ESPAÑA
Política

El PP alerta de que la 'independencia' vasca en pelota es un "peaje político" de Sánchez a los nacionalistas

Ve un "despropósito" que las selecciones de España y Euskadi pudieran enfrentarse y estudia contestar con una nueva iniciativa parlamentaria

Los franceses Peio Larralde y Bitxintxo Bilbao y los mexicanos Orlando Diaz y Martín Cabello, en un partido del Mundial de pelota vasca
Los franceses Peio Larralde y Bitxintxo Bilbao y los mexicanos Orlando Diaz y Martín Cabello, en un partido del Mundial de pelota vascaEnric FontcubertaEFE
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La posibilidad, desde este sábado más cercana, de que la selección vasca de pelota compita internacionalmente al margen -e incluso en contra- de la española sienta un precedente que va más allá de lo deportivo. Es la primera vez que lo autorizado por el Gobierno y sus socios en la Ley del Deporte se materializa en la independencia de una autonomía en una disciplina, y quienes en su día se opusieron a esta norma denuncian ahora sus resultados.

"Es convertir también el deporte en un conflicto político", critica Borja Sémper en conversación con EL MUNDO, "y siempre a beneficio de la visión más nacionalista". El portavoz del PP cree que la opción de que la selección vasca de pelota pueda competir a nivel internacional como una más es un "despropósito", producto de que la "percepción ideológica se impone a la realidad social".

Los populares votaron en contra, en 2022, de la enmienda que el PNV introdujo a la Ley del Deporte para permitir que las selecciones autonómicas participen como equipos independientes en disciplinas "con arraigo histórico y social". También se opusieron Vox, Ciudadanos y UPN, mientras que el Gobierno y sus socios dieron el visto bueno a la propuesta de los jeltzales. Ese pacto se alcanzó en plena negociación de los Presupuestos para 2023 -que el Congreso aprobaría un mes después- y respondía a lo que firmaron el PSOE y el PNV en el acuerdo para la primera investidura de Pedro Sánchez: "Abrir cauces para promover la representación internacional de Euskadi en el ámbito deportivo y cultural".

Es por ello que Sémper pone en duda que el reconocimiento de la selección vasca responda a "intereses deportivos, en pro de la participación y competitividad de los jugadores". "Estas decisiones se toman en función de un peaje político que paga el Gobierno a los nacionalistas", argumenta, para denunciar que el Ejecutivo cediera a lo que era una reivindicación histórica de los partidos vascos y catalanes. Así lo recibieron PNV y Bildu, que celebraron la resolución alcanzada el sábado.

El PP ya medita qué movimientos poner en marcha para frenar la posibilidad de que las selecciones de España y País Vasco tengan que enfrentarse algún día, en pelota o en cualquier otra disciplina. En julio de este año, los populares registraron en el Congreso una proposición para suprimir el apartado de la Ley del Deporte del que brota la polémica -el que permite que las selecciones autonómicas compitan en el extranjero-. Defendían en el texto que esa cláusula "quebranta la competencia exclusiva del Estado en relación con la representación internacional del deporte federado español". La toma en consideración de dicha proposición de ley fue rechazada en la Cámara Baja -sólo PP, Vox y UPN la respaldaron- y los populares ya valoran presentar otra iniciativa parlamentaria.

Mientras, la última palabra sobre la posibilidad de que la selección vasca de pelota compita en el extranjero la tiene el Consejo Superior de Deportes (CSD) -el Gobierno-. El PP "duda" de que no vaya a autorizarlo. Todo bajo la sombra de una votación, la del pasado sábado, que la Federación Española amenaza con impugnar.

Solo siete de los 14 países que integran la organización internacional de pelota tuvieron voz en la Asamblea que decidió integrar a la Federación Vasca como miembro de pleno derecho. Era el quorum mínimo, y España no era uno de esos siete porque el presidente de la Federación nacional estaba sancionado -por incumplir el código ético- y no pudo ejercer su derecho al voto. Es por ello que denunció que hubo irregularidades en el proceso, pues de haber participado España la mayoría necesaria para aprobar la independencia de los pelotaris vascos -previa reforma estatutaria- podría no haberse alcanzado.