COMUNIDAD VALENCIANA
COMUNIDAD VALENCIANA

La crisis de Vox paraliza al PP en Valencia sin que la izquierda pueda armar una moción de censura contra Mazón o Catalá

La alcaldesa de Valencia se queda en minoría en el Ayuntamiento mientras el presidente autonómico sigue sin poder presentar los presupuestos de la Generalitat por el bloqueo de su ex socio

La alcaldesa de Valencia, María José Catalá, y el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón.
La alcaldesa de Valencia, María José Catalá, y el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón.DAVID GONZÁLEZARABA PRESS
Actualizado

Los destinos de Carlos Mazón y María José Catalá parecen condenados a entrelazarse. Si el presidente de la Generalitat fue quien inauguró la senda de los pactos autonómicos con Vox tras las elecciones de 2023, la alcaldesa de Valencia acabó por aceptar lo inevitable para dar entrada a los de Abascal en su gobierno municipal (la resistencia le duró cuatro meses). Vox rompió el pacto con Mazón en julio de 2024 y obligó al PP a gobernar por primera vez en minoría, de la misma manera que ahora la crisis de Vox -con la espantada de dos concejales- obliga a Catalá a mantenerse al frente del Ayuntamiento sin el sostén de una mayoría absoluta.

Con Mazón sin poder presentar los presupuestos de la Generalitat ante la indefinición de Vox, la alcaldesa de Valencia ha pedido al partido que demuestre que puede ser un «socio confiable». No en vano, su grupo municipal ha pasado en cuestión de días de cuatro a dos concejales, lo que ha dejado a Catalá con un gobierno en minoría. PP y Vox suman ahora 15 concejales frente a los 16 de la oposición de Compromís y PSOE. En el limbo se ubican hoy el ex teniente de alcalde y ex portavoz de Vox, Juanma Badenas, y quien es su pareja, la ya también ex concejala de Vox Cecilia Herrero.

La baja de Herrero como militante de Vox se produjo la semana pasada, justo después de que el partido abriese un expediente a Badenas y le suspendiese cautelarmente como portavoz mientras se le investiga por un supuesto contrato irregular. Eso sí, Herrero justificó ayer, desde la sala de prensa municipal y acompañada por Badenas, que si abandona ahora Vox es por «mobbing laboral y personal». Herrero dice sentirse víctima de acoso por parte de asesores «impuestos» por la dirección nacional de Vox.

La alcaldesa quiso circunscribir a Vox un mero «problema interno». «El problema no lo tengo yo ni mi partido», vino a decir Catalá, aunque deslizando que ya sabe lo que es gobernar en minoría. De hecho, la crisis de Vox sí tiene impacto directo en la gobernabilidad del consistorio, además de que obligará a Catalá a realizar una segunda reordenación de competencias en menos de una semana.

Ni Badenas ni Herrero han dado señales de querer renunciar al acta que les reclama su partido. «La aritmética es la aritmética», amenazó ayer Herrero, evidenciando que son ahora ella y Badenas quienes tienen la sartén municipal por el mango. «Haré lo que me dicte mi libertad de conciencia y mi fidelidad a mis principios y mis valores», insistió, en la misma línea de lo expresado hace unos días por Badenas. El pacto entre PP y Vox, por tanto, no les concierne a ellos.

Catalá, que a diferencia de Mazón logró aprobar unas nuevas cuentas para 2025, puede verse atada de pies y manos a la hora de sacar adelante en el pleno temas relevantes como modificaciones urbanísticas o de crédito. Aun así, la moción de censura a Catalá no está sobre la mesa, pues la izquierda necesitaría del voto de los dos ediles tránsfugas. Tanto fuentes de Compromís como del PSOE descartaron ayer de plano esta opción. De ahí que el portavoz socialista, Borja Sanjuan, retase a Catalá para que presentase ella una cuestión de confianza.

Tampoco la moción de censura parece que pueda tomar forma en las Cortes Valencianas. De nuevo, el futuro de Mazón quedaría en ese caso en manos de Vox, que ya ha dicho que no dará a la izquierda esa victoria. Aun así, el primero en proponerla fue Joan Baldoví, que instó al PSPV de Diana Morant a presentarla. La secretaria general de los socialistas valencianos llegó a amenazar con dar el paso si el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, no movía ficha para destituir a Mazón. Desde entonces, Morant guarda silencio mientras Mazón ha dejado en el aire los presupuestos de la reconstrucción.