INTERNACIONAL
Estados Unidos

JD Vance eleva la presión sobre Groenlandia anunciando que visitará la base militar de EEUU este viernes y criticando "la negligencia y la inacción de los líderes daneses"

Dinamarca y las autoridades locales denuncian una "presión inaceptable" y critican una" "injerencia que viola nuestros principios democráticos y demuestra una falta de respeto"

JD Vance, vicepresidente de Estados Unidos.
JD Vance, vicepresidente de Estados Unidos.EFE
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Al vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance, no le gusta la Unión Europea, considera que sus miembros son unos gorrones y que algunos concretos, como Dinamarca, son "malos aliados" por no querer malvender parte de su territorio ante las exigencias expansionistas de Donald Trump y unos "negligentes" cuya "inacción ha brindado a nuestros adversarios la oportunidad de avanzar en sus propias prioridades en el Ártico".

Lo dice en persona, como ocurrió en Múnich hace unas semanas. Lo dice constantemente en entrevistas, como el pasado domingo en la cadena Fox, afirmando que su Gobierno "hará lo que tenga que hacer sin importarle lo que nos griten los europeos (...) Si eso significa que necesitamos tomar más interés territorial en Groenlandia, eso es lo que el presidente va a hacer", avisó. Pero lo dice también en privado, como se supo este lunes con el escándalo del Signalgate, cuando el director de The Atlantic publicó el contenido de un grupo de una aplicación de mensajería en la que Vance rabiaba por tener que "salir otra vez al rescate de Europa", hablando de un bombardeo en Yemen.

Vance se ha convertido también en uno de los vicepresidentes con más voz y poder en la historia reciente del país, de lejos el que más desde Walter Mondale, el segundo de Jimmy Carter. Y también en el ariete para provocar a los que hasta ahora eran aliados. Es lo que hizo en la Conferencia de Seguridad de Alemania, cuando atacó a Volodimir Zelenski en el Despacho Oval hasta forzar una bronca sin precedentes en la historia moderna de la diplomacia. Y lo que quiere hacer con Groenlandia ahora, con un viaje inesperado el próximo viernes. Primero envió a su mujer, Usha Vance, en una especie de autoinvitacion que las autoridades locales gestionaron como pudieron, pero sin dejar de mostrar su irritación por las formas. Y ahora ha decidido acudir en persona, igual que hicieron hace unas semanas los hijos del propio Donald Trump. Elevando la presión, y la incertidumbre en la población y en Copenhague.

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"El viernes, el vicepresidente JD Vance y la segunda dama Usha Vance viajarán a la Base Espacial Pituffik en Groenlandia para recibir información sobre cuestiones de seguridad en el Ártico y reunirse con militares estadounidenses", ha anunciado este martes la Casa Blanca. La Base Espacial Pituffik es la instalación más septentrional del Departamento de Defensa y da apoyo a misiones de alerta de misiles, defensa antimisiles y vigilancia espacial.

"La alianza estratégica entre Estados Unidos y Groenlandia ha desempeñado durante mucho tiempo un papel vital en nuestra seguridad nacional y económica. Durante la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos estableció más de una docena de bases militares en Groenlandia para defender el Atlántico Norte de las incursiones nazis. Durante la Guerra Fría, Estados Unidos destinó recursos adicionales a Groenlandia para defenderse de los ataques con misiles soviéticos. En las décadas transcurridas desde entonces, la negligencia y la inacción de los líderes daneses y de anteriores administraciones estadounidenses han brindado a nuestros adversarios la oportunidad de avanzar en sus propias prioridades en Groenlandia y el Ártico. El presidente Trump está cambiando de rumbo con razón", añade el comunicado en un tono faltón y agresivo.

El ministro de Exteriores danés, Lars Løkke Rasmussen, considera "muy positivo" que Estados Unidos haya reducido su visita a Groenlandia a su base militar. "Pienso que es muy positivo que los estadounidenses suspendan su visita a la sociedad groenlandesa. En vez de eso, harán una visita a su propia base, Pituffik, y contra eso no tenemos nada", dijo este miércoles a la televisión pública DR Rasmussen. "Pienso que es muy positivo que los estadounidenses suspendan su visita a la sociedad groenlandesa. En vez de eso, harán una visita a su propia base, Pituffik, y contra eso no tenemos nada", dijo este miércoles a la televisión pública DR Rasmussen.

Desafío diplomático

La visita del vicepresidente se convierte así en un problema, un desafío diplomático, una provocación y una presión añadida mientras Washington flirtea una y otra vez con la idea de una anexión, forzosa o no, del territorio. Trump ya intentó comprárselo a Dinamarca durante su primer mandato, pero ahora no parece dispuesto a conformarse con una negativa.

La primera ministra de Dinamarca, Mette Frederiksen, había cargado esta mañana contra la Administración estadounidense por ejercer lo que llama una "presión inaceptable" sobre Groenlandia, criticando la anunciada visita de la segunda dama estadounidense, diciendo que no era oportuno, ya que el territorio está sin Gobierno tras las recientes elecciones. Y constatando lo obvio: "No se puede realizar una visita privada con representantes oficiales de otro país" y menos sin invitación. "Claramente, esta no es una visita que se centre en las necesidades o deseos de Groenlandia", dijo Frederiksen sobre el viaje programado de la esposa del vicepresidente junto al asesor de Seguridad Nacional, Mike Waltz, y el secretario de Energía, Chris Wright.

"La presión sobre Groenlandia y Dinamarca en esta situación es inaceptable. Y es una presión a la que nos opondremos", añadió la primera ministra danesa. El primer ministro saliente de Groenlandia, Mute Egede, calificó de "provocación" los planes de la delegación estadounidense de visitar una base militar estadounidense y asistir a una carrera de trineos tirados por perros, y dijo que su Gobierno interino no se reuniría con la delegación.

La respuesta de Washington ha sido meter a Vance en el viaje. En un vídeo impropio dice que tras ver lo mucho que se iba a divertir su mujer, él no quiere perdérselo y ya de paso ver "qué está pasando con la seguridad" en Groenlandia, diciendo que otros países están amenazando el territorio y la seguridad de EEUU y que quiere "reforzar la seguridad de la gente de Groenlandia", lamentando que "líderes de allí y de EEUU han ignorado" lo que pasaba durante "demasiado tiempo".

"Esta injerencia viola nuestros principios democráticos y demuestra una falta de respeto a nuestra autodeterminación", le ha dicho el primer ministro saliente Egede a la emisora local KNR, añadiendo que los aliados de Groenlandia debían ser más contundentes en sus declaraciones. "Aún no hemos visto a ninguno de nuestros aliados pronunciarse con claridad. Y necesitamos a nuestros amigos entre las naciones. Por eso deben expresarse con mayor claridad; no hay otra opción. Las declaraciones vagas deben cesar (...) ¿Qué hace el asesor de seguridad nacional en Groenlandia? El único propósito es demostrar su poder sobre nosotros. Su mera presencia en Groenlandia sin duda aumentará la confianza estadounidense en la misión de Trump, y la presión aumentará", reprochó.

"No se trata de turistas cualquiera. Y se percibe como una señal. Es una estrategia de seducción para atraer a Groenlandia hacia Estados Unidos", ha lamentado el ministro de Asuntos Exteriores danés, Lars Lokke Rasmussen, diciendo que la visita era "problemática" y demostraba "una falta de respeto". Dos aviones de transporte militar estadounidenses Hércules llegaron a Nuuk, la capital de Groenlandia, a última hora del domingo, transportando personal de seguridad y vehículos blindados, según informó el medio de comunicación digital groenlandés Sermitsiaq. Unos 60 policías daneses también llegaron a Nuuk el domingo, según informa Reuters.