negaría años más tarde, en 1991, cuando la revista Time recordaría sus palabras. «No lo hice. Respeto demasiado a las mujeres». Los testimonios de más de una decena de ellas le rebaten. Dicen sentirse desprotegidas y atacadas...

P. ¿Quién te defendió? ¿A quién tienes que agradecer?

R. A la policía que me atendió en comisaría. A la doctora Victoria Páez, por todo lo que ha hecho y está haciendo por mí.... Sin ella, hoy no habría existido. Te lo aseguro... Me quedé sin rostro y ella poco a poco me está devolviendo las facciones... A mis amigos, quienes me han acompañado en este camino de dolor durante estos meses. A los que me han escuchado.

P. ¿Por qué ha dejado pasar tanto tiempo?

R. Me he culpado tanto por olvidar... Guardé mi diario durante años y cuando me enteré de lo que sucedió lo volví a leer. Eso también me había pasado a mí...

P. ¿Le influyó el movimiento #MeToo?

R. En absoluto. No hago esto por feminismo, ni por el #MeToo... Hablar en alto, denunciar, escribir como he hecho sobre ello, en este caso, no es una cuestión ideológica. No es un acto feminista. Ni una heroicidad. No soy pasto de influencias. Soy librepensadora y humanista. Es catarsis y también espero que mi testimonio sirva a otras victimas para que hablen...

Hay un silencio antes del final de nuestra conversación. Camina con su bastón en dirección a la puerta... Lo ha dicho todo. Sonríe, como si se hubiera liberado de aquello que le hacía tanto daño. Da las gracias antes de decir adiós...

POST DATA

El 14 de diciembre de 2023 a las 13 horas y 32 minutos se presentó Ruth Baza en la comisaría de Torremolinos. La escucharon durante cuatro horas. Llevó sus pruebas, sujetando con fortaleza su diario. Dejó de escribir en él hasta el año siguiente. Otro diario. Otro año. Página 259. Sábado 17 de febrero de 1996... «Aburrimiento, tristeza, Depresión»... Resuena el eco. «Estoy vacía por dentro».