Luiz Inácio Lula Da Silva devolvió este lunes al centro del poder a Gleisi Hoffmann, la hasta ahora presidenta del Partido de los Trabajadores (PT) y representante de la izquierda más dogmática en la formación de gobierno.
Hoffmann, que por casi tres años, entre 2011 y 2014, fue la jefa de la Casa Civil (jefa de gabinete) de Dilma Roussef, regresa como ministra de Relaciones Institucionales. El ascenso de la ya ex presidenta del PT molestó a las formaciones políticas nucleadas en el "Centrão", una difusa amalgama de partidos de centroderecha que pretendían ganar más ministerios y que son imprescindibles para la estabilidad parlamentaria del gobierno.
Hoffmann, de origen alemán, inició su carrera política en 1983 en el Partido Comunista, y en los últimos tiempos se hizo notar por sus críticas a Fernando Haddad, el ministro de Hacienda de Lula y candidato presidencial derrotado por Jair Bolsonaroi en 2018.
Este lunes, en la ceremonia de asunción, Hoffmann buscó contemporizar con Haddad, que está llevando adelante una compleja reforma fiscal que genera dudas en los mercados.
"Soy plenamente consciente de mi papel, que es la articulación política. Estaré aquí, ministro Fernando Haddad, para ayudar a consolidar las agendas económicas del gobierno. Agendas que ustedes están liderando y que están volviendo a colocar a Brasil en la senda del empleo, del crecimiento y de la renta", dijo Hoffmann, que prometió construir "alianzas" que impulsen al gobierno.
Mientras varios observadores señalaron que la presencia de la "dura" Hoffmann en el gobierno implica un giro a la izquierda, el analista Celso Rocha de Barros señaló en "Folha de Sao Paulo" que la intención real de Lula es otra: moderar la dirección del PT, que debería quedar a cargo de Edinho Silva, un ex alcalde de tendencia menos dogmática.
Lula asumió el 1 de enero de 2023 ampliando la estructura del gobierno a 37 ministerios, una manera de encontrar cobijo para las muchas formaciones políticas menores que se encolumnaron tras su candidatura.
El veterano líder de izquierdas, que ya gobernó Brasil por dos períodos entre 2033 y 2011, no soltó prenda aún acerca de lo que hará en las elecciones del año próximo, aunque en varias ocasiones se dijo preparado para luchar por séptima vez por la presidencia en busca de un cuarto mandato, que lo pondría al frente de la novena economía mundial hasta sus 85 años.
Ese objetivo no será sencillo, porque Lula está hoy en sus momentos más bajos de popularidad, con encuestas que lo sitúan con solo un 24 por ciento de aprobación.