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La "Xiplomacia" vuelve a Europa cinco años después

El presidente chino, Xi Jinping, inicia este domingo una gira que le llevará a Francia, Serbia y Hungría

El presidente chino, Xi Jinping, en un reciente discurso en Pekín.
El presidente chino, Xi Jinping, en un reciente discurso en Pekín.EFE/XINHUA
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La última vez que Xi Jinping visitó Europa, la Rusia de Putin no había lanzando una invasión en Ucrania y Reino Unido todavía formaba parte de la Unión Europea; en Bruselas no amenazaban con una guerra contra los coches eléctricos chinos e Italia acababa de convertirse en la primera nación del G-7 en unirse al ambicioso proyecto de la nueva Ruta de la Seda que promueve Pekín.

La última vez que el presidente chino Xi Jinping visitó Europa, en abril de 2019, en China seguían presumiendo de un prodigioso crecimiento económico, la guerra comercial con Estados Unidos estaba en su punto álgido y los altavoces mediáticos de la propaganda china no afirmaban, como hacen ahora a menudo, que las potencias europeas están sujetas a la correa del amo de Washington.

Cinco años después, Xi regresa a Europa. Era el viaje que le faltaba al líder de la segunda economía mundial después de que el largo aislamiento de la pandemia le obligara a tener que reconstruir las relaciones exteriores. Del 5 al 10 de mayo, Xi visitará Francia, Serbia y Hungría.

Son tres paradas muy calculadas: la primera, un peso pesado de la UE que camina por la ambigüedad -compartida con sus socios- de apretar la narrativa contra China y considerar al gigante asiático un rival sistémico, a la vez que no se puede permitir romper lazos por los intereses comerciales.

Belgrado y Budapest, las otras dos capitales a las que vuelve presencialmente la "Xiplomacia", término con el que algunos analistas asiáticos se refieren a la diplomacia blanda -y de chequera- del presidente Xi, comparten con Pekín la cercanía con Rusia y una mirada similar a favor de un mundo más multipolar. Además, el Gobierno chino busca ampliar su huella económica en estos países con fábricas de baterías y de vehículos eléctricos (en Hungría) y nuevas inversiones en las minas de oro y cobre de Serbia.

Pero antes de las reuniones más afables, Xi aterrizará este domingo en un París que ultima los preparativos para los Juegos Olímpicos. Allí le espera el presidente francés, Emmanuel Macron, que ha propuesto para el lunes un encuentro trilateral al invitar a Ursula von der Leyen, jefa de la Comisión Europea y una de las líderes europeas más duras con China.

Fue von der Leyen quien ordenó la investigación sobre los subsidios estatales que daban ventaja a los fabricantes de vehículos eléctricos chinos en el mercado europeo. Una medida "proteccionista" que enfureció a Pekín, al igual que una nueva investigación de la UE sobre la adquisición pública de dispositivos médicos, paneles solares y turbinas eólicas fabricadas en China. "Nos gusta la competencia leal. Lo que no nos gusta es que China inunde el mercado con coches eléctricos masivamente subsidiados", dijo recientemente Von der Leyen.

"Es hora dar un nuevo impulso al desarrollo saludable de las relaciones China-UE para hacer nuevas contribuciones a la paz, la estabilidad, el desarrollo y el progreso mundial", subrayó hace unos días un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino.

Tensiones comerciales

Sobre la mesa parisina, además de las tensiones comerciales por los nuevos aranceles que amenaza con aplicar la UE, las investigaciones antisubsidios y la preocupación por el espionaje (en las últimas dos semanas, las autoridades alemanas y británicas han acusado a seis personas sospechosas de espiar para China), estará la invasión rusa de Ucrania. Hace un año, en una visita de Estado de Macron a Pekín, el presidente francés dijo que contaba con Xi para "hacer que Rusia entrara en razón" sobre el ataque a Kiev.

Macron y Von der Leyen tendrán la oportunidad de reprender a Xi que China esté brindando respaldo económico a Moscú y que, como denuncian desde Washington, también esté vendiendo al régimen de Vladimir Putin la tecnología necesaria para la industria militar. La posición de China tras el ataque ruso ha sido clave en el deterioro de las relaciones con Europa. Este mayo, en Pekín esperan la visita de Putin, con quien Xi ha ratificado en varios encuentros la "amistad sin límites" que ambos sellaron antes de la guerra.

Tras las discusiones menos cómodas en París, el presidente chino viajará a Belgrado para encontrarse con su homólogo Aleksandar Vucic. El serbio estuvo a finales del año pasado en Pekín firmando un histórico acuerdo comercial entre los dos países, que además se apoyan mutuamente en sus posiciones de soberanía sobre Taiwan y Kosovo.

La estrecha relación entre China y Serbia empezó a preocupar a varios países europeos y observadores occidentales cuando, en abril de 2022, aviones de la fuerza aérea china realizaron incursiones encubiertas en Serbia para entregar un paquete de misiles antiaéreos comprados por el Gobierno de Vucic. Se espera que la visita de Xi a Belgrado coincida con el 25 aniversario del bombardeo estadounidense de la embajada china en esa ciudad, que tuvo lugar en el contexto de los ataques aéreos de la OTAN sobre Yugoslavia en 1999.

Xi finalizará la vuelta al ruedo europeo visitando de miércoles a viernes al primer ministro húngaro, Viktor Orban, el mayor aliado de China dentro de la UE. Hace apenas un mes, Orban firmó un acuerdo de seguridad con Wang Xiaohong, ministro de Seguridad Pública de China, que incluía, entre otros puntos, que policías chinos pudieran "patrullar" por Hungría, algo que desconcertó y preocupó a otros líderes europeos.