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Guerra entre Israel y Hamas

En la franja de Gaza, donde no hay agua, luz ni comida: "Podría ser mi último día"

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Falta comida, agua y medicamentos y sus habitantes en una zona convertida en "un agujero infernal"

Rescatan cuerpos de Gaza tras un bombardeo.
Rescatan cuerpos de Gaza tras un bombardeo.Hatem AliAP

Cada mañana durante la última semana, la misma escena. Safwat no sabe ya si son peores las bombas o los llantos de su mujer. Durante los últimos 16 años años, los días en Gaza han sido todos muy parecidos y Safwat sólo pensaba en una cosa: cómo marcharse. Pero desde hace siete días, la situación empeora minuto a minuto y ya sólo piensa en cómo sobrevivir.

Una escritora gazatí, Selma Dabbagh, escribió hace algunos años una novela que narraba la vida cotidiana en la franja. Esta vida se basaba en comprar mercancías de los túneles, poner gasolina en la moto y quedarse dormido soñando con irse. Pero la realidad ahora mismo dentro de Gaza es muy diferente: ya no se vende gasolina porque se necesita para que funcionen los generadores de los hospitales, el agua no se vende porque aquellos que la tienen la guardan, y el pan tampoco, porque nadie lo produce ya. Por la mañana no se despiertan, porque no pueden dormir. Y por la noche no se duermen, porque los bombardeos son constantes. Gaza se ha convertido en un "agujero infernal", según dice la UNRWA, la agencia de las Naciones Unidas para los refugiados: "Esta horrible decisión de evacuar a un millón de personas solo llevará a una miseria sin precedentes. Empujará a todos aún más hacia el abismo. Al borde del colapso", asegura la organización.

Si la posibilidad de un fin aterrador es mejor que vivir un miedo interminable, en Gaza en 2023 se rozan ambas posibilidades. Uno de cada cuatro habitantes ha perdido su hogar y duerme en el suelo, al aire libre, o donde puede. "He perdido a mi familia, mi hogar y ahora la confianza", dice Plestia Alaqad, de 29 años. "Nadie sabe qué hacer o dónde quedarse. Gaza ya no existe, es una ciudad fantasma", añade. Ya no hay pan y tampoco pescado, alimentos que en los peores momentos siempre han mitigado el hambre de los gazatíes: todas las embarcaciones de los pescadores están destruidas.

Los medicamentos están desapareciendo, especialmente la insulina, las soluciones para diálisis, los analgésicos, los antiepilépticos y los medicamentos para el asma. Un centro para personas con discapacidad en Beit Hanoun no sabe cómo evacuar a 40 personas porque las ambulancias se necesitan urgentemente para trasladar a los heridos.

Las escuelas se han convertido en refugios para los desplazados y las 760 camas de los hospitales se han duplicado porque en cada cama se coloca a dos personas, las demás están en los pasillos, en las escaleras o en los sótanos. "Estos días nunca los olvidaremos", es el mensaje de Karam Jad, de 22 años, a una ONG italiana. "Este podría ser mi último día de vida. Nadie sabe qué sucederá", añade.

Los habitantes, mientras les dura la batería del móvil, envían mensajes o videos terribles, para hacer entender al mundo lo que están viviendo. En uno de ellos, un niño está en una camilla del hospital de Shifa, sin rostro y convertido en una momia de vendas. El padre está en una camilla al lado y ha perdido una mano, se le ve un muñón vendado. El hombre llora y acaricia al pequeño con lo que queda de su brazo, pero su hijo, que no puede ver nada, comprende la desesperación: "No, papá, no tengas miedo, sé fuerte, estoy bien...".

En otro vídeo hay un montón de escombros, está grabado en uno de los 1.000 edificios de Gaza derribados. Se excava frenéticamente y en una grieta bajo toneladas de cemento derrumbado, desde la oscuridad, iluminada por una linterna de los socorristas, aparece una mano ennegrecida por el polvo. Está viva. Por unos segundos mueve cuatro dedos, golpea la piedra tratando de pedir ayuda, pero después ralentiza el movimiento hasta que se detiene, ya no puede más. Un último temblor y ya no vuelve a moverse.

Es inútil preguntar si han visto esos vídeos a los soldados que fuera de Gaza excavan trincheras, instalan puentes o manejan tanques preparándose para llevar a cabo el 'ojo por ojo, matanza por matanza'. Mientras tanto, dentro de Gaza, a aquellos que se están preparando para morir, solo les queda compartir lo que puedan en Instagram.