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Lula impone su agenda contra el hambre y la pobreza, pero sufre ante un Milei disruptivo en el G-20: "Me doy cuenta con tristeza de que el mundo está peor"

Arranca la 19ª Cumbre de Líderes en Río de Janeiro, pero los veteranos echan de menos los tiempos fundacionales del foro

Karina Milei, Javier Milei, Lula da Silva y Janja da Silva, en la apertura de la 18ª Cumbre del G-20 en Río de Janeiro, Brasil, este lunes.
Javier y Karina Milei posan con Lula y Janja da Silva, en la Cumbre del G-20, en Río de Janeiro, este lunes.AFP
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Emmanuel Macron se marcó un pequeño sprint y Justin Trudeau subió haciendo movimientos de boxeo, pero la larga y empinada rampa del Museo de Arte Moderno, sede de la Cumbre del G-20 en Río de Janeiro, fue demasiado para Joe Biden: el presidente estadounidense subió por un ascensor para llegar al saludo a Luiz Inácio Lula da Silva, otro veterano que, como él, echa de menos los tiempos fundacionales del foro.

"Estuve en la primera reunión de líderes del G-20, convocada en Washington en el contexto de la crisis financiera de 2008. 16 años después, me doy cuenta con tristeza de que el mundo está peor", constató Lula en su discurso inaugural en un lunes de fuerte calor a las puertas del verano austral.

Aquella primera reunión del G-20, en 2008, se produjo durante el segundo mandato de Lula, cuando el brasileño era uno de los presidentes de moda a nivel mundial. En aquel entonces, Biden era vicepresidente de Barack Obama y un político en plena forma física y mental, lejos de la imagen del anciano que debió renunciar a luchar por la reelección y le abrió el camino de regreso a Donald Trump a la Casa Blanca.

"Tenemos el mayor número de conflictos armados desde la Segunda Guerra Mundial y el mayor número de desplazamientos forzosos jamás registrado. Los fenómenos meteorológicos extremos están mostrando sus efectos devastadores en todos los rincones del planeta. Las desigualdades sociales, raciales y de género se agudizan tras una pandemia que se ha cobrado más de 15 millones de vidas. El símbolo máximo de nuestra tragedia colectiva es el hambre y la pobreza", insistió Lula ante los principales líderes mundiales.

El presidente anfitrión logró el gran objetivo que se había propuesto para el año en el que Brasil estuvo a cargo del G-20: la oficialización de la Alianza contra el Hambre y la Pobreza. Y, por si alguno de sus homólogos no hubiera tomado nota de la situación, esta gráfica imagen dejada por Lula: "Según la FAO, en 2024 viviremos con 733 millones de personas aún subalimentadas. Eso es como si las poblaciones de Brasil, México, Alemania, Reino Unido, Sudáfrica y Canadá juntas se murieran de hambre".

Pero el hambre y la pobreza no son las únicas preocupaciones de los líderes del G-20, ni siquiera son las principales. En un mundo convulso y en transición, el ataque ruso a Ucrania de este fin de semana sumó nuevas complicaciones a la Cumbre: los miembros del G-7, y no sólo ellos, quieren reabrir el documento consensuado tras interminables conversaciones durante el fin de semana. El plan de Lula de evitar las condenas con nombre y apellido para llegar al consenso se complica. Y sin consensos, dijo Antonio Guterres, secretario general de las Naciones Unidas (ONU), el G-20 es más débil e influye menos.

Jonas Gahr Støre, primer ministro de Noruega, país invitado a esta edición del G-20, declaró que "hay que ser realista" si se quiere un acuerdo: "He visto los borradores de las declaraciones y no abordan los conflictos individuales en términos de búsqueda de soluciones".

Es también realista Olaf Scholz, canciller alemán y otro político en vías de amortización: se vienen tiempos inciertos a partir de la llegada de Trump a la Casa Blanca. El republicano ha expresado en más de una ocasión que, como presidente, pondría fin a la guerra "en un día". Scholz y sus socios europeos le temen a ese incierto "método Trump".

"Debemos tener cuidado con las falsas soluciones que sólo contienen paz en su nombre. La paz sin libertad se llama opresión, y la paz sin justicia se llama dictadura", afirmó a Folha de São Paulo el líder socialdemócrata. "Apoyaremos a Ucrania en su derecho a la autodefensa, durante el tiempo que sea necesario. Putin tiene que darse cuenta de que intentar ganar tiempo no funcionará. No renunciaremos a nuestro apoyo a Ucrania".

Biden, este lunes, fue contundente: "Estados Unidos apoya firmemente la soberanía y la integridad territorial de Ucrania. Todos los presentes en esta mesa, en mi opinión, deberían hacer lo mismo". El presidente demócrata, que mientras visitaba la Amazonia autorizó a Ucrania a utilizar misiles estadounidenses de largo alcance para atacar territorio ruso, habló en presencia del ministro de Exteriores, Sergei Lavrov, que representaba al presidente. Putin, con orden de captura de la Corte Penal Internacional (CPI), rara vez abandona su país.

Javier Milei, el presidente argentino, debutó en una Cumbre del G-20 y se convirtió en el centro de la atención: una imagen de Groenlandia contiene menos hielo que el saludo que se dio con Lula. Milei, con dos carpetas azules apretadas contra el pecho y acompañado por su hermana Karina, secretaria general de la presidencia, recibió también el frío saludo de Janja da Silva. La esposa de Lula es eje de una polémica por haberle dedicado este fin de semana un sonoro "fuck you" a Elon Musk, actitud que Lula censuró.

Verdadera piedra en el zapato de Lula, Milei es un disruptor en el G-20, donde su mayor aliado hoy es Giorgia Meloni, que lo visitará este lunes en Buenos Aires. El argentino llegó a Río de Janeiro tras verse con Trump en Florida y Macron en Buenos Aires. No hay información cierta acerca de qué hablaron ambos líderes, pero en la cita carioca, Milei oficia como una suerte de "Trump latente", un anticipo del futuro.

Así, Argentina adhirió a último momento a la Alianza contra el Hambre y la Pobreza, pero lo hizo con argumentos que glosan el discurso de Milei en febrero en el Foro de Davos y desprecian la Agenda 2030 de la ONU, además de negarse al impuesto global a los súper-ricos: "La República Argentina, sacando lecciones de su propia historia, se une a la Alianza contra el Hambre y la Pobreza, a la vez que abraza la Agenda de la Libertad, y espera que otras naciones también lo hagan".