El oasis de tranquilidad política que suele ser Uruguay en el convulsionado Cono Sur ya no es tal. El Gobierno de Luis Lacalle Pou está golpeado por los cada vez más asombrosos detalles del caso de un gran jefe narco al que se le envió un pasaporte uruguayo por valija diplomática para que pudiera salir de prisión en los Emiratos Árabes, un pasaporte problemático del que eran conscientes tanto en la Cancillería como en el Ministerio del Interior, pero que fue expedido en tiempo récord.
¿Resultado? La renuncia del canciller Francisco Bustillo, el cese del ministro del Interior, Alberto Heber, y los peores días de Lacalle Pou, que gozaba de una consistentemente alta popularidad desde que asumió el cargo en marzo de 2020.
"La crisis se ha resuelto con la renuncia de todos los involucrados", dijo días atrás Julio María Sanguinetti, dos veces presidente del país e integrante de la coalición que sostiene a Lacalle Pou. Su versión es, sin embargo, optimista: basta con que se escuchen dos nombres, Sebastián Marset y Carolina Ache, para que el Gobierno uruguayo tiemble.
¿Quién es Marset? "Está buscado por la Justicia de tres países del Cono Sur, tiene una alerta roja de captura de Interpol desde el 3 de marzo de 2022, es requerido por la DEA norteamericana y está en el radar de los investigadores argentinos", ha resumido el diario argentino La Nación.
¿Quién es Ache? Vicecanciller de Lacalle Pou entre 2020 y 2023, renunció al cargo con información muy valiosa en sus manos: los mensajes de WhatsApp que cruzó con Guillermo Maciel, subsecretario de Interior y mano derecha de Heber en el Ministerio.
En esos mensajes, que entregó a la Justicia, también hay intercambios con Bustillo en los que el canciller le dice que no los mencione ante la Justicia y que "pierda" su teléfono móvil. Uno de los mensajes de Maciel a Ache decía lo siguiente: "Podemos saber qué pasó con este delincuente detenido en Dubai por documento paraguayo falso. Es un narco uruguayo muy peligroso. Podemos saber si sigue detenido o lo liberaron, lo cual sería terrible".
La versión del ex canciller
Bustillo, embajador de Uruguay en España hasta 2020, alega que Ache se había vuelto tan insoportable con su angustia por el asunto que, harto de ella, le dijo que se deshiciera del móvil. Pero muchos no confían en la versión del ex canciller, y en un país de 3,3 millones de habitantes, donde no es exagerado decir que todos se conocen, la hoguera de las sospechas arde cada vez más fuerte.
El argumento central de Lacalle Pou, un líder liberal de centroderecha, es que el Gobierno no disponía de elementos legales para negar el pasaporte a Marset, que es ciudadano uruguayo. Marset, de 33 años, estaba detenido desde septiembre de 2021 en una cárcel emiratí por intentar volar a Estambul con un pasaporte paraguayo falsificado.
En el momento en que se le envió de urgencia el pasaporte uruguayo no existía aún orden de detención internacional contra él, pero en los diferentes estamentos del Ejecutivo uruguayo se sabía quién era, algo evidente en las comunicaciones entre los Ministerios del Interior y de Relaciones Exteriores, en los diálogos entre Maciel y Ache, así como en las advertencias de la cónsul uruguaya en Dubai.
Allí entra en escena otro personaje clave, Alejandro Balbi, presidente de Nacional, uno de los dos grandes clubes del fútbol uruguayo, pero sobre todo abogado de Marset. Balbi se reunió con Ache para intentar acelerar la entrega del pasaporte a su cliente por valija diplomática, gestión que aparentemente fue efectiva porque se envió en poco más de un día.
El caso explotó hace dos semanas, durante una visita de Lacalle Pou a EEUU, invitado por Joe Biden a la cumbre de la Alianza para la Prosperidad Económica de las Américas. Y, si se observa quién es y de qué se acusa a Marset, la noticia no puede ser peor para el presidente.
La Nación lo define como "el patrón del narcotráfico en el Cono Sur". Con fuertes lazos con los principales cárteles criminales de la región, como el Primer Comando Capital (PCC) de Brasil, Marset tiene tatuada en una de sus muñecas la sigla PCU (Primer Comando Uruguayo) y es señalado como el ideólogo del asesinato del fiscal especial paraguayo Marcelo Pecci.
¿Quién era Pecci? Fiscal del crimen organizado en Paraguay, Pecci lideró la Operación a Ultranza PY, la mayor investigación antimafia en la historia del país. En mayo de 2022, durante su luna de miel en la isla colombiana de Barú, Pecci fue asesinado ante su esposa en la playa.
Marset, que se mueve bajo múltiples nombres y aspectos, dejó Paraguay tras la redada ordenada por Pecci y se instaló junto a su familia en la ciudad boliviana de Santa Cruz de la Sierra. Joven y atractivo, ama jugar al fútbol y está protegido por una guardia de paramilitares brasileños. Cuando se escapó de Bolivia dejó un mensaje en redes sociales: "De Bolivia me fui hace rato, así que no me busquen más por ahí. Bueno si quieren sigan buscándome, pero les cuento que estoy lejos".
"El 90% de todo lo que dicen es mentira"
El pasado domingo, Marset dio una entrevista a la periodista Patricia Martín, del Canal 4 de la televisión uruguaya. Martín voló a Paraguay y luego, vendada, tomó dos helicópteros hasta encontrarse con Marset en una casa en medio de la selva.
"El 90% de todo lo que dicen es mentira", alegó Marset, que asegura que no supo de la existencia de Pecci hasta que fue asesinado.
Al presidente Lacalle Pou se le ha preguntado sobre qué hará si le cita la Fiscalía. "Yo voy a todos lados, ¿cómo no voy a ir?", respondió.
Pero el 'caso Marset' está dejando heridas en el presidente uruguayo que, días atrás, durante la inauguración de un hospital, escuchó a alguien entre el público gritándole "narco ladrón". Furioso, señaló la prensa uruguaya, Lacalle Pou intentó cruzar miradas con el autor del grito. Sin éxito. Al oasis uruguayo le cuesta cada vez más ser ajeno a lo que sucede en el resto de la región.