"Esper�bamos mandar un gato salvaje sobre las playas... y m�s se pareci� a una ballena varada". Bien podr�a Mourinho resumir lo de Santander como Churchill el desembarco aliado de Anzio en la Segunda Guerra Mundial. M�s que sangre, demasiado plomo en las botas, en el bal�n y hasta en las venas. Hac�a tiempo que el Madrid no luc�a tan feo, ap�tico y perezoso. Lo nunca visto en la era del portugu�s. Se esperaba, como poco, un grupo agresivo tras el aviso levantino, pero ni en eso rindi� a satisfacci�n su tropa. Ritmo cansino de botas emplomadas, abuso del bal�n largo, caraja general y esperarla al pie con la misma desidida del que trata de espantar una mosca y no logra hacerlo. Como si se multasen los desmarques y la movilidad sin bal�n. En fin, toneladas de burocracia para festejar el d�a mundial del bostezo. Un solo disparo entre los tres palos en 90 minutos hablan fatal de lo ocurrido: Xabi Alonso y �zil con los motores al relent�, y cada cual desconectado del compa�ero a su manera. Y Cristiano... inofensivo decic�ndose m�s a la protesta que al juego, peleado con esa parte del mundo que se la tiene jurada. [Narraci�n y estad�sticas: 0-0]

Irreconocibles, �son los mismos que bordaron el f�tbol en Zaragoza? Lo m�s potable fue un control de seda de Benzema a bal�n desde 40 metros que acab� en nada y algunas correr�as de Di Mar�a. Detallitos. Y ya es decir m�s que el cabezazo blandengue y aislado de Callej�n, que tuvo un estreno de 45 minutos tan anodinos como su equipo. En verdad no hubo una ocasi�n verdadera de gol hasta la manopla de acero que sac� Casillas al tremendo zambozazo de �scar Serrano nada m�s arrancar el acto segundo de la obra inclasificable. Y eso que el Racing, a priori, era una invitaci�n a recuperaci�n con un solo punto, ocho goles en su porter�a y hasta cinco o seis ausencias importantes en su once. No sufri� mucho para conservar un empate que debe dejarle henchido. S�, la �nica oportunidad de la disputa fue del pez chico. La entrada de Di Mar�a por un Callej�n acomplejado dio un poco de viveza a la funci�n burocr�tica, pero fue un espejismo con el efecto de caducidad de un par de resoplidos. Algo as� como quien abre una gaseosa y al tercer trago ya est� otra vez imbebible e inservible. Con tan poco gas es imposible.

Al Racing, parapetado atr�s, orden 'cuperiano' del que no tapa se marcha a la caseta, le sobr� solidaridad en el esfuerzo defensivo para anular las escasas�simas ganas-ideas del visitante. Empez� manteniendo una buena presi�n vig�a sobre Xabi Alonso que dificultaba el inicio y la creaci�n. Y se contamin� todo entre errores e interrupciones en el juego. Suced�neo de f�tbol, o de mentirijillas, empujones y fallos. Jairo se burlaba de vez en cuando de Marcelo sin rematar las faenas mientras a Ozil tampoco se le vio el pelo hasta casi la media hora. Am�n de un disparo de fogueo de Cristiano, los minutos corr�an sin que se tuvieran noticias de que hab�a porter�as y hasta porteros en un Sardinero que no se llen� del todo. Acaso hubo un amago de aceleraci�n visitante antes de que se acabaran los primeros 45 minutos. Eso, un amago.

Mou debi� maljurar el estreno de Callej�n por lo visto, porque en la segunda canje� al repescado canterano por Di Mar�a, que arranc� el�ctrico pero acabo diluido entre la afon�a general. El portugu�s tambi�n tuvo que tirar de Higua�n mientras C�per quitaba a Serrano para colocar a Cisma, m�s defensivo. Pero los cambios apenas mejoraron las intenciones en el c�sped porque tambi�n el Racing sac� el oficio del chico y se puso a interrumpir el juego. La primera oportunidad fue para el local con un seco disparo de Serrano que oblig� a una de las heroicidades de Casillas. Fue la parada de la noche, acaso la �nica.

El argentino C�per ganaba minutos moviendo su noria con el viejo y ya menos revolucionario Munitis, Lassana dejaba su sitio a Kak� y prosegu�a la languidez general con m�s errores en la entrega e interrupciones. Sin bandas, el grupo de pantal�n blanco y camisa negra parec�a un ejambre de polillas zumbando ca�ticas contra una pantallaz iluminada. Ceguera.

M�s porfia sin abrir el campo en su asedio mortecino ante un Racing de nota en el corte y el despeje. Ni se inmutaban los locales ante un desconocido grupo con una eficacia y pegada sobradamente conocidas. El disparo que se le perdi� alto a Di Mar�a tras rozar los guantes de To�o y una combinaci�n entre Marcelo y Kak� que acaba con un tiro mordido del primero medio metro alejado. Y Mou que no se explica la apat�a. O se ponen ganas o no hay diferencias que valgan entre un gigante que apabull� al Zaragoza 'anteayer' y un modesto de escaso presupuesto que suficiente tendr� con evadirse del furg�n de cola. Por el momento, quien est� evadido es este Real de los dos �ltimos partidos.

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