Hasta el viejo Centro de Transportes de Coslada, a un paso de la M-21, se trasladó ayer la presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso, para presentar en sociedad uno de los enclaves vitales para la economía de la región. La Comunidad ha impulsado allí una nueva Agencia Logística con el objetivo de convertirla en el epicentro de la distribución, no sólo madrileña, sino como puente intercontinental. Es decir, para que las empresas miren con más deseo ese rincón del polígono industrial de Coslada. Una referencia también en Europa.
«Lo estamos haciendo en conjunto con nuestra industria», detallaba la presidenta, durante su ruta por los pasillos del edificio principal, subrayando cómo la cifra de negocios creció hasta diciembre en la Comunidad de Madrid un 20% más que el año anterior, y hasta tres veces por encima de la media nacional.
La nueva Agencia Logística se levanta sobre los huesos del antiguo Centro de Transportes de Coslada, que fue creado por el Gobierno regional allá por 1989, siendo presidente regional el socialista Joaquín Leguina, para la promoción, desarrollo y comercialización de espacios logísticos. Mucho ha cambiado la región, y el país, desde entonces. De hecho, la Comunidad cuenta actualmente con más de 38 millones de metros cuadrados, distribuidos en 23 parques, y más de 12.000 empresas dedicados a esta actividad.
El enclave, según ponderaba la propia Ayuso, servirá para mejorar el posicionamiento de Madrid como punto de conexión para el transporte de las mercancías y enlace entre Europa, Hispanoamérica y el norte de África. Para ello, además de la infraestructura, se apostará por una renovada regulación, «más homogénea, que facilite el tránsito y simplifique los trámites». Todo ese cóctel, según sostenían ayer desde el Ejecutivo regional, ayudaría a las compañías a reducir costes y tiempos de operación.
Ayer, Ayuso, que estuvo acompañada del presidente de la Cámara de Comercio de Madrid, Ángel Asensio; el consejero de Transportes de la Comunidad de Madrid, Jorge Rodrigo, el alcalde de Coslada, Ángel Viveros y el gerente de la Agencia Logística, Eduardo San Román, se mostró orgullosa por el dato que revela que la Comunidad de Madrid absorbe el 60% de los flujos internacionales de mercancías que entran en España y el 33% de las nacionales. El Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas llegó a gestionar durante el pasado 2024 hasta 767.000 toneladas, mientras que el Puerto Seco de Coslada ya ha alcanzado los 150.000 contenedores.
Modelo homogéneo para todos los centros
Una de las principales misiones de la Agencia Logística de la Comunidad será la coordinación y promoción de la actividad, así como incrementar el atractivo de la región para las empresas, ejerciendo como una suerte de imán. «Ofrecerá una gestión centralizada, optimizando recursos y consolidando un modelo homogéneo para todos los centros, disminuyendo significativamente los costes y tiempos de operación», volvían a elogiar desde Sol el papel de la infraestructura.
Por otro lado, la jefa del Ejecutivo autonómico se refirió al proyecto pionero Última Milla, con el que el Gobierno regional, a través de Metro de Madrid, está contribuyendo a reducir la contaminación y la congestión circulatoria asociada a los vehículos de distribución, evitando el movimiento en superficie de miles de paquetes al día en horas valle.
La presidenta señaló que los resultados de este reparto de proximidad desarrollado por el suburbano madrileño durante el último trimestre de 2024 han sido «positivos», e incidió en la necesidad de seguir explorando en este camino. Según explicó, a través de este proyecto piloto, la compañía metropolitana facilitó la entrega de 38.000 paquetes en las líneas 3 y 12, sin interferir en circulación de los viajeros.
Fue una jornada en la que Ayuso colocó su lupa sobre el tejido industrial y la economía, con la nueva Agencia Logística como buque insignia para continuar con el crecimiento de los números de toda la región. Pero tuvo tiempo también para hablar sobre Ábalos -«La estudiante de Odontología ha sacado las muelas al ministro»-, sobre «el desguace» de la Agencia Tributaria de Cataluña y, también, sortear la siempre espinosa pregunta sobre Carlos Mazón con un simple: «No estoy en esto».