CINE
Cine

Claudia Cardinale: "Belmondo y yo nos divertíamos como niños, en las cenas aburridas nos escondíamos debajo de la mesa y nos tirábamos trozos de pan"

Cine. La legendaria diva del cine europeo e icono sexual en los 70 repasa su carrera y habla de su vida en Francia: "Siempre hay algo que hacer en casa, el restaurante, la Fundación..."

Claudia Cardinale baila descalza en Roma en 1959.
Claudia Cardinale baila descalza en Roma en 1959.
Actualizado

Con esa maravillosa sonrisa de mujer irresistible sin pretenderlo, Claudia Cardinale fue elegida en 1957 «la italiana más bella de Túnez» en un concurso en el que ni siquiera sabía que había participado, un primer paso que le llevaría rápidamente a ser considerada una de las mujeres más guapas y fascinantes del mundo. Símbolo sexual involuntario y, sobre todo, actriz extraordinaria que hizo historia en el cine, Cardinale (86 años) es la diva que no se tomó en serio a sí misma, tan magnífica y poderosa que estaba dispuesta a bromear en televisión, en los tiempos del cine en blanco y negro, en un sketch en el que simulaba poder tocar todos los instrumentos de una orquesta, o cuando aceptó la propuesta del escritor Alberto Moravia para entrevistarla «como si fuera un objeto» para la revista Esquire.

«Cuando sonríe, sus ojos se convierten en dos agujeros negros, brillando con algo travieso, salvaje, intenso, sureño», dijo Moravia antes de interrogarla y examinando cada parte de su cuerpo. Pero ella dijo usarlo «como una máscara, como una representación de mí misma», añadió, siguiéndole el juego.

Marcello Mastroianni se enamoró perdidamente de ella en El bello Antonio, de Mauro Bolognini. Tanto en la película como en la realidad. Ella lo rechazó porque pensó que él estaba coqueteando con todas las actrices y lo trató como un amigo. De aquella historia que no fue queda la inolvidable escena del columpio...

Claudina, la llamaban Luchino Visconti y Federico Fellini, los grandes maestros del cine italiano que la eligieron para sus dos obras maestras de 1963, El Gatopardo con Alain Delon y Burt Lancaster, y 8 1/2 nuevamente con Mastroianni. Pero entre las 150 películas de Claudia Cardinale también hay algunas rodadas en Hollywood, como Las petroleras, en la que CC actúa junto a su supuesta rival BB (Brigitte Bardot), el wéstern Hasta que llegó su hora, de Sergio Leone, y Fitzcarraldo, de Werner Herzog. Una carrera excepcional gracias a papeles diversos e imprevisibles.

Para saber más

¿Cuándo se dio cuenta de que se había convertido en una diva sin pretenderlo?
Me di cuenta poco a poco. Un momento crucial fue 1963, cuando se estrenaron El Gatopardo y 8 1/2. En ese momento comprendí que ya no era una joven promesa, sino que el mundo me acogía como una de sus divas...
¿Cuál es su primer recuerdo en el mundo del cine?
En Túnez. Frente a mi escuela, cuando René Vautier [un famoso director y guionista francés] se me acercó y me preguntó si podía hablar con mi padre. Poco después haría mi primera aparición en una pequeña película, Les anneaux d'or. Pero en ese momento no tenía ni la menor idea de que ese sería mi futuro.
¿Y el último rodaje en el que ha participado?
Con la Fundación Claudia Cardinale que fundé con mi hija Claudia Squitieri. Rodamos el cortometraje Un Cardinale donna, de Manuel Maria Perrone. Fue un retrato poético que mi hija quiso hacer de mí. Lo rodamos en nuestra nueva casa de Nemours en 2023. El corto se presentó en el MoMa de Nueva York durante la retrospectiva de Cinecittà.
¿Puede describir la casa donde vive ahora? ¿Cómo la eligió?
Fue una elección conjunta con mi hija Claudia y mi hijo Patrick. Quería quedarme en Francia, pero tener una vida más próxima a la naturaleza, menos urbanita. Así que decidimos mudarnos los tres a Nemours. La casa donde vivimos era una antigua curtiduría a la orilla del río. En este lugar hoy hemos abierto un restaurante y cedido espacio a la sede de la Fundación.
¿Cuáles son sus proyectos artísticos?
A través de la Fundación Claudia Cardinale apoyamos la trayectoria de artistas contemporáneos en el mundo audiovisual, pero no sólo. Recibimos artistas en residencia, realizamos exposiciones, colaboramos con otras instituciones... Hoy es mi hija, junto con su colaboradora Perrine Gamot, quien dirige la Fundación, y yo soy testigo feliz del movimiento que se crea a mi alrededor y en el que colaboro voluntariamente. Nos hicimos fotos con la artista Marie Losier, presté mi voz a los proyectos de jóvenes talentos como Friedreih Andreoni y Benedetta Fioravanti.
Claudia Cardinale baila descalza en Roma en 1959.
Claudia Cardinale baila descalza en Roma en 1959.

"Siempre hay algo que hacer aquí en casa, en el restaurante, en la Fundación... me gusta salir, escuchar música"

¿Podría contarnos cómo es un día típico en tu vida? ¿Hay algún pasatiempo que le guste cultivar?
Siempre hay algo que hacer aquí en casa. Con el restaurante, la Fundación... me gusta salir, escuchar música.
¿Por qué eligió vivir en Francia y no en Italia hace tanto tiempo?
Quién sabe... Básicamente mi primera lengua y mi primera cultura fue el francés, pero a través de Túnez. En Italia viví un poco solitariamente. Era difícil tener una vida normal. Ir de compras, salir a pasear... En Francia he encontrado un país amigable en el que el trato con personas públicas es un poco más llevadero que en Italia. Al menos para mí en aquellos años era así.
¿Qué país ama más?
Túnez. Lo admito. Amo a Francia, amo a Italia, pero Túnez sigue siendo el país que llevo en mi corazón.
¿Qué recuerdo tiene de él?
Muchos. Toda mi infancia. Me recuerda a mi madre, a mi padre, a un tiempo suspendido antes de que mi vida se convirtiera en un viaje.
¿Sabía que en el extranjero, cuando se habla de Italia, junto a los lugares comunes de la gastronomía, siempre hay quien cita el encanto de las mujeres y, en este caso, a Claudia Cardinale? ¿Cómo ha vivido el papel de icono?
Con inmenso placer. Me siento muy honrada de ser parte de la (inmensa) cultura italiana.
¿Ve a menudo sus antiguas películas?
Cuando tengo la oportunidad, en televisión, con mucho gusto. Pero mejor incluso si las proyectan en un cine.
¿Es cierto que fue Luchino Visconti quien la empujó a empezar a fumar?
Sí. ¡Pero ahora lo he dejado! Fumé mucho, pero a los 85 años dejé de hacerlo. Más vale tarde que nunca.
¿Por qué la bautizaron como 'La indomable' al principio de su carrera?
Definitivamente, no tenía una voz estándar. Tenía una voz muy poco femenina para las modelos de aquellos años. ¡Además, al principio no hablaba muy bien italiano! En Túnez se hablaba siciliano en casa... Intenté hablarlo bien. No hay que olvidar que en aquellos años el doblaje en Italia era una institución.
¿Qué recuerdos tiene de Marcello Mastroianni, que rodó con usted El bello Antonio?
¡Déjame cortejarte!, decía.
Claudia Cardinale, en París en 2016.
Claudia Cardinale, en París en 2016.Bertrand Rindoff PetroffGetty

"Belmondo y yo nos escondíamos debajo de las mesas en las cenas aburridas"

¿Qué pasó con Alain Delon, recientemente desaparecido? ¿Qué relación tuvieron en el rodaje de 'El Gatopardo'?
Fue un poco intimidatorio al principio. Luego, cuando se dio cuenta de que no caería en sus brazos, nos hicimos amigos y nos mantuvimos en contacto hasta el final de su vida. Me invitaron a su funeral. Desgraciadamente los dolores y mi edad no me permitieron tener fuerzas para ir.
¿Y Jean Paul Belmondo?
Belmondo y yo nos divertimos mucho cuando éramos jóvenes. Nos escondíamos debajo de las mesas en las cenas aburridas y nos tirábamos trozos de pan uno a otro.
¿Podría decirme cuál ha sido el momento más feliz de su vida?
Afortunadamente, ¡todavía soy joven! Seguramente, el momento en que conocí a Pasquale [Squitieri, su marido] en Nueva York fue un momento importante en mi vida.
¿Se arrepiente de algo? ¿Hay algo que cambiaría?
Por supuesto, pero prefiero no pensar en ello.
¿Su mayor deseo ahora?
Vivir serenamente en compañía de los míos. Y que la Fundación Claudia Cardinale pueda contribuir a llevar a cabo obras que nos ayuden a afrontar los desafíos de nuestro tiempo.