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Antes de empezar a jugar al baloncesto, dos chicas de 14 años apartan con el pie los cascotes, restos de obra y las litronas rotas que cubren el área comprendida entre la línea de tiro libre y el aro, dejando el resto de la cancha como lo que es: un vertedero improvisado.
—¿No os molesta?
—Esto está siempre así. Le damos un poco con el pie y ya nos hemos acostumbrado— responden mientras señalan cómo la parcela en la que se encuentra la cancha se ha convertido en un basurero: tubos de ventilación viejos construidos con fibra de vidrio, cascotes de obra, una silla vieja, ferralla, sacos de escombros... Todo ello situado pared con pared con el Instituto Público Tirso de Molina.
Este es solo un ejemplo de la suciedad a la que se enfrenta el distrito de Puente de Vallecas, un fenómeno que todos los vecinos reconocen que «viene de largo», pero que no ha hecho más que empeorar. Alcorques utilizados como basureros improvisados, bolsas de residuos abandonadas en las esquinas de la vía pública, cubos desbordados hasta el punto de que las bolsas caen al suelo dejando media acera inutilizable junto a la calle Santa Julia, donde una señora espeta: «Nos come la mierda».
También son habituales los restos de muebles apilados entre los contenedores, que los chatarreros escudriñan en busca de algo de valor, como piezas de ferralla, electrónica o, incluso, una tapa de váter utilizada.
La acumulación de deshechos no solo afecta la estética y salubridad del barrio, sino que ha propiciado la proliferación de ratas, tanto en el lado de Puente de Vallecas situado dentro de la M-30 como al otro lado de la vía de circunvalación, en parques como Luther King, en el distrito de Retiro, donde los vecinos ya han advertido de su presencia. Sobre este problema, el Ayuntamiento asegura que «técnicos del Departamento de Control de Vectores de Madrid Salud siguen aplicando tratamientos» y que se ha requerido al propietario de un solar privado cercano que adopte medidas. Además, lanza un mensaje de calma al afirmar que «aunque la incidencia ha remitido, se seguirá vigilante e interviniendo».
La presencia de suciedad en Puente de Vallecas es un tema recurrente y polarizador, con la existencia de dos bloques claramente definidos. Por un lado, los grupos de la oposición y las asociaciones de vecinos achacan el problema a la desigualdad en la asignación de servicios.
Por otro, desde el Ayuntamiento sostienen que «en el distrito de Puente de Vallecas no se ha detectado un problema específico de acumulación de residuos debido a la falta de servicio, sino a comportamientos incívicos, principalmente el abandono de residuos fuera de los contenedores. Los servicios de inspección realizan un seguimiento periódico en tres turnos de trabajo para garantizar la adecuada prestación del servicio».
Una afirmación con la que la concejala socialista Ana Lima no está de acuerdo. Ella atribuye la situación al desequilibrio territorial, una expresión que desde el Ayuntamiento consideran un «mantra de la izquierda». En este sentido, Lima explica que Madrid está dividido en tres lotes de recogida de residuos, y Puente de Vallecas pertenece al tercero, «el que menos inversión recibe». Concretamente, señala que se gastan «58,42 euros por habitante al año», mientras que en Chamberí la cifra es de «81,03 euros por habitante al año». «Mientras tanto, en el caso de la limpieza», prosigue, «en Puente de Vallecas se invierten 75,83 euros al año por habitante, y en el Centro, 120,07 euros».
Un análisis compartido desde Más Madrid, cuyo portavoz, José Luis Nieto, apunta que «solo el 3,7 % de las calles en Vallecas se limpian todos los días y el 45 % se baldea al menos una vez a la semana». Asimismo, Nieto subraya que Entrevías es el barrio más afectado, con una inversión de apenas dos millones de euros en limpieza, frente a los cinco millones destinados a barrios como Cuatro Caminos o Aravaca. También destaca que la media de gasto por habitante y año en Vallecas es de 59 euros, muy por debajo de los 86 euros de media en la ciudad.
Además, desde la oposición coinciden en señalar que la limpieza varía según el distrito: en el sur y este de Madrid, que representan el 46% de las calles de la ciudad, solo el 6% de las vías recibe la máxima intensidad de limpieza, frente al 12% en el resto de los distritos.
Por su parte, el Ayuntamiento defiende sus propias estadísticas: «Los recursos en limpieza se asignan en función de la intensidad del uso de las vías públicas (turismo, actividad comercial o laboral, presencia de centros que atraen a personas de otras partes de la ciudad o del exterior), la velocidad de ensuciamiento y las características urbanísticas de cada entorno. En este sentido, Puente de Vallecas tiene un nivel de limpieza superior al de distritos como Chamartín o Arganzuela y muy similar al de otros como Retiro o Salamanca».
Sea como fuere, el debate sobre la suciedad en el distrito de Puente de Vallecas se ha convertido en una suerte de día de la marmota, donde cada bando esgrime sus propias estadísticas en los enfrentamientos entre el Gobierno municipal y los partidos de la oposición (Vox, PSOE y Más Madrid), a los que se suman las quejas de asociaciones de vecinos y otras entidades ciudadanas. Mientras tanto, basta con salir a la calle para comprobar que Puente de Vallecas está visiblemente sucio.