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El hijo sacerdote al que Modigliani nunca reconoció y que vivió en un pequeño pueblo francés sin querer perder el anonimato

El pintor italiano Amadeo Modigliani.
El pintor italiano Amadeo Modigliani.GTRES
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Al igual que algunos artistas coetáneos, el pintor italiano Amadeo Modigliani murió en la pobreza a causa de una meningitis tuberculosa. En 1920, con 35 años, le encontraron en una habitación en París rodeado de botellas de absenta vacías y latas de sardinas abiertas. Un amigo suyo tuvo que pagar el entierro. Casi un siglo después, concretamente en 2015, su lienzo Desnudo reclinado se subastó en Christie's por 158 millones de euros, que en la actualidad ocupa el 12º puesto entre las obras más caras de la historia. El comprador fue el milmillonario chino Lui Yiquian.

Modigliani era tremendamente atractivo. Desde su tierna adolescencia tuvo un gran éxito con las mujeres a las que solía dibujar y pintar. Mantuvo relaciones con prostitutas de los arrabales venecianos, con la modelo negra Aïcha, considerada la inspiración de Montparnasse, la marchante de arte Hanka Zborowska, la mejor poetisa rusa del siglo XX Anna Ajmátova, la periodista sudafricana Beatrice Hastings; con Simone Thiroux tuvo en 1917 a su primer hijo, Serge Gérad. Sin embargo, Modigliani no le reconoció acusando a su pareja de haber fornicado con otros.

Anónimo y sin herencia

El niño fue dado en adopción. En su adolescencia pasó a llamarse Gerald Thiroux-Vilette (el segundo apellido por su madre adoptiva) y sintió la profunda llamada del Señor. Se convirtió en sacerdote, recaló en diversas iglesias, pero la mayor parte de su vida la pasó como párroco en Milly-la Forêt, al sur de París. El padre Gerald supo con 14 años quién era su padre biológico, el mismo que negó darle un apellido y que el día de su bautizo estaba con otra de sus amantes acompañándola en la Costa Azul porque estaba dando a luz. En los documentos municipales no aparece el apellido Modigliani.

En la década de los 70, François Mattei, corresponsal de la revista Época, localizó al hijo del maestro en la parroquia de Boutigny sur Essonne, en la Francia más profunda. Desde el primer momento, el sacerdote deja claro que quiere seguir no solo en el anonimato sino que no desea reclamar nada de la herencia de su progenitor. Quiere que le olviden. En una breve conversación, el sacerdote le dijo al periodista que "nunca he profundizado en la historia de mi nacimiento, ¿por qué habría de hacerlo? Ella (su madre) intentó por todos los medios localizarme y llegó hasta mí. Los familiares de Modigliani nunca lo hicieron. Seamos honestos. ¿Qué me une a mi padre? Nada en absoluto. No tengo ninguna de sus dotes artísticas, ni dibujo ni pinto". El religioso falleció a los 87 años en 2004.

El pinto, adicto

Modigliani tuvo otros dos hijos ilegítimos que fallecieron durante la infancia, por lo que la única heredera fue su hija Jeanne (1918-1984) que quedó huérfana siendo una cría. Su madre, Jeanne Hébuterne, modelo y musa del pintor, se suicidó tirándose por la ventana dos días después del fallecimiento del autor de La judía estando embarazada de ocho meses.

Durante su corta existencia, Modigliani fue adicto al alcohol, la cocaína y el hachís. Pero eso no le impidió pintar y dibujar centenares de obras, incluso tiene algunas esculturas, pero no siguió por ese camino porque nunca tenía dinero para pagar la piedra. Su arte es perfectamente reconocible: cabezas oblongas, líneas definidas y formas ovales, cuellos cilíndricos y muy largos, ojos almendrados, suaves matices de color...

Pintó a sus numerosas amantes, muchas de ellas desconocidas como tenderas, dependientas de lavanderías o jovencitas de la academia de pintura Colarossi. Con algunas de ellas fue violento de manera verbal e incluso en más de una ocasión las agredió físicamente, pero a pesar de su mal temperamento las féminas se colgaban de él. Tenía un magnetismo único.

Se codeó con Picasso, Cocteau y Brancusi, quienes decidieron llamarle Modí (la pronunciación francesa de maldito). A pesar de su delicada situación financiera, vestía con trajes y sombreros de ala ancha que le daban un porte casi aristocrático y, de hecho, Picasso decía de él que era el único hombre que sabía vestir en París.

Este viernes se ha estrenado en los cines españoles Modigliani, tres días en Montparnasse dirigido Johnny Depp (61), que supone su retorno a la dirección después de tres décadas con The Brave. El actor Riccardo Scamarcio (45) se pone en la piel de uno de los mejores pintores del siglo XX, quien está enterrado cerca de Versalles.