En medio de las tensiones regionales con Israel y su principal aliado, Estados Unidos, Irán ha acelerado su producción de uranio hasta tener abastecimiento suficiente para producir seis armas nucleares, alerta un informe de la agencia atómica de la ONU, OIEA, al que han tenido acceso medios estadounidenses. "El aumento significativo de la producción y acumulación de uranio altamente enriquecido por parte de Irán, el único Estado no poseedor de armas nucleares que produce este material nuclear, es motivo de grave preocupación", señala un extracto del informe confidencial publicado por la agencia AP.
La OIEA cree que Irán ha acumulado alrededor de 275 kilogramos de uranio altamente enriquecido al 60% hasta el 8 de febrero, un aumento drástico respecto a los 182 kilogramos que tenía a finales de octubre. Los expertos aseguran que el combustible puede convertirse en armas si se enriquece hasta el 90 por ciento, un proceso que se puede completar en cuestión de días.
La producción acelerada de uranio atiza las tensiones entre Teherán y Washington, a la espera de ver la política que Donald Trump tomará respecto a su principal enemigo en Oriente Próximo. En las últimas semanas Estados Unidos ha impuesto una nueva ronda de sanciones dirigidas contra la industria petrolera de Irán, la principal fuente de ingresos del país.
"El presidente Trump ha puesto al régimen iraní sobre aviso al volver a imponer presión máxima y se ha comprometido a garantizar que el régimen nunca obtenga un arma nuclear", señaló recientemente el portavoz del consejo de seguridad nacional, Brian Hugues. "También ha dejado claro que está abierto a las conversaciones con Irán para llegar a un acuerdo que aborde plenamente los problemas pendientes entre nuestros dos países", añadió.
Por su parte, Teherán no ha descartado negociar con Estados Unidos los límites a sus ambiciones nucleares, aunque rechaza por el momento conversaciones directas, dijo el ministro de Exteriores, Abbas Araghchi. La Administración Trump genera una gran desconfianza en Irán, ya que fue el país que canceló el acuerdo nuclear forjado en 2015, por el que Teherán se comprometió a limitar el enriquecimiento de uranio a cambio de un alivio de las sanciones. La retirada unilateral de Trump no solo provocó una lluvia de sanciones contra Irán que perjudicaron gravemente su economía. El presidente estadounidense también ordenó el asesinato del general de mayor rango del país, Qasem Soleimani, provocando un aumento de la inestabilidad regional.
Si bien el Gobierno iraní ha dado señales de querer negociar su política nuclear, el líder supremo, el ayatolá Ali Jamenei -que tiene la última palabra en las decisiones ejecutivas- se ha mostrado más reacio a un acercamiento con EEUU. "Los estadounidenses no cumplieron con su parte del acuerdo. La misma persona que está en el cargo hoy lo rompió", dijo Jamenei.
"Los estadounidenses están sentados, rediseñando el mapa del mundo. Hacen declaraciones sobre nosotros, lanzan amenazas. Si actúan en función de sus amenazas, actuaremos en función de las nuestras. Si violan nuestra seguridad, sin duda responderemos de la misma manera", advirtió. El ala dura del país lleva meses presionando a Jamenei para que retire la fatua -dictamen jurídico de carácter islámico- que impide el desarrollo de armas nucleares.
Por su parte, los países europeos miembros del acuerdo nuclear fallido, Francia, Alemania y Reino Unido, se reunieron con funcionarios iraníes para lograr avances -sin logros- en las negociaciones antes de la llegada de Trump a la Casa Blanca. La OIEA recoge la falta de avances de Teherán en su política de transparencia, remarcando que "no se ha avanzado en la resolución de problemas", aunque añade que las autoridades iraníes se muestran "dispuestas a cooperar con la agencia y plantearon que el director general visite Teherán de nuevo".