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En las últimas dos semanas, Santiago Abascal se ha visto con todos -o casi todos- los líderes internacionales de los que dice ir de la mano. Solo 14 días han pasado desde que reuniera en Madrid a los dirigentes de los partidos que integran Patriots, su familia europea, con el húngaro Viktor Orban y la francesa Marine Le Pen a la cabeza. Y, este jueves en Washington, coincidió con Javier Milei y Elon Musk -a falta de un encuentro con Donald Trump-.
Sin embargo, ese presumir de "socios" globales ha quedado empañado por las posturas que mantienen estos dirigentes en una cuestión de máxima actualidad: la invasión rusa de Ucrania y las negociaciones para ponerle fin. Desde que se adhiriera a su grupo en Bruselas, la relación entre Orban y Vladimir Putin ya situaba a Vox en una posición comprometida -el partido siempre había abogado por estar del lado de Volodímir Zelenski- y ahora las maniobras y palabras de Trump reavivan la brecha latente en la estrategia de los de Abascal.
Ese asunto es precisamente uno de los que centran las críticas a la deriva del partido que vienen haciéndose escuchar en las últimas semanas. Diputados regionales y concejales alzaron la voz para denunciar el giro de Vox en Europa -al cambiar a Giorgia Meloni por Orban-, gesto que desencadenó un goteo de salidas y expulsiones. En el partido le restan importancia -los ven como casos "aislados"- y, así, se reafirman en su hoja de ruta internacional mientras siguen saltando voces críticas.
Este sábado, todas ellas están convocadas a un encuentro en Madrid para escenificar ese movimiento contrario a la dirección nacional de Vox. La mayoría son ex dirigentes que han abandonado la formación denunciando la deriva que estaba tomando -y la falta de "democracia interna"- y cargos que fueron purgados por la cúpula de los de Abascal tras verbalizar sus quejas. Los grandes nombres que un día formaron parte del partido, como Iván Espinosa de los Monteros, Rocío Monasterio o Macarena Olona, no han sido invitados al cónclave porque este pretende ser una "revolución de la infantería", aunque están informados, señalan los organizadores, que estiman que asistan hasta 90 personas entre dirigentes que siguen en activo y otros que no.
El respaldo de Abascal a Trump, que se mantiene pese a sus descalificaciones a Zelenski -lo llamó "dictador"-, estará muy presente en el encuentro de hoy como un elemento más en el que sustentar la denuncia al "viraje geopolítico" que supuso la alianza con Orban. Dirigentes críticos que asistirán a la reunión señalan a este periódico que aquel cambio en Bruselas provocó que "el alineamiento de Vox con Occidente frente a Rusia y China esté peor salvaguardado" y algunos consideran que la asociación con el húngaro condiciona los posicionamientos del partido en materia internacional: "Están acorralados".
Además, varios purgados señalan que detrás de la alianza con Orban está el préstamo que concedió a Vox un banco que es, en parte, propiedad del Estado húngaro. El MBH Bank proporcionó a la formación de Abascal un crédito de 6,5 millones de euros para financiar la campaña de las elecciones generales de 2023. El plazo para devolverlo vencía en julio de 2024 -mismo mes en el que Vox cerró su adhesión al grupo de Orban en Europa-, aunque finalmente el partido español lo reintegró en septiembre. Para los críticos, "la concesión de ese préstamo vulnera el discurso del interés nacional o la afinidad ideológica [a la hora de justificar el cambio]; es interés económico". Así, ven esa operación como la razón de la "alineación con Orban" frente al anterior pacto con Meloni.
Bajo estos argumentos, los díscolos darán hoy la cara para constatar la existencia de un movimiento crítico que, por ahora, la dirección nacional de Vox desoye, sosteniendo y reivindicando su estrategia internacional.