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Miᅵrcoles 30/09/2009. Actualizado 08:40h.
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CULTURA | Muerte de Muᅵoz Rojas
Muᅵoz Rojas, en una imagen de 2006 en su casa. | Nacho Alcalᅵ
Su paso sigiloso y brillante por el mundo se ha detenido diez dᅵas antes de cruzar la meta del siglo. A sus 99 aᅵos, que iban a ser 100 el prᅵximo 9 de octubre, el poeta Josᅵ Antonio Muᅵoz Rojas se ha marchado en el mismo lugar en el que vio la luz allᅵ por 1909, cerca de la inmensidad de los valles de su Antequera natal.
Hasta sus ᅵltimos dᅵas, el autor de libros cumbres como Las cosas del campo, cuyo tᅵtulo resume el estilo de vida elegido para su largo epᅵlogo, ha derrochado una lucidez inusitada para su edad ante quienes le visitaban en La caserᅵa del conde, la finca a la intemperie de la naturaleza antequerana en la que se fue retirando poco a poco tras sus tres dᅵcadas de directivo del Banco Urquijo en Madrid.
Sus ᅵltimas imᅵgenes lo mostraban camino del centenario, rodeado de olivos y la cercanᅵa de un perro. Ahora bien, no le importaba admitir que ya andaba pasando dᅵas, a la espera de que la muerte llamase a su puerta, en aquel paraje en el que al fin quedᅵ claro que siempre habᅵa sido un poeta de raza, un juglar discreto, un trovador certero. Todo ello pese a que sus compaᅵeros de la Generaciᅵn del 36, y los escritores de la posterior de la Generaciᅵn del 50, aᅵn siguen preguntᅵndose por quᅵ a mediados del siglo XX eligiᅵ su trabajo en la banca en Madrid como actividad principal, como si no quisiera darle la importancia que merecᅵa a la alta literatura a la que se habᅵa entregado en su juventud.
Fue precisamente en aquel tiempo, en la dᅵcada de los 50, cuando aparecen dos de sus obras mᅵs reconocidas por el pᅵblico y la crᅵtica: 'Las cosas del campo' (1953) y 'Las musaraᅵas' (1957). Entre ellas, tambiᅵn se asomᅵ un poemario de nivel, 'Cantos a Rosa' (1955).
Pese a que nunca dejᅵ de escribir y de cultivar en soledad su faceta de artesano de versos algo que combinᅵ con aportaciones como editor o de estudioso de la poesᅵa inglesa a la que se aficionᅵ en sus aᅵos jᅵvenes de lector de literatura espaᅵola en Cambridge siempre lo hizo como un genio silencioso. Como un sabio preciso y sin alardes al que, pese a poseer libros de sobrado nivel, no le llegaron los reconocimientos hasta su vejez, cuando era casi un octagenario. De hecho, en 1999 le fue concedido el Premio Nacional de Poesᅵa por Objetos perdidos, y en 2002 se le otorgᅵ el Reina Sofᅵa de Poesᅵa Iberoamericana en reconociomiento al conjunto de obra.
Este mismo aᅵo, habᅵa sido elegido, junto a Antonio Machado, Autor del Aᅵo por la Junta de Andalucᅵa. Era un modo de preparar la gran fiesta que estaba prevista el prᅵximo 9 de octubre en su Antequera natal, donde, al igual que se hizo con Francisco Ayala en su centenario, se le habᅵa preparado un homenaje en toda regla que, contra todo pronᅵstico, ya no serᅵ en vida.