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EEUU

Entre el optimismo y la clase media: la fórmula de Kamala Harris para su 'coronación'

El candidato anti vacunas Robert F. Kennedy pide el voto para Trump y complica los planes demócratas para la Casa Blanca

La candidata demócrata estadounidense, Kamala Harris, durante su discurso de aceptación.
La candidata demócrata estadounidense, Kamala Harris, durante su discurso de aceptación.Brynn AndersonAP Photo
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Un día y un mes después de Kamala Devi Harris se convirtió formalmente en la candidata del Partido Demócrata a la presidencia de Estados Unidos. Lo hizo en el cierre de la Convención de su partido con un discurso corto -39 minutos- en el que repitió en gran medida los puntos fundamentales de la tradición política estadounidense.

El mensaje tuvo dos partes bien diferenciadas. En la primera, en la que Harris describió su infancia y su juventud para así tratar de definir sus cualidades políticas. En la segunda, atacó a su rival, el ex presidente Donald Trump, y desgranó las líneas generales de su acción de gobierno. Sus mensajes fueron los que la Convención Demócrata ha repetido de manera incansable estos días: optimismo ("alegría"); espíritu combativo ("cuando luchamos, ganamos"); y fe en el futuro, lo que en su visión implica el rechazo de la agenda conservadora de Donald Trump y su candidato a la vicepresidencia y el senador iliberal JD Vance ("no vamos a ir hacia atrás").

Para ello, Harris utilizó en su discurso varias de las fórmulas cuasi mágicas que conectan a los políticos estadounidenses con su electorado.

De Ronald Reagan tomó la idea del patriotismo: "Es nuestro turno para lograr lo que generaciones previas han hecho: guiados por el optimismo y la fe, tenemos que luchar por este país al que amamos, y estar a la altura de la espectacular responsabilidad que viene con el mayor privilegio que se puede tener en la Tierra: el privilegio y el orgullo de ser estadounidense".

De Barack Obama, la de la unidad: "Sé que hay personas con diferentes puntos de vista en política viéndome esta noche. Y a ellos les quiero decir: prometo que seré la presidenta de todos los estadounidenses. Pueden estar seguros de que siempre pondré a la nación por delante del partido". Y de Joe Biden, su predecesor, la de la competencia y la humildad: "Seré una presidente que lidera y que escucha que es realista. Práctico. Y que tiene sentido común y escucha siempre al pueblo estadounidense".

Harris recordaba a Bill Clinton al hablar de que "sabemos que una clase media fuerte siempre ha sido clave para el éxito de EEUU, y construir esa clase media será un objetivo definitorio de mi presidencia". Y hasta a Donald Trump cuando habló casi en términos apocalípticos de la necesidad de mantener una defensa fuerte: "Como comandante en jefe, garantizaré que EEUU tenga la fuerza de guerra más fuerte y mortífera del mundo".

Globos en el cierre de la Convención Demócrata.
Globos en el cierre de la Convención Demócrata.Eva HAMBACHAP Photo

El equipo de Harris ha utilizado hábilmente una palabra que a menudo ha sido cooptada por los conservadores, "libertad", para orientarla a la izquierda. Evidentemente, el concepto de libertad del centroizquierda es muy diferente del de la derecha. Harris uso esa palabra tres minutos en promedio, ciñéndola a libertad "para asegurar nuestros derechos reproductivos"; "para vivir libres sin violencia por las armas de fuego en nuestras escuelas, en nuestras comunidades y en nuestros lugares de oración"; "para amar a quien se quiera"; "para respirar aire limpio y beber agua limpia"; y "para tener la libertad que abre el camino a las otras: libertad para votar". Esa última referencia desencadenó una de las mayores ovaciones de la noche dado que varios estados controlados por los republicanos están restringiendo el derecho de voto para impedir que los grupos que votan demócrata puedan participar en las elecciones.

Harris también se adentró en la política exterior algo inusual en este tipo de eventos, ya que ese capítulo no da ni un voto en EEUU. "Como presidenta, yo estaré firmemente con Ucrania y con nuestros aliados de la OTAN", dijo, antes de proclamar su apoyo a Israel, aunque declaró que "éste es el momento de una tregua" en Gaza. Fue una declaración de principios en un tema que provoca una división tremenda en su partido, y en el que Harris solo logró una ovación atronadora cuando anunció su compromiso "con la autodeterminación de los palestinos".

Dejando al margen la política exterior, la fórmula del discurso de Harris suele funcionar en EEUU. El candidato del optimismo -Ronald Reagan, Bill Clinton, Barack Obama- tiende a imponerse al del pesimismo o al que juega la baza del 'hombre de Estado' -George Bush 'padre', John McCain, Hillary Clinton-. Al mismo tiempo, Harris, por su rocambolesca llegada a la campaña, cuenta con una ventaja adicional: ella -que lleva en el poder cuatro años- y no Donald Trump -que dejó la Casa Blanca hace exactamente el mismo tiempo- es la que proyecta una imagen de insurgente, rebelde, inconformista. Normalmente, los estadounidenses tienden a caer rendidos a los pies de esas figuras, llámense éstas Bill Clinton, Barack Obama o Donald Trump.

Así que, por primera vez en sus nueve años en política, Trump es el político profesional, el hombre del establishment, por más que sus propuestas no tengan nada de convencionales y las de Harris sí se inscriban en la versión de centroizquierda de la tradición política más estándar de EEUU. Trump necesita más votos. La decisión del candidato antivacunas Robert F. Kennedy de abandonar la campaña por la Casa Blanca y apoyarle -más como un acto de rencor hacia sus ex compañeros demócratas que por simpatía hacia el republicano- puede darle los dos o tres puntos que necesita para igualar a Harris. Quedan 73 días hasta las elecciones, y aún falta mucho por contar.