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La vuelta del Papa a Santa Marta: curas, pocas visitas y menos compromisos

La habitación 201 se convierte en su centro de rehabilitación durante dos meses

El Papa Francisco regresa tras estar casi 40 días hospitalizado y saluda a los fieles
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Llegó allí el 12 de marzo de 2013, como todos los demás electores del cónclave. En aquellos días se alojaba en la casa del clero situada en Via della Scrofa, cerca de Piazza Navona, y no podía imaginar que el hotel vaticano que lleva el nombre de Santa Marta se convertiría en su hogar. Al día siguiente, Bergoglio fue elegido Papa y se limitó a cambiar la habitación número 207, asignada por sorteo, por la vecina 201. Ahí duerme desde entonces. Y es que Francisco no ha abandonado nunca la segunda planta, ahora reservada íntegramente para él.

Todos sus colaboradores más cercanos coinciden en que el Papa Francisco, que ha recibido este domingo el alta hospitalaria, está "muy lúcido" y decidido a volver al trabajo. Lleva días, según dicen, deseando que llegara la hora de abandonar el Gemelli y regresar a su casa. Santa Marta, convenientemente equipada para la recuperación, se convertirá más que nunca en el centro de mando de la Iglesia.

Después de todo, es impensable que Francisco, tras los dos meses de convalecencia, pueda retomar su ritmo de trabajo anterior, ya de por sí duro para un hombre de su edad: tiene unas 10 audiencias diarias, las generales y las especiales del Jubileo más las celebraciones semanales. Por ello, se le verá menos en público, aunque algunos recuerdan que "hasta la llegada de Pío XII, apenas se veía a los Papas", sin que ello afecte al gobierno de la Iglesia.

No se trata de ceder ningún poder o prerrogativa papal, si acaso de delegar en colaboradores lo que se puede delegar: Hay asuntos que requieren intervención presencial, como los sacramentos: no puede confesar por teléfono. Pero en otros casos, la presencia no es necesaria. En la web del Vaticano se ven las próximas citas que tenía previstas, entre ellas la visita del Rey Carlos y la reina Camila, que visitarán Italia del 7 al 10 de abril. El Palacio de Buckingham ha hablado de una audiencia en el Vaticano con el Papa para el 8 de abril, pero la fecha se decidió antes de la hospitalización.

A estas alturas parece difícil y tampoco hay muchas ilusiones de que pueda llevar a cabo las celebraciones de Pascua, del 13 al 20 de abril, y la canonización de Carlo Acutis, el 27. Con los nombramientos jubilares, Francisco ha empezado a confiar las celebraciones a los cardenales, según sus distintas competencias. Lo mismo ocurre con Acutis, el chico milanés de 15 años que murió en 2006: el 27 de abril llegarán fieles de todo el mundo, la fecha no se puede mover, pero nada impide que el cardenal Marcello Semeraro, que dirige las Causas de los Santos, lea en nombre de Francisco la fórmula de proclamación de la santidad, ya aprobada por el Papa.

Bergoglio podría trabajar a distancia desde Santa Marta o quizá podría asistir a misa y concelebrar mientras un colaborador celebra en el altar, como ha ocurrido a menudo en los últimos años. En cuanto a los viajes, sólo estaba previsto el de Turquía en mayo para celebrar el aniversario del Concilio de Nicea, "pero siempre se puede aplazar", dicen quienes le conocen.

Los dos meses de convalecencia

El Pontífice ha recibido el alta después de dos semanas fuera del "pronóstico reservado" que acostumbraba a acompañar los partes médicos de Francisco. A partir de ahora, al Santo Padre, le esperan "al menos" dos meses de "convalecencia" y "descanso" para "acelerar las mejoras" ya en marcha en los últimos días y "volver a la actividad lo antes posible" dentro de las murallas de la Ciudad del Vaticano.

Jorge Mario Bergoglio, quien tiene además patologías crónicas de tipo respiratoria, ha estado en dos ocasiones en peligro de muerte, pero finalmente ha logrado superar la neumonía bilateral y "las infecciones más graves se han resuelto", como aseguró uno de sus médicos el sábado, aunque "no está totalmente recuperado de la infección polimicrobiana". Esto se debe a que "hay hongos que han reducido su acción, pero que requerirán mucho tiempo" para ser neutralizados. Por esta razón el Pontífice tendrá que seguir con su terapia farmacológica, también en el Vaticano, todavía durante "mucho tiempo". Todo ello, continuando la fisioterapia respiratoria y motora, tal como llevaba haciendo en las últimas semanas en el hospital romano.

Ahora será la Sanidad de la Ciudad del Vaticano la que seguirá de cerca a Bergoglio, quien dispondrá de oxígeno cuando sea necesario. Uno de los aspectos más llamativos de las últimas horas es que Francisco se ha quedado apenas sin voz. Sergio Alfieri, del hospital Gemelli, tranquilizó a los corresponsales extranjeros asegurando que se trata de algo "normal" en un contexto en el que "los pulmones se han visto dañados" y donde "los músculos respiratorios han estado en dificultad" a lo largo de las últimas semanas. Según el doctor, Francisco podría "volver a tener la voz que tenía antes".

En los últimos días, se ha conocido por diferentes vías que el Papa llevaba días de buen humor y que estaba "muy contento" de recibir el alta médica del Gemelli. "Hacía tres o cuatro días que preguntaba cuándo volvería a casa", explicó su médico de referencia, Luigi Carbone, en un contexto en el que él mismo se estaba dando cuenta de sus mejoras médicas, que podía "respirar mejor" y que podía "trabajar más".

La cuestión más inmediata, ahora mismo, tiene que ver con su convalecencia dentro del Vaticano. Si por un lado Francisco se resistió a la hospitalización para seguir con su agenda pontificia; esta vez el descanso ha sido "prescrito" por parte de sus médicos, como condición médica para favorecer su recuperación. Podrá continuar con su actividad laboral de forma prudente, pero evitando "grupos de personas", "eventos importantes", "grandes esfuerzos" y el "contacto con niños pequeños", subrayó el médico de Francisco al mando de su cuidado dentro del hospital romano.