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Desde hace unos meses, Vox fía a sus alianzas internacionales gran parte del devenir del partido. Por un lado, mira a la otra orilla del Atlántico, donde Javier Milei y Donald Trump se han convertido en sus principales "aliados" y en el reflejo de las políticas gubernamentales que Santiago Abascal ansía poner en marcha. Y, por el otro lado, Vox se agarra a su cambio de grupo en Europa. Un giro que, si bien ha reforzado su presencia global -Abascal ejerce como presidente de Patriots, donde también están Viktor Orban y Marine Le Pen-, no ha estado exento de polémicas. Ayer, ante sus nuevos compañeros de filas en Bruselas, Abascal defendió su estrategia de "alianzas", de la que hoy hará gala con un acto público en Madrid junto a sus "socios" europeos.
"Estamos asistiendo a grandes cambios en el mundo que nos producen una ilusión gigantesca", apuntó ayer el presidente de Vox en la cena que compartió con los dirigentes que asisten a la cumbre de Patriots en la capital española. "Creo que muchos de vosotros habéis sido pioneros en vuestras naciones, habéis sido unos adelantados a esos cambios", les reconoció, para añadir que confía en que "tarde o temprano la historia [les] hará justicia". Entre los presentes, además de Orban y Le Pen, estaban Matteo Salvini (Italia), Geert Wilders (Países Bajos), André Ventura (Portugal) y varios eurodiputados de Vox.
"Hoy está aquí el futuro" del continente, celebró Abascal, agradeciendo la "lucha" de los líderes conservadores y de extrema derecha con los que ahora va de la mano. Pero, eso sí, manteniendo que su "amor a la patria" está por encima de todo lo demás: "Somos patriotas, no buscamos salvadores en naciones ajenas, lo que hacemos es buscar compañeros de armas con los que colaboramos en la revolución del sentido común", recalcó. La frase toma especial relevancia después de que, desde que Vox decidiera abandonar el grupo de Giorgia Meloni el pasado verano, se hayan sucedido las críticas internas y externas por la presencia en Patriots de formaciones con las que los de Abascal tienen algunas diferencias ideológicas relevantes. Para el líder de Vox, sin embargo, esa alianza es solo para defender lo que les "une": "El amor a la patria frente a la disolución de las fronteras, la defensa de nuestra identidad frente al globalismo, la libertad frente a la ideología woke...".
Abascal pronunció estas palabras en una cena celebrada ayer en Madrid junto a todos los dirigentes de Patriots y que tuvo como invitado a Kevin Roberts, presidente de la Fundación Heritage -think tank (laboratorio de ideas) cercano a Donald Trump-. Una cita nada casual, pues se produce en un momento en que el presidente de Vox quiere alzarse como nexo entre sus aliados europeos y la nueva administración estadounidense. De hecho, el lema de la cumbre de este fin de semana es Make Europe great again (Hacer Europa grande otra vez), tomando así como referencia el eslogan del republicano. Todo pese a que la amenaza arancelaria genera reticencias entre los socios europeos de Vox.
Imagen de unidad tras la crisis
Pero el partido de Abascal quiere aprovechar la cita de este fin de semana, que culmina hoy con el acto público que hará las veces de "proclamación" del español como presidente de Patriots, para rebatir los reproches a su política internacional. Muy especialmente después de que, en la última semana, la estrategia de Vox se haya visto cuestionada desde sus bases, donde hay voces que dudan de que el partido pueda conjugar sus intereses transfronterizos con las demandas de sus afiliados. Este sábado, sin embargo, Abascal está dispuesto a demostrar lo contrario: que sus dos brazos estratégicos, el nacional y el global, son compatibles y que sus lazos internacionales cuentan con el respaldo de los territorios. Y lo quiere hacer con una imagen: la de sus "socios" europeos aplaudidos por hasta 250 cargos orgánicos de Vox y 1.500 simpatizantes.
Si la expulsión, hace una semana, de dos procuradores castellanoleoneses de Vox que se oponían a la adhesión a Patriots desencadenó una crisis interna en el partido -avivada por un goteo de críticas en varias provincias-, ahora los de Abascal quieren que la cita que hoy acogen sirva de contrapeso, para poner de manifiesto la "unidad" y "cohesión" de sus dirigentes nacionales respecto al cambio de grupo. "Hacer una cumbre de estas características sería incompatible con una crisis interna", defienden desde la formación.
El evento reunirá a la cúpula de Vox -señalada en los últimos días por poner "zancadillas" a los dirigentes territoriales y provocar divisiones internas, en palabras de Juan García-Gallardo- con los líderes provinciales del partido. Por un lado, a los miembros del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) -órgano de dirección de Vox, al que pertenecen Ignacio Garriga, Jorge Buxadé, Javier Ortega Smith...- se sumarán los del Comité de Acción Política (CAP), integrado por los asesores y personas más próximas a Abascal.
Y, por el otro, también tendrán asiento reservado los diputados del Congreso y los miembros de los Comités Provinciales del partido -invitados están todos- . Consultadas por este periódico varias delegaciones territoriales que acudirán al evento, estas dicen estar "completamente alineadas" con la postura de la dirección nacional respecto a Patriots. Serán las ausencias las que den cuenta del grado de consenso que existe en Vox sobre las alianzas internacionales de las que presume Abascal.
Orban en el Mercado de San Miguel
La reunión que los dirigentes europeos mantuvieron ayer viernes se desarrolló de forma privada; ni siquiera los medios gráficos estaban convocados. Sin embargo, el primer ministro húngaro se dejó ver por la capital horas antes de la cita. Viktor Orban estuvo en el madrileño Mercado de San Miguel, para sorpresa de quienes se encontraban allí, tal y como revela un vídeo que circula en redes.