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El trío de ases que ha perdido el juicio: "Es la historia de dos tipos que han tocado fondo"

Abogados, crímenes, amor, salud mental y... humanidad, sobre todo, humanidad. Perdiendo el juicio, la serie que este domingo estrena Atresplayer busca enganchar al espectador con lo que parece haberse olvidado en televisión, lo que Miguel Fernández llama el "good feel, good feeling"

Perdiendo el juicio
Manu Baqueiro, Elena Rivera y Miquel Fernández, protagonistas de Perdiendo el juicio.
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Para Boomerang TV, trabajar con Elena Rivera es una ventaja que pocas veces se consigue. Con la actriz consiguieron que Alba se convirtiera en un fenómeno que traspasó nuestras fronteras y, ahora, buscan lograr lo mismo con Perdiendo el juicio, la serie que este domingo se estrena en Atresplayer y en la que Rivera comparte pantalla con Manu Baqueiro y Miquel Fernández. Es, a primera vista, la historia de tres abogados, cada uno de su padre y de su madre, a los que el destino unirá y separará en 10 capítulos en los que ellos son los personajes centrales, pero no los únicos, pues cada capítulo tiene un principio y un final. Los tres actores serían como la columna vertebral de Perdiendo el juicio, los que hacen que, efectivamente, no se pierda el juicio de la serie, aunque ellos sí lo pierdan.

Hablar con los tres juntos es ser testigo de que lo que une una serie no lo separa nadie. A Rivera, Baqueiro y Fernández les unió, en principio, el brote psicótico que Amanda, el personaje que interpreta Elena Rivera, sufre durante un juicio. En ese instante, su mundo perfecto, de éxito, de clientes V.I.P, de dinero, de tiburones se hunde en un pozo de fracaso y frustración. Nadie quiere ya a una abogada a la que su Trastorno Obsesivo Compulsivo le lleva a no reconocer la realidad. A partir de aquí, ya es otra historia.

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Desde ese momento se convierte en una apestada de la profesión y no le es nada fácil volver a encontrar un trabajo, en parte por ese episodio oscuro y, en parte, porque no es sencillo convivir ni trabajar con sus continúas manías. Amanda no quiere abandonar la abogacía y se ve obligada a aceptar una oferta de trabajo en un decadente bufete muy alejado de sus expectativas, el que gestiona Gabriel (Manu Baqueiro), donde comparte casos con un grupo de profesionales en horas bajas que nada tienen que ver con los estirados abogados con los que estaba acostumbrada a tratar y entre los que se encontraba su ex marido (Miquel Fernández). Esta es la trama central de Perdiendo el juicio, tres abogados, dos de ellos que "han tocado fondo y que se reconocen en su desgracia", asegura Baqueiro, y un caso que se abrirá y cerrará en cada capítulo. Ya lo dijo hace unos meses Rivera a este periódico, y hoy insiste: "Es como una Ally McBeal a la española".

"Hemos interpretado a seres humanos que se dedican a la abogacía, pero no es su trabajo lo más importante, sino, precisamente, lo que está pasando con esos personajes"

Miquel Fernández, actor

Fue Marlon Brandon en El Padrino el que aseguró que "un abogado con su portafolios puede robar más que cien hombres con pistolas", pues aunque sin abogados no hay justicia, la imagen que el cine y la ficción ha dado de ellos no siempre ha sido la mejor. Por eso los tres actores nos piden que nos quitemos los prejuicios y no les veamos como tres inhumanos, pues son todo lo contrario. " Hay que mirarlos como las tres personas que hay debajo de esos abogados", dicen los tres.

"Hemos interpretado a seres humanos que se dedican a la abogacía, pero no es su trabajo lo más importante, sino, precisamente, lo que está pasando con esos personajes", explica Miquel Fernández, César en la serie, ex marido de Amanda y todo lo contrario al papel de Baqueiro. "Nuestros papeles son personas que están detrás de esa máscara que se ponen cuando ejercen de abogados", sentencia.

Es Elena Rivera la que habla de la humanidad de cada uno de ellos, la que también se percibe en el tú a tú, aunque la actriz, sabia en esto de la ficción, tira el anzuelo para ver quién pica. "La realidad siempre supera la ficción", nos dice tirando de frase hecha, pero en este caso y en esta serie con toda la razón del mundo, pues cada uno de los casos que se desarrollan en cada capítulo está basado en un hecho real.

"Es la chispa de esta serie", añade, porque "genera mucho suspense saber cómo se resuelve un caso que ha sido real". Además, gracias a estos capítulos con su principio y su final, Perdiendo el juicio también ha tenido la ventaja de contar con actores de la talla de Petra Martínez o Luis Bermejo.

Si les preguntas a Baqueiro y Fernández si sus papeles en la serie son el de ángel y demonio, lo niegan. Aunque uno es el abogado desastre, pero de gran corazón, y el otro es el tiburón del océano del que sale Elena Rivera, corrigen la pregunta afirmando que "desde fuera parece el envoltorio, pero bajo él está la humanidad". "Sin poder desvelar mucho, creo que lo que se va a ver son las vidas de estos personajes tan diferentes, pero sobre todo su relación con Amanda", explica Baqueiro.

Humanidad, relaciones, crímenes, abogados, pero también comedia romántica, salud mental y las diferencias de estatus y clases sociales. "No sé si es una lectura demasiado profunda, pero sí que es verdad que la historia de los tres es una especie de microcosmos", asegura Baqueiro, mientras Rivera sí cree que el tema social "está por debajo". "Ella es la élite, está acostumbrada a ganar, a la buena vida a que todo le vaya fenomenal y de repente su cuerpo le dice, hasta aquí. A partir de ahí se tiene que reinventar, sufriendo el rechazo de su entorno y cayendo en lo que ella antes rechazaba", explica la actriz.

En el otro lado Gabriel, el abogado desastre, pero más listo que el hambre, que admira a Amanda porque sabe que es una gran profesional, pero "también porque son dos tipos que han tocado fondo, que se reconocen en su desgracia y que en una manera de redención tienen que hacer equipo. Es reconocer en la otra persona a un looser que sabes que tú eres", añade Baqueiro.

Para Miquel Fernández, el tercero en discordia y el que rompe las reglas del dúo, ha sido "un reto", convertirse en abogado de éxito, en marido de Amanda y en un apuesto, adinerado y algo estirado hombre, completamente contrario a Manu Baqueiro. "Cuanto más difícil son los personajes o cuanto más complejos mayor es el reto y a nosotros nos encantan los retos. Siempre quiero interpretar a personas que están muy lejos de mí para meterme ahí, para indagar un poco en ese mundo. Y más allá del abogado en esta serie están las personas", concluye el actor.

"Está pensada para que haya más temporada porque realmente es muy fácil de seguir. ¿Y sabes? Ojalá"

Montse García (Atresmedia) y Luis Santamaría (Boomerang TV) son los productores ejecutivos de la ficción, mientras que María Togores, Pablo Guerrero y Jaime Olías son los directores de Perdiendo el juicio, una ficción que no sólo sorprenderá por esa "humanidad" y ese thriller del que hablan sus protagonistas sino también por "la potencia visual", afirma Baqueiro cuando le preguntas qué es lo que más destacaría de esta ficción donde el actor da un gran salto profesional, pues ha pasado de ser Marcelino en Amar en tiempos revueltos a un abogado inestable y pasota. Compara la serie con Casino, la película de Martin Scorsese, protagonizada por Robert de Niro, y asegura que ha supuesto "un gran esfuerzo para todos sacar adelante tantas localizaciones reales".

Saben que el ojo del espectador ya no acepta los decorados de cartón piedra, pero, también, que el ojo del espectador quiere una historia y en Perdiendo el juicio no hay una sino 10. "Está pensada para que haya más temporada porque realmente es muy fácil de seguir. ¿Y sabes? Ojalá", sueñan los tres actores.