ESPAÑA
Política

La estrategia de Vox para que los socios internacionales le "catapulten": así llega Abascal hasta Trump y Milei

El partido ha redefinido su planteamiento en el extranjero, tejiendo alianzas con formaciones en auge, y ha delegado el mando en su fundación

Milei saluda efusivamente a Santiago Abascal durante la cena 'Hispanic Gala' en WashingtonE.M
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Desde hace meses, cuando cada lunes el portavoz nacional de Vox comparece ante los medios de comunicación para valorar la actualidad, nunca falta una referencia a lo que está sucediendo más allá de las fronteras. Ya sea para elogiar la actuación de alguno de sus aliados internacionales, para celebrar los resultados cosechados por un partido afín en cualquier cita electoral o para denunciar cordones sanitarios impuestos en el extranjero para impedir gobiernos de extrema derecha. Desde hace meses, en la sede de la calle Bambú las jornadas transcurren con un ojo puesto en lo que sucede a su alrededor, pues su estrategia internacional se ha convertido en uno de los pilares más firmes que sostienen a Vox.

La formación de Santiago Abascal, que el pasado diciembre cumplió once años, aún no sabe lo que es estar en La Moncloa. Los resultados de las últimas elecciones generales supusieron un paso atrás en el crecimiento del partido -perdió más de medio millón de electores y 19 escaños-, con lo que Vox ahora fía su futuro a hacer valer su influencia en las seis comunidades autónomas donde sus votos todavía son decisivos. Sin embargo, fuera de España, las tornas se invierten. Abascal preside la tercera fuerza de la Eurocámara, con el aval de Marine Le Pen (Francia) y Viktor Orban (Hungría), y se ha consolidado como el «puente» con América para las formaciones más inclinadas a la derecha. Javier Milei, Giorgia Meloni, Benjamin Netanyahu, Jair Bolsonaro, Donald Trump... La agenda de contactos de Abascal da cuenta del peso que Vox otorga a su estrategia internacional, redefinida y reforzada en los últimos años.

Santiago Abascal y Benjamin Netanyahu, en 2024
Santiago Abascal y Benjamin Netanyahu, en 2024E. M.

Las primeras elecciones a las que Vox concurrió fueron, precisamente, unas europeas. El partido no sumaba ni seis meses de vida cuando, el 25 de mayo de 2014, se quedó sin asiento en Bruselas -Podemos irrumpió en aquella cita quintuplicando el resultado de los de Abascal-. Apenas había tenido tiempo entonces de determinar qué haría, con quién se aliaría, de haber accedido a la Eurocámara; pensar con mirada internacional quedaba muy lejos. Así, tras aquel batacazo, Vox solo se concentró en consolidarse a nivel nacional.

De hecho, la formación esperó hasta 2016 para crear el cargo de vicesecretario de Relaciones Internacionales, que recayó en Iván Espinosa de los Monteros, hoy fuera de Vox. Con él al mando, el partido llegó a las europeas de 2019 tras haber intercambiado elogios, vía redes sociales, con varios líderes de la extrema derecha del continente como Le Pen y Orban, pero sin mayor carrera internacional que esa. Su lema para aquella cita con las urnas, «en Europa, por España», daba cuenta de que el foco de Vox seguía puesto en lo nacional. «Queremos apostar por una Europa fuerte que respete la idiosincrasia de cada uno de los Estados que la conforman y su soberanía nacional», rezaba su programa electoral, en un momento en que el desarrollo del procés estaba sirviendo de trampolín a Vox para crecer en España.

Santiago Abascal y Viktor Orban, en 2020
Santiago Abascal y Viktor Orban, en 2020E. M.

Abascal preside Patriots, con el aval de Marine Le Pen y Viktor Orban

Con Espinosa de los Monteros como director de campaña, el partido alcanzó tres eurodiputados en mayo de 2019. Y, una vez se vio en la esfera de Bruselas, entonces sí, hizo despegar su crecimiento internacional. Vox se integró en el Grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR), de la mano de Fratelli d'Italia, de Giorgia Meloni, quien en aquel momento apenas aglutinaba al 6% de los votantes. Estaba también en el grupo el polaco Mateusz Morawiecki, de Ley y Justicia, que se convertiría en uno de los principales aliados de Abascal. Al integrarse en el ECR -que hoy ha abandonado-, Vox tuvo sin embargo que acceder a compartir grupo con los nacionalistas flamencos de la N-VA, que en varias ocasiones habían hecho gala de sus lazos con Carles Puigdemont y el separatismo. Cedió, pensando que era el precio a pagar por tejer una red de alianzas que le traería beneficios «a largo plazo».

Giorgia Meloni y Santiago Abascal, en 2023
Giorgia Meloni y Santiago Abascal, en 2023EFE

Una vez asentado en Europa, Vox quiso dar el salto a América. «Vimos que allí podíamos hacer algo», recuerdan personas de la actual dirección. Pero, en esa ocasión, la estrategia no se diseñó desde la sede de la calle Bambú. En 2020 el partido creó la Fundación Disenso, presidida por Abascal, y situó al frente a Jorge Martín Frías -hoy eurodiputado y cuyo papel «está siendo clave»-. En esta organización se delegó entonces la batuta para definir un plan para Vox en el otro continente aunque, desde la salida de Espinosa de los Monteros del partido tras las generales de 2023, Disenso se hace cargo de toda la estrategia internacional de Abascal.

El papel del director de Disenso «está siendo clave»

De hecho, que el líder de Vox esté hoy en la toma de posesión de Trump en Washington es fruto de una alianza que Disenso comenzó a construir al principio de su andadura. Eligió a Heritage, think tank (laboratorio de ideas) afín al Partido Republicano, como socio para trasladar el mensaje del partido a EEUU y esa unión, que en la cúpula de Vox valoran como «la más importante», les llevó al hoy presidente electo. La foto que Abascal y Trump se tomaron en febrero de 2024, y que hoy no está previsto que se repita, consolidó a la formación española dentro de la órbita de aliados del dirigente estadounidense.

Santiago Abascal y Donald Trump, en 2024
Santiago Abascal y Donald Trump, en 2024Vox

Más allá de EEUU, la razón de ser de Disenso, señalan fuentes de Vox, fue la de construir una red de socios en Iberoamérica. «Detectamos que el PP había abandonado esa vía, desmantelando su presencia allí, y que teníamos la posibilidad de tejer alianzas con partidos nuevos que estaban surgiendo». Los de Abascal se fijaron, por ejemplo, en un Milei que entonces apenas rascaba el 1,5% de los votos. A finales de 2020 Disenso creó Foro Madrid, una red de partidos conservadores y de extrema derecha para frenar «el avance del comunismo». Su carta fundacional la firmaron, entre otros, el hijo de Jair Bolsonaro -Abascal se reuniría al año siguiente con el ex presidente brasileño- y la opositora venezolana María Corina Machado. «Todos se volcaron en la idea de que Vox tiene que crecer y eso nos catapulta hacia arriba», apuntan hoy desde el partido.

Santiago Abascal y Jair Bolsonaro, en 2021
Santiago Abascal y Jair Bolsonaro, en 2021E. M.

Constatados los beneficios de tener socios fuera de las fronteras, los de Abascal afrontaron los comicios europeos del junio pasado con una estrategia reformulada. «Nos van a oír», rezaba su lema, dejando atrás la apuesta por mantener el foco en lo nacional y jugando ya a abanderar una «causa global». Entonces sí, Vox confió a su presencia internacional el éxito que no estaba llegando en España: mientras la ola de extrema derecha se extendía por el continente, los de Abascal perdieron 19 escaños en las generales de 2023. El 9-J, el partido sumó seis eurodiputados, un resultado agridulce -dobló los escaños de las anteriores europeas, pero cayó frente al 23-J- del que sin embargo ha podido sacar rédito.

Desde el 1 de enero de este año, Abascal preside Patriots, el tercer grupo de la Eurocámara. En una decisión no exenta de polémica, cambió a Meloni por Orban, pese a su cercanía a Vladimir Putin, y por Matteo Salvini, con quien años tras había protagonizado una disputa en redes por su defensa del nacionalismo catalán. «Por mucha coincidencia que tengamos en inmigración, no aceptamos el guiño al separatismo», le reprochó Abascal en 2019. En Patriots están también la portuguesa Chega!, la formación de Le Pen, la AfD alemana o el FPÖ austriaco, partidos ultraconservadores que han cosechado resultados históricos en los últimos comicios. «Eso nos va a ayudar».