- Guerra en Europa Borrell viaja por última vez a Ucrania para reafirmar el apoyo de la UE tras la victoria de Trump
- Elecciones EEUU Sánchez y Feijóo se apresuran a felicitar a Trump mientras Abascal presume con posados con el ganador
La victoria de Donald Trump en Estados Unidos augura cambios en los próximos meses en el funcionamiento de todo el mapa político internacional. Una vuelta al poder que también afectará a Pedro Sánchez y su Gobierno, pues las políticas socialdemócratas están en minoría entre los países con principales intereses para España. Esta situación, voluntad de los votantes, se agrava por el modo personalista en el que el presidente entiende la política exterior y preocupa no sólo en el PSOE, sino también en su socio de Gobierno.
"España debe seguir siendo una excepción en este mundo cada vez más reaccionario", valoran desde Sumar. El socio minoritario remarca que hay un "camino alternativo". "Cuidémoslo y avancemos con firmeza", reaccionaron en X. Sánchez se limitó a felicitar a Trump a través de un tuit, mientras que la secretaria de Comunicación de Sumar, Elizabeth Duval, reconoció que el triunfo del republicano traerá "consecuencias graves", pues cambia un poco "más y a peor" la cultura política, dado que se legitima "un poco más la mentira y la intoxicación".
Pero más allá de esas opiniones, el cambio de tendencia mundial lleva a Sánchez a meditar sobre su política exterior. Porque la victoria de Trump coincidió en el tiempo con la ruptura de la coalición que gobierna en Alemania. Un acuerdo de tres partidos guiados por el socialista Olaf Scholz. El canciller era uno de los principales socios de Sánchez en Alemania, que le garantizaba un apoyo con uno de los países más influyentes de la UE y que ahora ve cómo en enero, seguramente y tras la moción de censura, terminará.
La presencia de Viktor Orban en Hungría y de Giorgia Meloni en Italia también dejan al socialismo de Sánchez en desventaja dentro de la influencia de la Unión Europa. Ahora Budapest ostenta el turno rotatorio de la presidencia del Consejo, y la visión de Meloni sobre la inmigración cala entre los mandatarios comunitarios. Por cierto, la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, pertenece al Partido Popular.
En las últimas elecciones europeas, en las que ganó el PP, se vio el auge de los grupos ultras y la caída del modelo de Sánchez.
Si bien es cierto que el presidente ha logrado colocar a Teresa Ribera en un alto cargo dentro de la UE, también pierde la influencia en la política exterior de los 27 con la salida del alto comisionado, Josep Borrell.
Pero el aislamiento internacional y la situación de minoría no se limita a Europa, también alcanza la OTAN. Los miembros de la Alianza Atlántica son conscientes de que Trump va a presionar aún más para que todos los países que forman parte de la organización alcancen por fin el 2% de inversión en Defensa. Este 2024 era el año en el que se debía llegar a esa cifra de gasto, y nueve países, entre los que se encuentra España, no lo han conseguido. Nuestro país es uno de los primeros en exportación de material de Defensa al extranjero, por lo que es una inversión que repercutiría directamente en beneficio de la industria nacional.
La presión en este sentido a España llegará a partir de ahora por dos vías. Por un lado, Trump ya amenazó en un mitin con que los países que no cumplieran con ese compromiso podrían no gozar de la misma protección dentro de la Alianza, dijo incluso que facilitaría la lista a Vladimir Putin, presidente de Rusia. Un argumento poco realista, pues no la necesita el mandatario ruso.
Pero la presión por alcanzar ese 2%, con unos Presupuestos Generales en el aire, viene también de dentro de la Alianza. El propio Mark Rutte, nuevo presidente de la OTAN, habló de ello en su toma de posesión y ya dijo que el 2% no es un tope, sino un punto de partida.
De las primeras llamadas que recibió Trump tras confirmarse su victoria fue de Benjamin Netanyahu, primer ministro de Israel. El mandatario tiene las relaciones con España rotas, y no hay embajador en el país después de que retirara en dos ocasiones a la última, Rodica Radian-Gordon, y no nombrara sustituto. "El primer ministro fue uno de los primeros en llamar al presidente electo estadounidense. La conversación fue cálida y cordial. Ambos acordaron trabajar juntos por la seguridad de Israel y también hablaron sobre la amenaza iraní", dijo un comunicado israelí.
España ha sido el país europeo más contundente en la condena de la agresión de Israel contra Gaza. En un discurso que ha sido coherente durante todo este año, Sánchez ha censurado siempre los ataques del 7 de octubre y ha pedido la liberación de los rehenes. Pero también ha solicitado el alto el fuego y permitir la entrada de la ayuda humanitaria. El Ejecutivo español puso sobre la mesa el plan de paz para la solución de los dos Estados. Una fórmula con la que están de acuerdo la Unión Europea y la OTAN, pero que no ha arrastrado a un reconocimiento de Palestina masivo, como quería Sánchez.
De hecho, Portugal, uno de los aliados socialistas de Sánchez, con Luis Montenegro a la cabeza desde hace meses, no ha reconocido aún a Palestina, porque opina que no es el momento. Ha alabado la postura española, pero mantiene su posición.
Si en la UE y en la OTAN la posición es de desventaja, no mejora entre los socios históricos de Latinoamérica. Sánchez quiso alejarse del presidente argentino, Javier Milei, lo más posible. Tanto que nunca le felicitó por ganar las elecciones y retiró a la embajadora en Buenos Aires tras los insultos que éste profirió contra su mujer durante un mitin de Vox. El requisito para volver a tener un representante diplomático era que el argentino se disculpara. Nunca sucedió, y hace dos semanas enviamos un nuevo embajador.