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Polonia se debate entre alejarse más de Europa o volver a acercarse a la UE

Donald Tusk, ex presidente del Consejo Europeo, lidera una coalición opositora que intenta que el país no se enfrente definitivamente a la UE frente al conservador y antialemán Ley y Justicia

Donald Tusk, candidato de la Coalición Cívica, se dirige a sus seguidores el pasado domingo en Varsovia.
Donald Tusk, candidato de la Coalición Cívica, se dirige a sus seguidores el pasado domingo en Varsovia.WOJTEK RADAWANSKIAFP
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Los polacos se debaten entre ser y no ser, aunque en las papeletas para las elecciones del 15 de octubre no aparezcan las casillas de ser polaco a secas o ser polaco europeo. Las encuestas auguran la victoria del gubernamental partido Ley y Justicia(PiS) pero el avance de la opositora Coalición Cívica que lidera el ex presidente del Consejo Europeo, Donal Tusk, ha empujado al hombre fuerte de Polonia, Jarosaw Kaczyski a sacar la cartilla y recordar a los electores que no hay identidad sin pedigrí. Y para el PiS es ser antialemán.

Varsovia asistió este domingo a una de las mayores manifestaciones de su historia democrática. El llamamiento del europeísta Tusk a gritar "basta" al recorte de derechos civiles, sociales y políticos fue seguido por "un millón de corazones", que así es como llamó a la convocatoria. Viajaron desde todo el país, en tren, en coche y en autobuses fletados para ocasión, pero la movilización no tuvo el alcance esperado. Por un lado, los medios de comunicación controlados por el Gobierno rebajaron la cifra de asistentes a unos 100.000 para ningunear la capacidad de convocatoria de Tusk y sembrar dudas en el electorado. Por otro y según analistas polacos, porque la demostración de fuerza escenificada por la oposición no incluyó un llamamiento específico a las mujeres y a los votantes del medio rural. Sin el voto de las polacas, las únicas que con su rechazo masivo a la reforma de la ley del aborto, lograron con sus concentraciones de viernes negro hacer que la apisonadora de derechos que es el PiS retrocediera. Sin el voto del campo, principal caladero de ese partido, la oposición difícilmente podrá convertirse en una alternativa real de gobierno. Sólo en ese contexto se entiende que de la noche a la mañana el Ejecutivo polaco anunciara el fin de los suministros de armas a Ucrania en medio de la llamada crisis del grano. Polonia, que mantiene el veto a las exportaciones de cereales ucranianos para proteger a sus agricultores, negocia con Ucrania una salida al problema y es posible que estos dos aliados ya la hayan encontrado. Seguro es que el PiS no anunciará un acuerdo antes de la jornada electoral, pues estratégicamente interesa mantener la percepción de que es el único partido que lucha por los intereses nacionales. Y por mantener a raya los fantasmas del pasado.

El sábado pasado, Kaczyski dio un mitin en el pabellón de deportes de una escuela primaria de Gorzów, a solo 80 kilómetros de Fráncfort (Oder), en Alemania. Pero quien piense que habló de la alta inflación que sufre el país, de la escasez de viviendas y la falta de trabajadores cualificados se equivoca. Su tema principal fue Alemania, los alemanes y los que, en su opinión, trabajan para los alemanes, es decir la oposición liberal de Tusk.

Kaczyski acusó a la Coalición Cívica de querer introducir en Polonia "el orden alemán". "¿Qué significa eso?", preguntó a la multitud pese a que él ya tenía la respuesta. "Antes significaba la división de Polonia, la germanización y la Segunda Segunda Guerra Mundial", dijo.

El líder del PiS afirmó ante un auditorio entregado que antes de que su partido llegara por primera vez al poder en 2005, era Alemania quien gobernaba realmente Polonia. "Los alemanes alcanzaron su apogeo bajo el mandato de Tusk. Fueron ocho años de orden alemán. Incluso la edad de jubilación en Polonia tuvo que ser consultada con la señora Merkel", aseguró Kaczyski entre aplausos del público. "La Coalición Cívica no es un partido polaco, ¡es de Alemania! Más bien debería ir a Berlín y trabajar allí directamente para ellos", sentenció.

COMPARACIONES CON EL TERCER REICH

No acaba ahí la cosa. El ministro de Justicia, Zbigniew Ziobro, ha comparado a Agnieszka Holland con los propagandistas del Tercer Reich. La directora polaca de éxito internacional había rodado una película sobre la situación de los refugiados en la frontera polaco-bielorrusa. "Durante el Tercer Reich, los alemanes produjeron películas de propaganda en las que los polacos eran retratados como bandidos y asesinos. Hoy tienen a Agnieszka Holland haciendo eso por ellos...", ha escrito el ministro desde su cuenta en X (antes Twitter).

Y por supuesto, también hay dardos contra Bruselas. En un reciente spot electoral, repetido hasta la saciedad por la radio estatal y por otros medios de comunicación progubernamentales, el primer ministro Mateusz Morawiecki dice de Donald Tusk: "El zorro teñido ha vuelto de Bruselas para cumplir las instrucciones de Merkel y (Manfred) Weber", eurodiputado, líder del grupo parlamentario europeo de los Populares y presidente del Partido Popular Europeo.

Los argumentos del PIS, que también sigue pidiendo a Alemania reparaciones de guerra por la invasión de 1939, no salen del revanchismo histórico. El sociólogo Krzysztof Wojciechowski lo entiende, aunque sean ideas absurdas. "Imagine un elefante, un elefante manso al que quieres y que te quiere. Te acuestas en la cama con este elefante. ¿Puedes dormir tranquilo? No, una parte de tu naturaleza dice: cuidado, puede aplastarte. Y eso está incrustado en todos nosotros. Hay miedo a algo grande que está al otro lado de la frontera", explica.

Para la oposición, la retórica del PiS confirma que se ha agotado el repertorio. "La agitación antiLGBTi ya no cuela, las prestaciones por hijo y las pensiones ya están ahí. En vista del déficit presupuestario, el PiS no puede hacer más promesas sociales. El tema de la migración sigue estando de actualidad, pero debido al actual escándalo por los miles de visados presuntamente vendidos por funcionarios polacos a Asia y África es demasiado espinoso. Aparte de las medicinas gratuitas para pensionistas y niños, sólo queda el tópico del "Alemania quiere esclavizarnos".

Quedan dos semanas escasas para las elecciones y la campaña se enturbia más cada día que pasa. El último en meter el cazo en cazuela ajena ha sido el primer ministro húngaro, Viktor Orban y lo ha hecho para advertir a los polacos que ojo a lo que votan porque "los de Bruselas quieren derrocar el Gobierno del PiS y lograr uno de izquierdas. No hay gratuidad en su apoyo a Kaczyski. Si gana la oposición, Hungría se quedaría sola en sus discusiones sobre los fondos europeos. "Pero si el Gobierno conservador sigue en el poder en Polonia, no habrá nada que hacer, ya que los dos países siempre se defenderán mutuamente y, en ese caso, Bruselas tendrá que ceder", afirmó Orban. El polígrafo diría que ha dicho la verdad.

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