URGENTE |
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ESTUDIO | 37 d�as de diferencia
Una mujer embarazada en un hospital de Par�s.| AFP
'�Para cu�ndo?' es -casi con toda seguridad- la pregunta que m�s escuchan las embarazadas (y/o sus parejas) de todo el mundo cuando anuncian su estado. Y la que, en teor�a, es m�s f�cil de responder. El ginec�logo la anuncia en la primera visita (y la confirma con las ecograf�as posteriores): justo 280 d�as despu�s de la �ltima regla.
Aunque ya hace tiempo que se sabe que lo de los nueve de duraci�n del embarazo es un mito, hasta la fecha sigue sin poderse afirmar con precisi�n cu�ndo va a dar a luz una mujer, por mucho que en esa primera visita el ginec�logo establezca una fecha aproximada para salir de cuentas. De hecho, se sabe que s�lo el 4% de las mujeres da a luz cuando han pasado exactamente 40 semanas y s�lo el 70% lo hace dentro de los 10 d�as anteriores o posteriores a la fecha prevista.
Los mitos en torno a la cuesti�n son abundantes. Que s� a las primerizas se les retrasa, que si el segundo hijo siempre nace antes... Pero cuando pasan las 37 semanas, todo el mundo se pone alerta. El beb� puede llegar en cualquier momento, como acaba de comprobar todo el mundo en el esperado y televisado nacimiento del nuevo pr�ncipe Jorge en el Reino Unido.
Ahora, un estudio publicado en la revista 'Human Reproduction', revista l�der en su campo, no s�lo confirma lo que ya se sab�a, sino que pone n�meros a este desconocimiento. En concreto, las fecha de parto entre embarazos naturales pueden variar hasta en 37 d�as, m�s de un mes de diferencia que puede angustiar a los futuros pap�s y poner del rev�s todas las previsiones.
Para averiguar esta cuesti�n, los investigadores del Instituto Nacional de Ciencias de la Salud Ambiental de EEUU (NIEHS) llevaron a cabo una investigaci�n con una pregunta principal que responder: "�Cu�nto puede variar la duraci�n de la gestaci�n humana?". Y de propina, una segunda cuesti�n: "�Las variaciones hormonales que se registran en las primeras etapas del embarazo est�n relacionadas con dicha duraci�n?".
Para ello, utilizaron a las participantes del Estudio del Embarazo Precoz, un an�lisis prospectivo de una cohorte de 130 mujeres que, entre 1982 y 1985, dejaron de tomar anticonceptivos para quedarse embarazadas. Aquellas que gestaron un �nico hijo y de las que se ten�an datos hormonales desde el primer momento (entregaron muestras diarias de orina), fueron las analizadas a posteriori por los investigadores del NIEHS, liderados por la epidemi�loga Anne Marie Jukic.
En total, 125 mujeres, lo que constituye justo el principal punto d�bil del estudio que, por lo dem�s, aporta conclusiones muy interesantes. La primera, ya enunciada, la incre�ble variabilidad de la duraci�n de los embarazos. "Poner el �nfasis en una fecha de parto puede hacer parecer la duraci�n de una gestaci�n m�s predecible de lo que es en realidad. Nuestros resultados sugieren que dicha duraci�n es muy variable incluso en embarazos sanos", explica a ELMUNDO.es Jukic.
Sin embargo, su trabajo sugiere muchas m�s cosas que podr�an incluso utilizarse para prever la fecha real de parto que un ginec�logo debe decirle a su paciente.
El primero es que las mujeres m�s mayores, la norma en la �poca actual, eran m�s proclives a dar a luz m�s tarde. De hecho, cada a�o de edad de la madre a�ad�a un d�a a la fecha de parto. Adem�s, las participantes que hab�an pesado m�s en su propio nacimiento eran m�s proclives a los embarazos largos. Por cada 100 gramos m�s que hubiera pesado la madre al nacer se retrasaba en un d�a la fecha prevista del parto. Otro factor predictivo eran los embarazos anteriores. Si estos hab�an sido largos, era m�s posible que los siguientes tambi�n los fueran.
Pero los autores del estudio tambi�n encontraron factores biol�gicos asociados a la duraci�n del embarazo. En primer lugar, las concepciones que tardaban m�s tiempo en implantarse tambi�n alargaban el parto. Adem�s, cuando las mujeres tardaban m�s en experimentar una subida natural de la progesterona (una hormona que ahora se administra artificialmente a la mayor�a de las embarazadas) sus embarazos eran una media de 12 d�as m�s cortos que los del resto.
Aunque Jukic y sus colaboradores reconocen las debilidades del estudio, sobre todo el peque�o tama�o de la muestra y el hecho de que se tratara de mujeres que estaban intentando concebir espec�ficamente y en las que, por lo tanto, hab�a poco consumo de tabaco, s� se ven con fuerza para concluir que la variabilidad de la duraci�n del embarazo es mucho mayor de lo que se pensaba hasta ahora y que los eventos hormonales que suceden al principio del mismo pueden ser clave a la hora de poner fecha a la esperada llegada del beb�.
"Nos sorprendieron un poco los 37 d�as de diferencia de parto que puede haber entre embarazos de los que se conoce perfectamente la fecha de ovulaci�n. Hasta ahora, esta variaci�n se hab�a atribuido a errores en la determinaci�n de la edad gestacional, pero nuestro estudio lo descarta. Es fascinante", apunta la autora.
El estudio tiene una importante implicaci�n pr�ctica, m�s all� de que los padres hagan planes sobre la fecha de la llegada del beb�. Hasta ahora, el ginec�logo se decide a intervenir 'artificialmente' cuando el parto se ha retrasado demasiado. Sabiendo, como demuestra este estudio, que ese 'demasiado' puede ser normal, quiz�s las cosas tengan que cambiar. Para los autores, dada la variabilidad observada, ser� complicado desarrollar un test que calcule la fecha exacta del parto, pero creen que su estudio "tendr� implicaciones en la investigaci�n en este campo".
M�s realista, Jukic apunta a consecuencias m�s cercanas. "Por ejemplo, las cosas que sucedan en los primeros momentos del embarazo pueden proveernos de todo un nuevo campo de investigacion en el parto prematuro", explica a este medio.
Por �ltimo, la epidemi�loga recuerda que la idea del parto de nueve meses viene ya desde la Biblia, que atribuy� esa duraci�n al embarazo del mism�simo Jesucristo. "La idea es muy vieja, pero muy pocos datos modernos han podido modificarla hasta ahora", concluye.