La construcción europea es la respuesta a la cuestión alemana. Todo su diseño institucional busca contener a una Alemania que ha sido una fuente constante de inseguridad. Esa Alemania europea no sólo ha sido la antítesis de una Europa alemana, sino la mejor garantía de paz y prosperidad para el continente. Pese al éxito de Alternativa por Alemania en las elecciones del domingo, la Alemania europea no está en riesgo. Tampoco hay riesgo de una Europa alemana. Lo que sí está en riesgo es el modelo económico alemán; también el propio proyecto europeo. Lidiar con ambos desafíos compete al futuro Canciller, Friedrich Merz.
En casa, Merz tendrá que liderar un programa de reformas que sacuda a una economía anquilosada, una política fragmentada y una sociedad en estado de abatimiento y sin fe en el futuro. El mundo de energía barata (fundamentalmente, gas ruso) y mercados globales abiertos a las exportaciones alemanas es ya el mundo de ayer. Reinventar un modelo económico tan longevo y anclado en la identidad del país no es una tarea fácil, máxime si, como Merz, se carece de una mayoría sólida y, por extensión, tiene que hacer frente a frenos constitucionales a financiar nuevas inversiones que se antojan sumamente difíciles de sortear.
Más difícil si cabe será liderar la reinvención de una Europa que, como ha dicho Merz, tiene que declarar la independencia de Estados Unidos. El éxito alemán no se explica sin la Unión Europea, pero tampoco habría sido posible sin el paraguas defensivo estadounidense, que ha sostenido a Alemania con miles de soldados y un escudo de disuasión nuclear. Como Europa, la Alemania de hoy parece atrapada y a punto de desaparecer en el triángulo de las Bermudas que conforman Estados Unidos, Rusia y China. A qué se parece una Alemania sin el paraguas de seguridad americano, el gas ruso y el mercado chino nadie lo sabe: es terra incógnita. Esa misma pregunta vale para toda Europa, puesta contra la pared por el tridente que forman Trump, Putin y Xi Jinping.
El ministro de Exteriores polaco, Radek Sikorski, es famoso por una afirmación dirigida a Merkel en 2011, llena de tanta verdad como ironía: "Temo el poder alemán menos que la inacción alemana". Si, con lo que han vivido, un polaco pide más Alemania, es que realmente la necesitamos. Pidamos más y mejor Alemania: sin ella habrá menos Europa.