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El anuncio del pacto alcanzado para que Cataluña salga del régimen común de financiación con un modelo a la carta y el objetivo final de gestionar el 100% de los impuestos ha convulsionado territorialmente al PSOE. Aunque la dirección socialista ha dejado de momento a ERC capitalizar políticamente en exclusiva el relato y dar las explicaciones sobre la soberanía fiscal para la segunda comunidad más poblada de España, su Ejecutiva Federal, con Pedro Sánchez a la cabeza, aprobó ayer una resolución de "respaldo pleno" a este preacuerdo que permitirá la investidura de Salvador Illa como presidente de la Generalitat, previa consulta a la militancia de la formación independentista este viernes.
La confirmación tácita de que habrá una especie de cupo catalán similar al que hasta ahora se aplica sólo en el País Vasco y Navarra -las haciendas forales recaudan directamente todos los tributos y luego pagan al Estado su parte de los servicios públicos centralizados- ha puesto en alerta a varias federaciones socialistas de las regiones que se verían perjudicadas por este tratamiento "singular". Cinco de ellas ya han mostrado su malestar públicamente y ninguna lo ha apoyado de forma explícita. "Es un disparate", resumen en una baronía, donde admiten que no contemplaban que se fuera a llegar al escenario de aceptar un concierto económico que tanto en público como en privado había sido descartado por el Gobierno central.
Hasta el secretario general del PSOE andaluz, Juan Espadas, que es miembro de la Ejecutiva Federal y afín a Sánchez, elevó ayer la voz para reclamar que el techo competencial y la capacidad de gestión y financiación de su comunidad sea igual que en Cataluña. "Si este acuerdo posibilita un Ejecutivo con Illa al frente me siento mucho más tranquilo y satisfecho. A partir de ahí, lo que pueda tener de incidencia directa o indirecta en Andalucía o en otros territorios concierne a otros socialistas que no vamos a permanecer callados", advirtió, aunque al mismo tiempo quiso trasladar su "confianza" en que "el interés general esté preservado".
En la misma línea, el líder del partido en Galicia, José Ramón Gómez Besteiro, también exigió una "financiación singular" para su región "por muchas cuestiones, como la población envejecida o la dispersión". Más contundente fue el extremeño Miguel Ángel Gallardo, quien avisó que si el acuerdo con ERC supone una "quiebra el principio de igualdad" estará "radicalmente en contra" porque no supondrá otra cosa que "fallar al conjunto de los españoles".
En Ferraz daban por descontadas las críticas de los dos barones del PSOE más críticos con las decisiones de Sánchez sobre Cataluña. El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, avanzó a las pocas horas del anuncio de la soberanía fiscal catalana que es un "grave atentado a la igualdad", cargó contra el "asentimiento intolerable" de su partido y en su equipo anticiparon que este miércoles emitirá "una importante declaración institucional" al respecto. Por su parte, el aragonés Javier Lambán considera que "es una quiebra brutal de la igualdad entre todos los españoles" y que resulta "inadmisible".
Sobre las protestas en otros territorios -que Sánchez eludió en su comparecencia este martes tras despachar con el Rey-, en la cúpula socialista se limitan a decir que es "normal" que pidan que "se mantenga la igualdad" entre comunidades. Lo que no confirman es si habrá o no concierto económico exclusivo para Cataluña con el argumento que el documento hecho público ayer por ERC se desarrollará con más profundidad si finalmente la militancia del partido independentista lo avala.
El que por ahora se ha mantenido en un segundo plano es el presidente de Asturias, Adrián Barbón. En su equipo sólo señalaron ayer es que él dirigente socialista ha sido muy "claro en esta cuestión", defendiendo que tiene que haber un "acuerdo multilateral para la reforma de la financiación" autonómica, y que va a esperar a "conocer los términos más exactos" del acuerdo poder "hacer una valoración más precisa".
En su comparecencia ante la prensa, Sánchez esgrimió que la Ejecutiva Federal había validado por unanimidad el pacto en Cataluña con una única abstención -la de Álvaro Martínez, presidente de la diputación de Cuenca-, tras una reunión de dos horas en la que hubo "debate", pero "constructivo", según las fuentes consultadas. En su resolución, el PSOE se compromete a "hacerlo efectivo en los puntos donde su materialización dependa de las instituciones de carácter estatal".
"Lo importante es contar con gobiernos a nivel nacional y autonómico, sea cual sea el sistema de financiación, que crean y trabajen por la fortaleza de los servicios públicos", argumentó el presidente. "No hablamos tanto de quién recauda, sino de qué se hace con esa riqueza", agregó sobre un acuerdo del que destacó que habla de "solidaridad interterritorial".
Pese al mensaje oficial de distancia con la negociación, fuentes gubernamentales confirmaron que están "trabajando" con PSC y ERC, en alusión a que se conocía, se sabían y se decidían los pasos que se daban. También expresaron cautelas sobre lo que queda hasta que ese pacto se consume -"no será acuerdo hasta el día de la votación"- y se mostraron comprensivos respecto a que cada territorio busque y demande lo mejor en materia de financiación.