- Comercio Trump aplaza un mes los aranceles a México y Canadá tras hablar con Sheinbaum y Trudeau
- Promesa Trump promete aranceles del 25% a México y Canadá si no cierran la frontera y del 10% a China mientras no frene la llegada de fentanilo
Donald Trump prometió emoción y ha cumplido. El presidente de Estados Unidos ha lanzado un baile de aranceles que ha instaurado un clima de incertidumbre en el comercio internacional que amenaza a toda la economía mundial y que se combina son sus amenazas a la soberanía de sus aliados Canadá, Dinamarca y Panamá.
Primero, Trump dijo que iba a subir los aranceles el 20 de enero, cuando asumiera el poder, entre el 10% y el 20% a todas las importaciones de Estados Unidos, con la excepción de las procedentes de China, el tercer socio comercial más grande de EEUU, donde el alza sería del 60%. Ese día pasó y no ocurrió nada. Pero, más de una semana y media después, el viernes pasado, el presidente de EEUU anunció la imposición de aranceles del 25% a todos los bienes procedentes de los dos mayores socios comerciales de EEUU, México y Canadá (este último, además, socio de la OTAN), y del 10% a China.
Y, con Wall Street en poco menos que caída libre por la noticia, Trump cambió de planes. Tras hablar con su homóloga mexicana, Claudia Sheinbaum, el presidente de EEUU anunció la suspensión de las tarifas con ese país durante un mes. La clave es un acuerdo para que México ponga a su Guardia Nacional a vigilar la frontera para contener el tráfico de fentanilo, una droga que causa 70.000 muertes al año en EEUU y en cuya producción se usan productos exportados por China. A cambio, EEUU se compromete a controlar las ventas de armas en Texas y otros estados del sur, que alimentan a los ejércitos privados de los carteles de la droga mexicanos.
Pocas horas más tarde, Trump habló con el primer ministro en funciones canadiense, Justin Trudeau, y se alcanzó un acuerdo similar. Canadá desplegará a 10.000 funcionarios para combatir la inmigración ilegal y gastará 1.250 millones de euros en la protección de la frontera.
Son dos compromisos que no pasan de las buenas intenciones. Y que, en el caso de Canadá, son una astracanada. Porque desde Canadá no hay más inmigración ilegal a Estados Unidos que la que hay en sentido contrario, ya que varios miles de estadounidenses viven indocumentados en su vecino del norte. La inmigración ilegal desde México a EEUU también se ha desplomado desde el verano pasado. Aunque eso no ha impedido que Trump mande con gran despliegue mediático a 1.500 militares a la frontera para detener lo que califica de "invasión". Los soldados están, además, desplegados con todo su equipo de combate, es decir, como si fueran a la guerra en Afganistán. En los últimos días, sus mandos les han informado de que los carteles del 'narco' de México quieren asesinar a Donald Trump, por lo que deben extremar las medidas de seguridad.
En cuanto a la cuestión del fentanilo, todo el debate causaría risa si no fuera hacer política con una tragedia de dimensiones inmensas. En 2023, Estados Unidos apresó 20 kilos de esa droga que estaban siendo transportados desde Canadá. Por su parte, ese país también intervino cinco kilos de fentanilo que iban viajando desde su vecino del sur. Es una situación totalmente diferente a la de México, donde se interceptaron en ese año 14 toneladas de ese opiáceo, un 89% de ellas en el lado estadounidense de la frontera.
En el caso de China, los aranceles -que en realidad son impuestos que pagan los importadores estadounidenses, no los exportadores de otros países, como Trump dice- se van a mantener. En todo caso, el hecho de que las barreras con ese país solo vayan a ser del 10%, es decir, un 60% inferiores a las de Canadá y México, "subraya la falta de interés de Trump en su siempre enfatizada competición entre EEUU y China", según declaró ayer a este periódico Stan Veuger, economista 'senior' del think tank liberal de Washington American Enterprise Institute.
Así parece estar desactivándose la que podría ser la mayor disrupción de la economía mundial desde la que causó Rusia con la invasión de Ucrania y las posteriores sanciones contra ese país. Si Trump acaba -ahora, en marzo, o cuando quiera- cumpliendo sus amenazas, hundirá en una recesión a la novena (Canadá) y decimocuarta (México) economías mundiales por tamaño del PIB nominal.
El impacto es más serio por dos razones. La primera es que los aranceles a México supondrían un torpedo en la línea de flotación de la reestructuración de la economía mundial iniciada con el Covid-19 y reforzada por la invasión de Ucrania y los ataques de las milicias hutíes al tráfico naval en el Mar Rojo, y que se resume en una palabra: nearshoring.
El nearshoring es el acercamiento de los centros de producción a los países consumidores. Eso significa que, en lugar de fabricar en China o en Vietnam, las empresas lo hagan en México o en Turquía, para así estar más cerca de sus mercados finales, en este caso, respectivamente, EEUU y la UE. Ningún país ha sido tan insistente acerca de la necesidad de que las empresas salgan de China para situarse cerca de EEUU como el propio EEUU, tanto con Donald Trump como con Joe Biden.
El nearshoring ha provocado un aumento de la inversión extranjera directa en México, no solo de empresas estadounidenses, sino también de compañías chinas y europeas atraídas por la proximidad geográfica del país a EEUU, sus bajos costes laborales, y la integración de ambas economías. Ahora, Trump ha decidido que no quiere eso, pese a que él obligó a México y a Canadá a renegociar el Tratado de Libre Comercio entre esos países y EEUU en 2020 lo que dio pie, según el propio presidente, al acuerdo más grande, más significativo, moderno, y equilibrado de la Historia".
La idea que está transmitiendo Donald Trump es que todos los tratados que EEUU ha firmado son papel mojado. El viernes, en un feroz editorial en el que criticaba la decisión de Trump, el 'Wall Street Journal' recordaba una frase del fallecido arabista Bernard Lewis que, refiriéndose a la política de Washington en Oriente Medio, había escrito que "como enemigo, EEUU puede ser inefectivo; como aliado, puede ser mortal". Porque Trump ha usado argumentos políticos para lanzar los aranceles, igual que hizo la semana pasada para obligar a Colombia a aceptar aviones militares estadounidenses con inmigrantes expulsados del país.
Acaso lo más preocupante sea la razón con la que Trump justificó, con su habitual prosa cargada de mayúsculas, los aranceles a ese país en su red social Truth. Con los impuestos al comercio, "Canadá dejará de existir como un país Viable. ¡Es duro, pero es así! Por tanto, Canadá debería convertirse en nuestro Querido estado 51 Impuestos mucho más bajos, y mejor protección militar para el pueblo de Canadá. Y SIN ARANCELES!" Dinamarca, un país que está contratando a todos los lobistas de Washington para hacer frente a las pretensiones territoriales de Trump sobre Groenlandia, ya puede ir tomando nota.