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Testimonios de israelíes en el infierno del cautiverio: "El jefe de los terroristas en la casa en Gaza era un psicópata"

Los rehenes ya liberados por Hamas relatan su calvario en la Franja de Gaza desde su captura durante el ataque del 7-O

Nueva liberación de rehenes israelíes y presos palestinos entre Hamas e IsraelE.M
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"Mi niña, ¿has dormido esta noche? ¿Tus captores te pegan? ¿Qué te exigen hacer a cambio de pita y un vaso de agua? ¿Te horroriza el ruido de las explosiones de la guerra a tu alrededor?", preguntó Yechi Yehud en el Parlamento israelí hace tres meses en un desesperado mensaje a su hija Arbel (29), secuestrada en el kibutz Nir Oz durante el ataque del 7 de octubre de 2023, a la que pidió no derrumbarse.

Aún es pronto para que Yehud, entregada por Yihad Islámica este jueves, responda a las preguntas sobre sus 482 días en cautiverio. Más allá de la desnutrición de su cuerpo, su rostro reflejaba cansancio y conmoción en la jornada de la liberación, marcada por el acoso de una multitud de palestinos en la caótica entrega a la Cruz Roja en Jan Yunis.

De los 10 israelíes liberados desde el inicio de la tregua con Hamas, y a los que se suman desde este sábado Ofer Calderon, Keith Siegel y Yarden Bibas (sin su mujer y dos niños pequeños), Yehud es la que ha regresado aparentemente en peor estado anímico tras pasar todo el cautiverio sola, en extremas condiciones y bajo tierra. La israelí-alemana no era consciente de las dimensiones del ataque terrorista en su comunidad agrícola, en el que uno de cada cuatro miembros fue asesinado (como su hermano Dolev) o secuestrado (como su pareja Ariel y el hermano de este, David, aún en Gaza). El único israelí que vio en 16 meses fue Gadi Moses (80) antes de ser liberados. Moses, que ese día temió ser linchado, estuvo solo todo el tiempo en casas, logrando ver imágenes de manifestaciones en Israel que le animaron, hizo ejercicios matemáticos y escribió un diario que le fue arrancado de sus manos antes de ser entregado. Su pareja, Efrat, no sobrevivió al 7-O.

Arbel Yehoud, tra ser liberada.
Arbel Yehoud, tra ser liberada.AP

Ese día comenzó también el infierno para Amit Soussana (40). Tras ser secuestrada en el kibutz Kfar Aza y, pese a resistir físicamente, fue llevada violentamente por una decena de palestinos a la Franja de Gaza. Entrevistada en el programa Uvda del Canal 12, recuerda la primera casa en el barrio de Shujaiya. "Estaba llena de terroristas. Tenía miedo de que me asesinaran", dice, admitiendo su sorpresa ante el lujo de la residencia gazatí. Pero entonces era lo de menos, ya que estaba atada con dos candados a una cadena de hierro. Sus temores sobre su captor, llamado Mohamed, se confirmaron cuando, tras repetidos comentarios sobre sexo y miradas, fue violentamente atacada sexualmente a punta de pistola.

Tras la incursión terrestre israelí en el norte de Gaza, fue llevada a otra casa, donde se encontró con una pareja secuestrada en un kibutz (él vuelve este sábado) y algunas de las soldados de la base Nahal Oz atacada. "El jefe de los terroristas era un psicópata. Un día se reía y al siguiente te amenazaba con su arma. A mí me odiaba. Me humillaron mucho", cuenta.

"Un día me llevaron al salón, en el suelo y con las manos detrás... Uno de los terroristas se hacía llamar Amir. Decían que era el más amable entre ellos. Su hija pequeña con cáncer había sido tratada en el Hospital Hadassah de Jerusalén. Le salvamos su vida. Solían comentar: '¡Qué doctores hay en Israel!'".

"Le dije en voz baja a Amir, mirándole a los ojos: 'Por favor, parad'. Mientras, el jefe me pegaba con su pistola aquí", recuerda, señalando la nuca. "Le escuché decir en árabe: 'Me da igual. Voy a matarla...'".

Fue entonces cuando trajeron dos palos con los que ataron sus manos y sus pies, mientras le tapaban la cara con una cinta adhesiva. "Como un pollo en grill", detalla sobre la forma en la que la colgaron. "Amir vino con un enorme palo de madera y empezó a pegarme, sobre todo en las plantas de los pies. No lo entendí hasta que luego me enteré de que sospechaban que era una oficial del ejército". Ya de vuelta en la habitación tras los golpes, le avisó: "Tienes 40 minutos para decir la verdad o te mato". Una chica le dijo que no creía que la asesinarían, pero le preguntó si quería dejar dicho algo a sus padres. Liri Albag, la más pequeña con 19 años, intervino para convencer al jefe en la casa de que Soussana no era militar. Así le salvó la vida. Soussana fue liberada en la tregua a finales de noviembre de 2023.

Albag volvió a Israel junto a Karina Ariev, Daniella Gilboa, Naama Levy y, días después, Agam Berger. Antes de ser llevadas a la Plaza Palestina en Gaza, recibieron la orden de Hamas de decir algo en el escenario. "Ellas se dijeron que no iban a hablar y que harían el gesto de la victoria y estropearían toda la actuación", cuenta orgulloso el padre de Albag, quien admite que sufrieron cosas enloquecedoras que no revela porque aún hay cautivos en peligro. Según afirmó a la emisora 103, el contacto con gazatíes en casas, incluidos niños de cuatro y ocho años, les hizo ver el visceral odio hacia los judíos. "Son el enemigo y nos quieren matar a todos", denunció.

En un cautiverio repartido entre casas de civiles y, sobre todo, túneles, algunas no recibieron asistencia sanitaria y podían pasarse meses sin ducharse. Fueron obligadas a limpiar y cocinar para los captores, que les prohibían llorar o cogerse de las manos. De lo contrario, eran castigadas. Hubo épocas en las que apenas recibían comida y también pasaron miedo cuando el ejército israelí realizaba ataques cerca. Levy estuvo tanto tiempo sola en un túnel que, al encontrarse por primera vez con las otras rehenes, preguntó: "¿Estamos vivas?".

Hamas mantuvo a rehenes también en instalaciones civiles como hospitales. Mandy Damari, la madre de Emily (con nacionalidad británica), liberada hace dos semanas tras perder dos dedos en el ataque armado en su kibutz, conversó este viernes con el primer ministro del Reino Unido, Keir Starmer. "Hamas retuvo a Emily en instalaciones de UNRWA (ONU) y le negó el acceso a tratamiento médico después de dispararla dos veces. Es un milagro que haya sobrevivido", publicó en X.

"Cuando llegan aquí, lo más importante es que se sientan envueltos de amor, seguridad y cariño para facilitar su regreso a sus vidas y familias", nos comenta la coronel Yonit Korain, la oficial que recibe a los rehenes en el primer lugar en territorio israelí al que llegan tras el cautiverio. "Dejamos que elijan hacer lo que quieran, ya que por primera vez en más de un año pueden elegir libremente. Por ejemplo, qué champú usar en la ducha o qué ropa ponerse", cuenta a EL MUNDO sobre una primera asistencia apoyada por médicos y psicólogos.

Llegan con todo tipo de heridas, no solo físicas. Antes de iniciar su larga rehabilitación, coinciden en pedir que la tregua continúe para que vuelvan los que quedaron en la oscuridad de los túneles de Hamas.