ESPAÑA
Política
Celebra este fin de semana su congreso

Yolanda Díaz reinventa Sumar para que el proyecto sobreviva en un espacio político en guerra

Entierra la ambición de dominar a sus socios y ofrece primarias para pactar con Podemos

La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz.
La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz.EFE
PREMIUM
Actualizado

Sumar remata este fin de semana su refundación en sólo un año con la celebración de su segundo congreso nacional. Lo más vistoso es que se renovará la dirección con el nombramiento de Lara Hernández y Carlos Martín como nuevos coordinadores generales. Sin embargo, esto no va cambiar en nada el liderazgo político del espacio, que seguirá en poder de Yolanda Díaz desde su rol como vicepresidenta segunda del Gobierno. Es por eso que lo más destacado en realidad es el giro total que Sumar imprime a su rumbo político. Se entierra definitivamente la hipótesis de crear un nuevo partido para gobernar a casi toda la izquierda alternativa y subordinar a la mayoría de sus socios bajo un mismo paraguas. Esto era en origen Movimiento Sumar. Hoy, desgastada por las derrotas electorales, esta formación asume que es «una pieza más» del «puzle» -lo dice su documento-. Ha perdido, así, la capacidad de imponer su línea al resto.

Y esto que culmina ahora ya se está viendo perfectamente en cómo se está gestionando en Sumar el rechazo a aumentar el gasto militar. El sector más antimilitarista está marcando el paso a Díaz y esta presión interna ha llevado al socio minoritario del Gobierno a abrazar un discurso más duro y, por primera vez, posiciones abiertamente a favor de salir de la OTAN. Los debates se están dando en mesas con todos los socios y no vienen dadas por la que aún es la fuerza motor de la alianza.

La ambición de subsumir a los partidos de Sumar -nacionales y autonómicos- en una organización estatal liderada por Díaz -la tesis con la que se fundó Movimiento Sumar en su primera asamblea, celebrada en marzo del año pasado- se fue deshaciendo a medida que las derrotas electorales fueron desnudando la fuerza real de Movimiento Sumar y el tirón actual de la vicepresidenta.

Las citas con las urnas en Galicia, País Vasco, Cataluña y las europeas achicaron a Díaz y empoderaron a sus socios, como IU, Más Madrid, Compromís, Chunta y Més, que exigieron una relación «horizontal» y una toma de las decisiones «más democrática» y «coordinada» en espacios comunes. Esta crisis, arrastrada durante meses por el conflicto casi permanente, terminó de estallar en junio de 2024, tras la debacle de las europeas.

Fue el punto de inflexión que dio pie a una nueva concepción del espacio político, que fue tomando forma los meses posteriores, y que tuvo como emblema la dimisión de Díaz como coordinadora de Movimiento Sumar.

La vicepresidenta segunda renunciaba a la convulsa vida orgánica, que estaba desgastando su imagen con la concatenación de disputas, para centrarse en salvar su liderazgo a través de lo que más y mejor rédito le ha dado: gobernar. Díaz se centraría desde ahí exclusivamente en las tareas de su cargo en el Ejecutivo para recuperar el aura de Magariños a golpe de medidas, como subir el salario mínimo, impedir que éste tribute en 2025 -como pactó ayer 'in extremis' con el PSOE- o reducir la jornada laboral -la bandera en la que está volcada como próximo hito-.

Su paso a un lado deja Movimiento Sumar en manos de personas de su máxima confianza. En los últimos meses fue una coordinadora colegiada de cuatro personas -a modo de gestora- y ahora habrá una bicefalia: Hernández y Martín; y una nueva dirección nacional sin Elizabeth Duval, una de las dirigentes emblemáticas de este proyecto que por sorpresa anunció a una semana de la asamblea que se marchaba tras comprobar las "limitaciones de la política institucional y partidista".

Díaz aparece como número tres de esta lista. Seguirá con un pie en la dirección pero sin tener que cargar con la pelea, que llegará el próximo año, de negociar una candidatura de unidad para la izquierda en Castilla y León y Andalucía para las elecciones autonómicas. La antesala de la que será la madre de todas las negociaciones: la candidatura de 2027 para las generales, con el desafío de lograr un pacto con Podemos.

Precisamente la asamblea trae también importantes novedades en este capítulo. El partido de Díaz se compromete por primera vez con la celebración de primarias para construir las candidaturas electorales. Esto no había sucedido hasta ahora.

Por un lado, sirve para reconciliarse con sus propios socios -aún escuece en Izquierda Unida cómo se hizo la lista de las europeas, que le dejó fuera del Parlamento Europeo- y le permite tender puentes con Podemos. Los morados tienen las primarias como línea roja y lo han blindado para que no vuelve a pasar lo que en las generales de 2023. Un pacto entre las partes sigue siendo muy difícil pero prometer unas primarias ya no lo hace imposible.