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Hasta cierto punto, la timidez se puede considerar normal. Aparece en determinadas situaciones, pero no genera ningún tipo de conflicto. No obstante, hay casos en los que se convierte en un problema y afecta en el día a día a algunas personas. Estas se ven incapaces de relacionarse con la gente, lo que termina repercutiendo de una manera negativa en su vida personal, social y laboral.
¿Qué es la timidez?
La timidez es un rasgo de la personalidad que se caracteriza por un fuerte sentimiento de incomodidad frente a la interacción social. "No se puede calificar de enfermedad, aunque es un rasgo que influye en el comportamiento, condicionando las relaciones interpersonales, bloqueando el rendimiento social y afectando de forma notable a la vida emocional, laboral y personal", explica el psicólogo clínico Manuel Escudero en su canal de YouTube. Las personas tímidas suelen darle mucha importancia a lo que los demás piensan de ellos y llegan a sufrir ansiedad en determinadas situaciones. Eso acaba provocando aislamiento, baja autoestima o dificultad para entablar relaciones sociales y de pareja.
A menudo se confunde la timidez con la introversión, pero son conceptos distintos que no significan lo mismo, aunque guardan algunas similitudes. Tanto los tímidos como los introvertidos evitan la interacción social. Sin embargo, mientras que los primeros sienten ansiedad o miedo a la hora de relacionarse con otras personas, los segundos simplemente no se relacionan porque no les apetece hacerlo.
Tipos de timidez
Como detalla la psicóloga Araceli Jaramillo, la timidez se detecta en gestos como evitar el contacto visual, mantener un lenguaje corporal cerrado, hablar en voz baja y con titubeos o dificultad para iniciar conversaciones. No obstante, como antes señalábamos, no siempre es un problema. En este sentido, hay que diferenciar dos tipos de timidez. Los indica la psicóloga María Carbó Montaner:
- Timidez situacional: es aquella que se siente solo frente a determinadas situaciones o personas, pero que no representa un rasgo característico del individuo ni determina la mayoría de sus acciones. "Las principales causas de la timidez situacional están relacionadas con la interacción con extraños, personas con autoridad y muchas veces con aquellos que consideramos atractivos", detalla la psicóloga. Se evidencia, por ejemplo, cuando se llega a un nuevo trabajo o al conocer a alguien que nos gusta físicamente.
- Timidez crónica: es de carácter severo, provoca en el individuo estados de profunda ansiedad y nerviosismo frente a cualquier situación que involucre la interacción social. "Afecta considerablemente a su vida cotidiana y a su desenvolvimiento en sociedad", añade la experta.
Consejos y trucos de expertos para vencer la timidez
Las personas no nacen siendo tímidas. Se pueden tener varios rasgos y luego ir adquiriendo otros por determinadas experiencias vividas. En cualquier caso, se puede combatir. La psicóloga Patricia Ramírez ofrece una serie de trucos y consejos para vencerla:
- Cambia el nombre a lo que sientes: muchas emociones se comportan fisiológicamente en nuestro cuerpo de forma parecida. Por ejemplo, tanto la ansiedad como la ilusión pueden generar excitación física, pero dependiendo de si interpretas que sientes una u otra te mostrarás más o menos limitada.
- Visualiza internamente lo que sientes: dale una forma y un color y dibuja alrededor de esa figura un cordón de seguridad. De esta forma, tendrás esa emoción atrapada. "Acéptala con esa forma y ese color y, si lo deseas, visualiza cómo poco a poco se va haciendo más pequeña y tú te vas sintiendo más segura", expone la experta.
- Piensa que puedes hacerlo: aplícate este lema en situaciones que te generen miedo.
- Baja tus expectativas: esperas tú más de ti que la gente que te rodea, lo que se debe a tu nivel de perfección y exigencia.
- Aprende a funcionar con errores: nadie es capaz de hacerlo todo bien. Un fallo no dice nada de una persona.
- Sé auténtica: no trates de responder lo que crees que esperan de ti o de comportarte como piensas que los demás quieren. "Sé tú porque nos relaja muchísimo no tener que fingir. Si siendo tú te rechazan, ese no es el lugar donde tendrías que estar. Mereces tener un grupo que te acepte cómo eres", dice Patricia Ramírez.
- Reconoce quién eres: una persona no nace siendo tímida, así que puedes dejar de serlo con el entrenamiento adecuado. No obstante, hasta que lo consigas, no hay nada más tranquilizador que ser capaz de reconocerlo. No intervengas en determinadas situaciones si no te apetece.
- Exponte: ve a un teatro, participa más en reuniones de confianza, atrévete a hablar con gente con la que normalmente no lo haces... "Solo hasta que cojas un poquito más de soltura", recomienda la psicóloga.