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El 15 de noviembre, Carlos Mazón vinculó por primera vez su futuro político al éxito de la reconstrucción. Apenas habían pasado dos semanas de la dana que ha dejado 225 víctimas mortales y tres desaparecidos y las dudas sobre si sería capaz de mantenerse en el cargo de presidente de la Generalitat no hacían sino aumentar. El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, le concedió ese margen, si bien muchas cosas han pasado desde entonces. Para empezar, el avance de una causa judicial que el partido mira ahora con lupa y que ha hecho tambalearse por momentos a Mazón.
El presidente valenciano, sin embargo, ha pasado página esta semana para tratar de recuperar la iniciativa política. Ya dijo que no tenía ninguna intención de prestar voluntariamente declaración como testigo ante una juez que ha censurado sin eufemismos la actuación de la Generalitat el 29 de octubre, pero que descarta imputarle por estar aforado. Así que Mazón busca desviar el foco del fatídico día -que le ha obligado a contradecirse para cambiar de versión sobre lo que hizo entonces- para ponerlo en la reconstrucción. Es decir, en el futuro, del que Mazón no se ve a sí mismo fuera.
El presidente de la Generalitat quiere ahuyentar el debate sobre una hipotética dimisión que en realidad nunca ha estado en sus planes. Tras insuflarle Vox una primera bocanada de oxígeno, Mazón no sólo acaba de presentar el proyecto de presupuestos de la Generalitat para 2025. Cinco meses después de la dana, ha dado finalmente el paso de reunirse con varios familiares de víctimas, algo que en el Palau de la Generalitat era prácticamente un tema tabú. Este viernes, además, presentó por todo lo alto el diagnóstico del plan de recuperación.
«Cumplimos», resumió Mazón en un acto celebrado en el solemne Salón de Cortes de la sede del Gobierno autonómico, al que no acudió ningún representante del Gobierno central ni de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Según la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé, porque en la reconstrucción se está para «participar y aportar, no aplaudir».
Si con su ausencia el Ejecutivo de Pedro Sánchez evidenció el ninguneo a Mazón y el abismo que se extiende entre ambas administraciones, el presidente valenciano se permitió sacar pecho de que ha movilizado incluso más dinero que el Estado. El presidente de la Generalitat lo fía todo al plan de recuperación «por encima del ruido y de cálculos políticos».
«Estamos haciendo nuestra parte», insistió Mazón, quien reivindicó las ayudas directas aprobadas por su Gobierno para los damnificados de la dana, la Vicepresidencia que coordina los trabajos de reconstrucción y, sobre todo, el plan de recuperación. «Tenemos un plan con calendario», subrayó. Si ayer se presentó el diagnóstico de la primera fase, la previsión es que la elaboración del plan culmine en junio.
Para Mazón, el marco en el que se mueve no es otro que el de la «estabilidad presupuestaria». «Gracias al acuerdo con Vox, cumplimos con la obligación de presentar las cuentas públicas para avanzar en el programa de gobierno», resaltó, dejando claro que mira más allá del plan de recuperación.
Según el presidente valenciano, «hay presupuesto, ayudas, un plan y voluntad». En sus propias palabras, «todo este bagaje es una realidad». «No lo quiero exhibir como un logro de parte», afirmó. «Es la base firme y sólida para avanzar», reiteró. De hecho, desde su entorno se insiste en que el presidente está «fuerte» y dispuesto a resistir a la presión. Lo cierto es que su salida dejaría al PP ante un escenario endiablado para sustituirle, cuya llave la tendría -otra vez- Vox.