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Supervivientes y Jorge Javier Vázquez, estupefactos ante la huida y el arrebato de Montoya

Montoya ha dicho basta. Dice que él fue a "curarse" a Supervivientes y no ha ido para el cotilleo y para estar todos los días reviviendo La isla de las tentaciones. Una bronca el marte al terminar Supervivientes:Tierra de Nadie, un beso "furtivo" y la demasiada tragicomedia provocaron lo nunca visto en Supervivientes

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Jorge Javier Vázquez no se puede creer lo sucedido con Montoya en Supervivientes.TELECINCO
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Montoya es como una caja de bombones, nunca sabes el que te va a tocar. Cuando Jorge Javier Vázquez conectó por primera vez con el ex participante de La isla de las tentaciones en Supervivientes, el presentador ya sabía que Montoya no lo iba a poner fácil, pero tan difícil como lo vivido anoche, dudo mucho que alguna vez se le pasase por la cabeza a Jorge Javier Vázquez. Nunca en Supervivientes se había vivido un momento como el de anoche en la palapa. Nunca habíamos visto a Jorge Javier Vázquez tan descolocado y estupefacto. El protagonista -redoble de tambores-, sí, él, Montoya.

Montoya es una tragicomedia en sí mismo. Le fascina ser el centro de atención y sabe tras su paso por La isla de las tentaciones que al público le encanta o, más bien, le encantaba. Tanta intensidad acaba cansando. Es como un roba energía, absorbe la de los de su alrededor y la de los que le estamos viendo hasta que acabas agotado. No hay otra manera de explicar que después de tantos días casi sin comer, sin dormir, sin haber terminado todavía la adaptación a Supervivientes, Montoya tenga tantas ganas de farra. Nos gustará y nos parecerá un gran descubrimiento televisivo, pero agota.

Sandra Barneda ya se lo advirtió a Jorge Javier Vázquez el día de la presentación de Supervivientes 2025. Ella sabe muy bien lo que es aguantar los arrebatos de Montoya y lidiar con él. Pero Jorge Javier Vázquez hasta el momento como mucho sólo se había enfrentado a esa verborrea imparable del participante que recuerda a esos muñecos de mono con dos platillos a los que no deja de dar. Esto Jorge Javier Vázquez lo llevaba bien porque al final Montoya resulta gracioso y divertido, por lo que hace y por lo que dice. Pero anoche el divertimento se borró de un plumazo.

Todo comenzó el martes tras el final de Supervivientes: Tierra de Nadie. Durante el programa, de nuevo, se vivió el sainete entre Montoya, Anita y una tercera en discordia, Gala. Fue ésta la que afirmó que Anita manipulaba a Montoya, unas palabras que provocaron el monumental cabreo de Anita, no por las palabras, sino porque Montoya en lugar de defenderla o mantenerse neutral defendió a Gala. A ver, las palabras de Gala le vinieron de perlas para mantener ese papel de sufridor del amor. Cuando terminó el programa de Carlos Sobera, Anita y Montoya tuvieron una monumental bronca que los espectadores no pudieron ver hasta anoche. Anita lloraba, le pedía explicaciones; Montoya la abrazaba y le decía lo que lleva diciendo desde que terminó La isla de las tentaciones, que él ha sufrido mucho, que ella no es conscientes de cómo lo ha pasado, que el la quiere, pero no como ella quiere que la quiera...

Anita se fue para Playa Calma completamente destrozada. En las imágenes inéditas que Supervivientes mostró anoche se ve a Anita en la barca para trasladar a su equipo a su playa llorando desconsolado y agazapada entre los brazos de Makoke, mientras Borja le dice y le advierte que Montoya la está utilizando para que ella dé la cara por él y le cubra, mientras él lo único que hace es dejarla a los pies de los caballos.

A la mañana siguiente toda Playa Calma celebró un debate improvisado sobre la situación. Anita revelaba que su dolor era porque él no la había defendido. Contó que durante su estancia en Playa Misterio con Montoya y Manuel ellos ya hablaron todo lo que tenían que hablar y que no entendía que él siguiera dejándola a la altura del betún. Por opinar, opinó hasta Álvaro Muñoz Escassi, que le dio el consejo que mejor le podía dar: "¿Quieres ser feliz? Pues pasa". Anita lo recogió, pero entonces Laura Cuevas destapó lo que absolutamente nadie sabía. Al poco de la llegada de Anita y Montoya con el resto de concursantes de Supervivientes, Makoke y ella les pillaron besándose. Anita lo negó tantas veces como pudo, pero su sonrisa le delataba. Según Laura Cuevas fue un beso "furtivo" que demuestra que Montoya "no tiene huevos" para volver con ella por el que dirán.

Al día siguiente, la bomba salta en la otra playa, en la de Montoya. Él tan tranquilo en la rama de un árbol, mientras sus compañeros se enteraban en ese confesionario improvisado que separa las dos playas de que había existido beso. Montoya se entera y se rompe. "Yo no he venido a esto (...) Yo venía a sanarme", les decía a Gala y a Carmen Alcayde entre lágrimas. Sus gritos terminan por oírse en la otra playa y desatan a Anita que a gritos pide marcharse con su hijo. Pasan las horas, hablan, Montoya sigue negando la existencia de ese beso, Anita le dice que no ha sido ella la que lo ha desvelado, pero que sí que existió, y ahí se queda la cosa hasta que llegan a la palapa. Sigue el sainete.

Laura Cuevas y el beso de Supervivientes

La insistencia de Laura Cuevas sobre el beso llevó a Montoya a estallar, pero a estallar de una manera que absolutamente nadie se podía esperar. En la publicidad, Laura Cuevas y el ex Isla de las tentaciones tuvieron una bronca espectacular. Montoya lo negaba, gritaba, arremetía contra Laura Cuevas, mientras ésta insistí en que lo vio, en que fue un pico, pero existió. Llegó hasta a representarlo con Koldo Royo. Nadie entendía el cabreo de Montoya, pues era un simple beso. La clave está, según Playa Calma, en que Montoya no quiere que se caiga como un castillo de naipes la imagen que se ha construido de cara al público. Esa imagen de que nadie le perdonaría si volviera con Anita, de sufridor, de corazón roto.

Jorge Javier Vázquez anunciaba otra publicidad y al regresar era el presentador el que con una cara que jamás se le había visto anunciaba que Montoya no se encontraba en la palapa. Había salido corriendo, dando una patada a una planta, gritando como un energ

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Montoya, tras huir de la palapa en SupervivientesMEDIASET

úmeno y se había escondido en una especie de cubículo donde, tirado en el suelo, estaba soltando todos los improperios del mundo.

"¿Otra vez haciendo lo mismo? Que me voy, que dejen el tema, estoy ahí en contra de mi familia dándote cariño y apoyo... que yo no estoy para esto, yo estoy sufriendo", se decía a sí mismo (y a la cámara, por supuesto) sobre lo que acababa de vivir en la palapa. "O me separan o me voy a mi casa, que yo he venido a curarme ¡joder!, esto no es necesario. Me voy y que se queden los chismosos, que yo no sirvo para esto, me ha vuelto a fallar".

Jorge Javier Vázquez no se lo podía creer. Las cámaras captaban como el presentador se dirigía a los miembros del equipo del plató con gestos de estupefacción y sorpres sin saber muy bien qué hacer con Montoya y con ese momento.

"¿Te puedo ayudar en algo?", se arrancaba Jorge Javier Vázquez, mientras Montoya seguía con su sainete: Yo no quiero saber más de maletas, esta es otra vez más que me ha decepcionado, el amor se puede perder, pero mira, quedaba la persona. Que le vaya muy bien, pero va a perder a la persona que le quiere porque ese comportamiento tan ruin..."

Y venga la mula al trigo: "He vivido dos Islas de las tentaciones, no se sabe lo que yo he vivido. Ella con el orgullo a muerte matando". Y se dirigía directamente a Anita: "¿Qué quieres conseguir con esto? Te he dado picos cuando te los tenía que dar y cuando no, siempre escuchando a mi corazón. Ahora inventarse un beso... me parece muy ruín".

Supervivientes dejaba a Montoya en su ataque esperando a ver si se le bajaba la bilirrubina, mientras Jorge Javier Vázquez intentaba mantener el tipo desde plató. Conectaba con la palapa y daba las explicaciones oportunas (las que podía) ante la incredulidad de los concursantes. "Estamos esperando a que Montoya se calme y ahora vuelve". Y se fueron a publicidad. Al regresar Montoya ya estaba en la palapa, pero la tragicomedia no iba a terminar. Laura Cuevas seguía erre que erre, Anita seguía diciendo que sí que le besó, Carmen Alcayde defendía a Montoya, Gala volvía a meter el dedito en la llaga, y Montoya seguía, y seguía, y seguía, y seguía hasta que... Hasta que Anita no pudo más y también salió huyendo de la palapa. Netflix está tardando en hacer una serie de esto.

"Yo no miento desde que tengo 17 años. Mucho menos voy a mentir con algo tan insignificante como un pico. No sé por qué no lo quiere aceptar. No le quiero desear el mal, sé que esto le duele, le molesta y hubiera preferido que nadie lo supiera", decía Anita. Makoke salió en su búsqueda, porque Makoke está en todas las salsas, y Anita regresaba. Supervivientes conminaba a los dos a que mantuvieron una conversación para acabar con este mal rollo y con su zarzuela. Aceptaron, se dijeron de todo y pocas cosas bonitas. Hay mucho rencor.

Jorge Javier Vázquez, hasta el todo de la movida, les invitaba entonces a poner punto y final a su guerra: "Esto es lo que pasa en Honduras, ahora nos llevamos bien. ¿Intentamos volver a cuando nos llevábamos bien? ¿Intentamos volver al 'tal como éramos'?". A él se unía Laura Madrueño, que también les animaba en la palapa: "Yo creo que sí, chicos. Venga, que tenemos una tensión tremenda, ¿qué os parece si os dais un abrazo?". Los dos aceptaron. Se abrazaron. No hubo pico, pero ¿hubo reconciliación? Sabemos que no porque todavía queda el segundo, y el tercero y el cuarto acto.