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Bienvenido Mr. Xi Jinping: alfombra roja para el presidente chino en Serbia y Hungría

El líder chino se anota un tanto diplomático con este efusivo recibimiento de sus dos principales aliados dentro de una Europa que amenaza a Pekín con una guerra comercial

Ondean banderas chinas, en Budapest.
Ondean banderas chinas, en Budapest.Denes ErdosAP
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La fachada de la Torre Genex, un imponente rascacielos de 35 pisos, el más alto de Belgrado, se cubrió con un gigantesco holograma con los colores nacionales de China. Debajo, acompañaba un mensaje: "Una cálida bienvenida a nuestros distinguidos amigos chinos". Un mar de banderas chinas de todos los tamaños se desplegaron por calles y carreteras. Decenas de miles de vecinos de la capital de Serbia las ondeaban con fuerza mientras jaleaban con entusiasmo la llegada del ilustre invitado. Parecía una escena de una película de Berlanga, pero con un visitante procedente del Lejano Oriente que no pasó de largo. El grito parecía ser unánime: bienvenido, Mr. Xi Jinping.

Serbia regaló el miércoles al presidente de China una aduladora y colorida fiesta de bienvenida. Similares escenas se están viviendo este jueves en Hungría. Xi ha sido recibido a lo grande, con otro baño de masas, en Budapest. El líder de la superpotencia asiática, que viaja arropado por una inusual comitiva de más de 400 funcionarios y altos miembros del Partido Comunista, incluidos varios ministros, se ha anotado un tanto diplomático con este efusivo recibimiento de sus dos principales aliados dentro de una Europa que amenaza a Pekín con una guerra comercial.

Mientras los principales líderes europeos tratan de mantener cierta distancia y han aplicado políticas proteccionistas para limitar la influencia de China en el continente, los gobiernos de los nacionalistas Viktor Orban (Hungría) y Aleksandar Vucic (Serbia) cortejan y abren todas sus puertas a Pekín, ansiosos por profundizar en los lazos económicos.

Acuerdos

Xi Jinping llegó a Belgrado con 29 suculentos acuerdos de cooperación económica y a Budapest con otros 16. Ambos países, receptores de dos tercios del total de la inversión china en Europa en las últimas dos décadas, se comprometen a continuar apoyando la nueva Ruta de la Seda, el proyecto estrella de infraestructuras del presidente chino que va a financiar la futura conexión por tren entre las dos capitales.

En las paradas de Serbia y Hungría, Xi no ha tenido que lidiar con asuntos delicados como los que trató el lunes en París sobre el respaldo a Rusia, las disputas por las subvenciones de los coches eléctricos y los derechos humanos. Aunque en público y en privado también fue cortejado por Emmanuel Macron, quien es consciente de la necesidad que tiene Francia de mantener buenas relaciones comerciales y del cada vez mayor peso del gigante asiático en el convulso tablero geopolítico.

Después de cinco años sin pisar el patio europeo, Xi ha querido trasladar con este viaje varios mensajes: el Gobierno chino busca darle la vuelta a la gran influencia de Estados Unidos en el viejo continente, quiere dejar claro que no será sencillo el desacoplamiento que promueve Bruselas para reducir la dependencia económica de China y cuestiona el papel de la OTAN como garante de la defensa colectiva.

En este último punto el líder chino fue muy transparente al hacer coincidir su llegada a Serbia con el 25 aniversario del bombardeo de la OTAN a la embajada china en Belgrado, en en el que murieron tres periodistas chinos. "Esto nunca deberíamos olvidarlo. El pueblo chino valora la paz, pero nunca permitiremos que una historia tan trágica se repita", escribió Xi en una carta publicada en un periódico serbio.

Xi visitó el miércoles el complejo de la antigua embajada para inaugurar el Centro Cultural Chino, uno de los más grandes de Europa, mientras que algunos diarios de Pekín recordaban que fueron aviones estadounidenses los que lanzaron las bombas y que no se creen la versión oficial de que fue un accidente.

Con el presidente Vucic, el líder chino exploró un acuerdo de libre comercio firmado por ambos países y reiteró el compromiso de Pekín de continuar financiando carreteras, puentes y nuevas instalaciones. También hablaron sobre la vía ferroviaria pagada por China que conectará Belgrado y Budapest, y que además tendrá enlace con el puerto del Pireo, en Grecia, controlado también por China.

Pero los proyectos chinos que más preocupan en Bruselas son los que Xi está supervisando en su viaje a Hungría, país que se encuentra en un punto medio entre su membresía en la UE y la OTAN, y su cercanía a China y Rusia. Al igual que Pekín, el Gobierno de Orban se ha posicionado en contra de las sanciones de EEUU y la UE al régimen de Vladimir Putin por la invasión rusa de Ucrania, y continúa comprando a Moscú la mayor parte de su combustible.

Mientras que la Comisión Europea está investigando las subvenciones estatales chinas a la industria de los vehículos eléctricos y está considerando aumentar los aranceles sobre la importación de estos coches desde su actual 10% para proteger el mercado europeo, Orban se dispone a abrir su país a los fabricantes chinos.

El primer ministro húngaro acompañará a Xi Jinping hasta la ciudad sureña de Pécs para anunciar que la empresa china Great Wall Motor abrirá allí la primera fábrica china de coches eléctricos en la UE.