Cuando el pasado lunes el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, alegó "circunstancias especiales" para ausentarse al día siguiente en el juicio por corrupción, los tres jueces preguntaron por la causa exacta. Fue cuando ya a puerta cerrada, escucharon los detalles y accedieron a la solicitud. Los rumores apuntaron a un acuerdo de tregua con Hamas o un ataque contra los hutíes en Yemen en respuesta a sus drones y misiles balísticos contra el centro de Israel. El motivo se conoció 24 horas después. En lugar de testificar en una sala subterránea de los tribunales en Tel Aviv, Netanyahu se encontraba en el punto más alto del Monte Hermón, en la "zona de amortiguamiento" ocupada por sus tropas en Siria tras la caída de Bashar Asad.
"Estuve aquí hace 53 años con mis soldados enSayeret Matkal (unidad de élite). El lugar no ha cambiado pero su importancia para la seguridad de Israel no hizo más que reforzarse en los últimos años, y especialmente en las últimas semanas con los dramáticos acontecimientos que están teniendo lugar aquí abajo, en Siria'', declaró Netanyahu en alusión al cambio de régimen en el país vecino, el abandono de los soldados sirios y el temor a la presencia de yihadistas en la frontera.
Ante la exigencia de Turquía, los países árabes y varios estados occidentales como Francia de retirarse de la zona desmilitarizada pactada con Siria en el acuerdo de armisticio de 1974, Netanyahu afirmó que sus soldados permanecerán "en este importante lugar hasta que se encuentre otro acuerdo que garantice la seguridad de Israel".
EEUU defiende la medida siempre y cuando sea "defensiva y temporal" como alega Israel, pero sabe que "temporal" es un concepto relativo en Oriente Próximo. Mucho depende de la capacidad de Damasco de enviar fuerzas para garantizar la seguridad en la zona fronteriza. De momento, el ejército israelí se prepara para estar en el Monte Hermón quizá hasta finales del 2025. En una entrevista a la emisora pública, el ministro de Energía, Eli Cohen, pronosticó varios meses en la zona tapón para "defender nuestras comunidades en Israel y garantizar que no haya elementos armados en nuestra frontera".
Desde la estratégica cúspide de la meseta del Golán que ocupó en la guerra del 67, Israel contempla la caída de Asad con una mezcla de optimismo y pesimismo. Por un lado, celebra que Irán se quede sin el país que le servía como enorme almacén de arsenal para sus milicias y corredor para armar a Hizbulá en Líbano. Por otro lado y aunque Asad apoyaba a Teherán, intentó no atacar a su enemigo del sur proporcionando una relativa estabilidad en la frontera que hoy está en cuestión ante la toma del poder de líderes con pasado vinculado a Al Qaeda.
De momento, los mensajes de Ahmad al Sharaa, cuya familia procede del Golán y de ahí el nombre Abu Mohammed al Golani, son limitados, pero variados: no quiere un enfrentamiento directo, se compromete al acuerdo de armisticio de 1974, por lo que exige su retirada de la zona ocupada recientemente y demanda el fin de los ataques aéreos recordando la marcha de las fuerzas iraníes de Siria. Poco antes y después de la caída de Asad, la Fuerza Aérea israelí aprovechó la incertidumbre y el abandono de las bases por parte de los soldados sirios para destruir gran parte de las capacidades militares en Siria. Por ejemplo, el 90% de las baterías de misiles tierra-tierra y el 80% de las defensas antiaéreas.
Prácticamente nadie en Israel apoya retirarse de la meseta del Golán donde viven alrededor de 50.000 judíos y drusos, especialmente ahora que no está claro hacia dónde va Siria. El liderazgo druso en el Golán bajo control israelí pidió a Israel que defienda a sus hermanos en el lado sirio.
La situación del país árabe supone otro frente en el duelo entre Israel y Turquía. Ankara denunció el plan aprobado por el gobierno para duplicar la población en el Golán como "nueva etapa en el objetivo de Israel de expandir sus fronteras a través de la ocupación". También criticó la ocupación de la zona de amortiguamiento y los ataques aéreos. "Estas acciones socavan gravemente los esfuerzos para lograr paz y estabilidad en Siria", denunció el ministerio de Exteriores que pidió a la comunidad internacional medidas para acabar "con los pasos ilegales del Gobierno de Netanyahu". El papel turco en la Siria post Asad es ahora muy influyente. De hecho, Turquía nunca estuvo más cerca de Israel geográficamente y tan lejos a nivel diplomático.
Las autoridades israelíes rechazaron las acusaciones y contraatacaron: "Turquía ha invadido sistemáticamente el territorio sirio, un proceso que comenzó con operaciones militares en 2016, 2018 y 2019 y continúa hasta el día de hoy. Turquía ha establecido zonas intermedias donde grupos armados, como el Ejército Nacional Sirio, operan bajo su control. Actualmente, aproximadamente el 15% del territorio de Siria está bajo el control de fuerzas respaldadas por Turquía".
Israel acusa a las fuerzas de Recep Tayyip Erdogan de "bombardear infraestructuras en la región autónoma del noreste de Siria" y de "apoyar a fuerzas yihadistas que operan contra los kurdos". "¡No hay justificación para la continuación de la agresión y la violencia turcas contra los kurdos en Siria!", concluye el ministerio de Exteriores israelí.