- Tensión Putin y Xi Jinping desafían a Estados Unidos anunciando que fortalecerán los lazos militares
La cumbre anual de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) se ha convertido en una de las pocas ventanas que tiene Vladimir Putin fuera de su fortaleza en Moscú para presumir de alianzas y estrechar la mano a colegas que se han negado a condenar la invasión de Ucrania en las resoluciones de la ONU.
Así hizo en 2022, seis meses después del comienzo de la guerra, presentándose en la cumbre celebrada en Uzbekistán para mandar el mensaje de que no estaba tan aislado como las potencias occidentales pretendían. El presidente ruso también fue protagonista en la sesión de 2023, aunque la reunión fue virtual en aquella ocasión. Este año ha sido Astaná, capital de Kazajstán, el patio en el que Putin ha tenido voz.
La OCS se formalizó en 2001 para resolver las disputas fronterizas que dejó en Asia Central la disolución de la Unión Soviética. Luego evolucionó en un foro económico regional y ahora, bajo la dirección de China y Rusia, se presenta como un creciente grupo internacional que aspira a contrarrestar el impulso de otras asociaciones de seguridad que han forjado las democracias más fuertes de Occidente y de Asia-Pacífico. En su declaración final de este año, los países de este bloque han subrayado su preferencia por un "orden mundial multipolar equitativo".
Algunos think tank ligados a Estos Unidos bautizaron a la OCS, que ya representa alrededor del 40% de la población mundial, como una especie de "anti-OTAN". El grupo, además de Rusia y China, incluye a las cuatro naciones de Asia Central (Kazajstán, Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán), India, Pakistán e Irán. La sesión de este año ha tenido como novedad la inclusión de Bielorrusia como nuevo miembro del club, aunque el principal foco estuvo en la reunión celebrada el miércoles al margen de la cumbre entre Putin y el presidente chino, Xi Jinping.
Ha sido su segundo apretón de manos en apenas dos meses y su quinto cara a cara desde la invasión rusa de Ucrania. En Astaná, Xi elogió las relaciones entre ambos países, recordando que Putin visitó Pekín en mayo para fortalecer su "asociación estratégica integral", que incluye una estrecha cooperación comercial y de seguridad. "Debemos hacer esfuerzos para salvaguardar los derechos e intereses legítimos de los dos países", señaló el líder chino.
Xi hizo referencia a la "turbulenta situación internacional y el entorno externo", y dijo que Pekín y Moscú "deberían seguir defendiendo la aspiración original de amistad para las generaciones venideras". Putin también destacó que ambos vecinos están atravesando por la "época dorada" de sus relaciones bilaterales. Ambos hablaron el jueves en la reunión conjunta de los líderes de la OCS, con Putin subrayando que este grupo está "reforzando su papel como uno de los pilares clave de un orden mundial multipolar justo".
"La sociedad humana ha llegado a otra encrucijada. Es crucial para el mundo que la OCS se sitúe en el lado correcto de la historia y del lado de la equidad y la justicia", dijo por su parte Xi durante la reunión grupal, dejando también un recado a EEUU al subrayar que existen "fuerzas externas que tratan de interferir en nuestros asuntos internos y crear divisiones".
Putin también se reunió por separado el miércoles con su homólogo turco Tayyip Erdogan, quien mostró buena sintonía con el ruso al invitarlo a visitar pronto Turquía, y el jueves con presidente interino iraní, Mohammad Mokhbar. El gran ausente de la cumbre fue el recientemente reelegido primer ministro indio, Narendra Modi, que estuvo representado por su ministro de Asuntos Exteriores, Subrahmanyam Jaishanka, quien también mantuvo un breve encuentro en privado con el presidente ruso.
Aunque Putin ha sido el protagonista de la cumbre, quien más partido saca siempre a este tipo de encuentros es el chino Xi Jinping. En Pekín aprovechan estos eventos con naciones amigas -salvo India, con quien mantiene disputas fronterizas- para seguir promoviendo lo que define como un "orden mundial multilateral", es decir, que no esté dominado por Estados Unidos.
Además, la OCS ejemplifica la expansión de la influencia china en Asia Central, donde está ganando terrero a Rusia. Pekín, bajo el paraguas de su mega proyecto de infraestructuras de la nueva Ruta de la Seda, está tejiendo lazos comerciales y energéticos cada vez más sólidos con los países que un día fueron parte de la Unión Soviética.