Está siendo uno de los puntos centrales en la reunión informal de los ministros de Economía y Finanzas de la Unión Europea, que este viernes y sábado tiene lugar en Varsovia. El presidente de Francia, Emmanuel Macron, también se refirió ayer a ello en una publicación en sus redes sociales. Y una alta fuente comunitaria lo apunta de manera muy clara: Europa se prepara para 90 días en los que la inversión se va a paralizar. "Se paralizará todo a la espera de lo que ocurra", incide, en referencia al periodo en el que tanto Estados Unidos como Europa se han dado una tregua arancelaria para negociar.
En ese periodo las decisiones de inversión se pospondrán en su inmensa mayoría hasta que estén claras las reglas comerciales. Hasta que las compañías tengan, al menos, algo de claridad. "La suspensión temporal de los aranceles estadounidenses durante 90 días es a la vez una señal y una apertura a la negociación. Sin embargo, esta pausa sigue siendo frágil. Frágil, porque 90 días de pausa significan 90 días de incertidumbre para nuestras empresas, a ambos lados del Atlántico y más allá" según definió el propio Macron.
Y, al mismo tiempo, esa tregua temporal no está consiguiendo calmar a los mercados, lo que no hace más que agudizar el nerviosismo. "La pausa no está suponiendo que los mercados se comporten de manera más estable. El dólar sigue subiendo, también el rendimiento del bono a diez años de EEUU... Esta es ahora mismo la principal preocupación: incertidumbre. Incertidumbre. Incertidumbre e incertidumbre", apuntan fuentes conocedoras de las conversaciones que ayer se llevaron en Varsovia y que, a buen seguro, seguirán este sábado en la capital polaca. Y añaden que existe la sensación de que la calma bursátil total no llegará hasta que haya un acuerdo entre Estados Unidos y China, algo que ahora mismo no parece ni mucho menos factible.
Todo ello, en cualquier caso, no supone que se esté cuestionando lo adecuado de la medida anunciada por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, el pasado jueves. Todo lo contrario. La pausa se entiende como una muy buena oportunidad para negociar, de llegar a un acuerdo, que es lo que siempre ha querido Europa. De hecho, ayer se volvieron a señalar ofrecimientos como los aranceles "cero" entre Estados Unidos y la UE, y se interpretó la pausa anunciada por el presidente Trump como una señal favorable para iniciar esa misma negociación.
Pero sin ser "ingenuos", como subrayó el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, antes de participar en la citada reunión de responsables de Finanzas. "No olvidemos que se han pausado solo parte de la totalidad de los aranceles que están ahora mismo sobre la mesa. Faltaría otro 10% para la Unión Europea generalizado o prácticamente generalizado, más el 25% todavía sobre acero y aluminio y el 25% también sobre el sector automovilístico. Tenemos que avanzar para un acuerdo negociado, pero un acuerdo que sea justo y equilibrado", subrayó.
Las previsiones de Bruselas
Para completar el complejo contexto económico al que se enfrenta Europa y el conjunto de la economía mundial, el comisario de Economía, Valdis Dombrovskis, ofreció las previsiones que maneja la Comisión Europea sobre el impacto que la guerra comercial tendrá en términos de crecimiento. Según estas estimaciones, Estados Unidos será la economía que más sufra de las medidas arancelarias de su propio presidente. En la actual situación, Bruselas prevé que el conjunto del Producto Interior Bruto (PIB) de la UE se contraerá dos décimas hasta 2027, mientras que el estadounidense retrocederá entre un 0,8% y un 1,4%.
Pero "si se percibe que los aranceles son permanentes o si hay más contramedidas, las consecuencias económicas serían más negativas: hasta de entre un 3,1% y un 3,3% para Estados Unidos, entre un 0,5% y un 0,6% para la UE y de un 1,2% para el PIB mundial", añadió el comisario letón.
"Estas simulaciones no pueden ser totalmente precisas, pero muestran la tendencia general de que los aranceles son perjudiciales para la economía y para la prosperidad", prosiguió en la rueda de prensa que ha ofrecido tras la reunión del Eurogrupo, a lo que añadió que "está claro" que será Estados Unidos el que se verá más golpeado por los aranceles".
En esa misma comparecencia también tomó parte la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, que evitó ofrecer medias concretas o cifras, como sí hizo Dombrovskis. Se limitó a apuntar que el organismo que dirige está siguiendo la evolución de la situación y que hará todo lo que esté a su alcance para garantizar la estabilidad. "El BCE vigila y está siempre dispuesto a utilizar los instrumentos que tiene a su disposición, y ha presentado en el pasado los instrumentos y herramientas que eran necesarios para procurar la estabilidad de los precios y, por supuesto, la estabilidad financiera, porque una no va sin la otra", afirmó.
No habló, por supuesto, de ninguna posible medida de política monetaria o de rebaja de tipos porque su mandato se lo impide. Pero eso, y volviendo a la depreciación del dólar, es algo que también se ha colado en las conversaciones de los ministros. Eso e, incluso, la posibilidad de que el euro ocupe el lugar que la divisa estadounidense puede perder como moneda de reserva mundial.