La inauguración de Puerto Banús en 1970 con la asistencia estelar del príncipe Rainiero de Mónaco y Grace Kelly y la actuación de un joven llamado Julio Iglesias coincidió con la creación de Los Chorys, el cuarteto más divertido que pululaba por las noches marbellíes repartiendo jolgorio y alegría.
El recién desaparecido Luis Ortiz, marido de Gunilla von Bismarck (74), fue uno de los integrantes de lo que se llegó a denominar los cuatro mosqueteros. Los otros tres fueron Antonio Arribas, el especialista de cine que conquistó a la actriz Linda Christian -viuda de Tyron Power y madre de Romina-, Carmina Ordóñez y Lolita; Jorge Morán, hijo del gran actor Fernando Morán, protagonista de Bienvenido Mr. Marshall y Yeyo Llagostera, hijo de Rogelio Llagostera, médico fundador de los laboratorios Liade S.A.
Este último fue quien sufragó todos los gastos de estos gamberros sin maldad. La cifra exacta no la recuerdan, pero Yeyo comentó a quien escribe estas líneas: "Me debí gastar unos 45 millones de euros". También fue un gran seductor llegando a conquistar los corazones de Taryn Power -hermana de Romina e hija de Linda Christian-, la multimillonaria Cristina Macaya y Sandra Gamazo, sobrina del fundador del Marbella Club, el príncipe Alfonso de Hohenlohe. Sin embargo ha sido la relaciones públicas Karine Maeck quien se lo quedó have algo más de dos décadas.
Los Chorys eran itinerantes. Iban a todas las fiestas donde acudían, por ejemplo, la ex emperatriz Soraya o Jaime de Mora y Aragón, pero también necesitaban un cuartel general desde donde planeaban sus 'pequeñas maldades'.
El primer negocio fue el club playero Rodeo Beach y después abrieron el restaurante PJ, donde el ex dictador cubano Fulgencio Batista comió una langosta de dos kilos, falleciendo poco después en su casa, y Cristina Onassis bailaba samba.
El difunto Luis Ortiz comentó a LOC: "La mejor fiesta que organizamos fue la American Graffitti en casa de Manolo González. Fue la hostia. Duró tres días y pasaron por allí más de mil invitados". Sin duda, Los Chorys eran unos playboys, pero nunca hirieron los sentimientos de nadie. Quien dio fe de ello a este periodista es Gunilla von Bismarck: "Sí es verdad que fueron unos playboys, pero nada que ver con el estilo de Porfirio Rubirosa. Eran unos gentlemen. Siempre fueron educados, divertidos y trataban a la gente con mucho respeto".
A medida que evolucionaba Marbella y con ella los personajes, Los Chorys se fueron diluyendo. También su dinero.