Dragolandia

Archivo 2012

Esperando la mano de nieve (in memoriam de Manuel Fraga)

���� As� titul� Bergam�n uno de sus �ltimos libros… Quiz� el �ltimo de todos los que escribi�, que no fueron muchos.
���� La Esfera de los Libros publica un resumen de las dos obras cl�sicas en las que se recoge y se propone la filosof�a del bushido y el camino del guerrero: El libro de los cinco anillos, de Miyamoto Musashi, y Hagakure, de Yamamoto Tsunetomo.
���� El primer texto es del siglo XVII; el segundo, del XVIII.

Entre amigos

���� M�sica y poes�a, poes�a y m�sica…
���� Vienen a ser lo mismo, son conceptos sin�nimos. Hace muchos a�os, en El sendero de la mano izquierda, escrib�: “La poes�a es siempre oralidad –como lo fue en su origen– y, por ello, no se lee: se repite, se recita, se declama, se proclama, se corea, se tararea”… Y un poco m�s adelante: “La poes�a, amigo, se proclama, se declama, se recita, se repite, pero no se lee. La poes�a se canta”.
����� Y eso, cantar la poes�a, la poes�a de uno de los mejores poetas vivos en lengua espa�ola, la poes�a de Luis Alberto de Cuenca, tribuno de las letras en Las Noches Blancas desde su primer episodio, es lo que ha hecho Loquillo en Su nombre era el de todas las mujeres.

Poligamia y prensa libre

���� Trabajaba yo en Diario 16, a las �rdenes (no siempre obedecidas) de Pedro J., cuando �ste, tambi�n desobediente, decidi� incumplir el tr�gala franquista y posfranquista que imped�a a los peri�dicos salir el lunes. Sucedi� eso en 1980, si no recuerdo mal, y fue un buen l�o que a m� me pill� de lleno. Estaba yo en Yakarta, cubriendo un viaje de los Reyes y…
���� Lo contar� en mis Memorias. Es historia excesivamente larga para incluirla en un blog.
���� Quedaba, sin embargo, otro cuello de botella en el libre ejercicio de la profesi�n: el de no llegar a los quioscos el d�a de Navidad y el Viernes Santo o, quiz�, el S�bado que antes era de Gloria y ahora lo es de muerte en la Cruz. No ando yo muy puesto en tales cosas. De ah� la duda.

Otra l�pida en mi cementerio de Spoon River

���� �l era, para quienes lo quer�amos, Gonga. A m� me llamaba Genio.

���� Nos conocimos en el bar de la Facultad de Filosof�a el mismo d�a en que puse por segunda vez la suela de mis zapatos en ella. Eso sucedi� en octubre de 1954. De entonces databa nuestra amistad. Su familia, encabezada por el patriarca Gonzalo Torrente Ballester, se convirti�, durante muchos a�os, en mi segunda familia.

���� Viv�an en la Avenida de los Toreros, detr�s de Las Ventas. All� sigue su hermana Maris�, otra amiga del alma.

Gru�idos de lobo viejo para recibir el A�o Nuevo

���� La �ltima vez que sal� de casa en lo que es a todas luces de Walt Disney y sombras de Lucifer la peor noche del a�o se remonta a ocho lustros atr�s. El mundo, cuando llega san Silvestre, se convierte en un infierno, y la Puerta del Sol no digamos. Ese c�nclave diab�lico es el s�mmum de la horterada ib�rica.

���� Reconozco, sin embargo, que tambi�n lo es, sin iberismo, en casi todas partes: Nueva York, Sidney, R�o, Hongkong, Mosc�, El Cairo, Berl�n… Se salva, como de costumbre, Jap�n.

���� Si en los a�os del dolce stil nuovo hubiesen existido botellones y macrofiestas, Dante no habr�a tenido que descender al infierno para describirlo.

Semillas de gracia

����� Entresaco de ese interesante, aunque, en ocasiones, excesivamente pacato libro del hispanista y ensayista literario Thomas Mermall (SEMILLAS DE GRACIA, Pre-Textos) unos fragmentos que, a la luz de lo que �ltimamente viene sucediendo en las calles de muchos pa�ses y, entre ellos, Espa�a, son oportunos y dan que pensar.

���� �“Observa Ortega –dice el autor– que la socializaci�n del hombre es tarea pavorosa, porque no se contenta con exigirme que lo m�o sea para los dem�s, prop�sito excelente que no me causa enojo alguno (a m�, Drag�, s�), sino que me obliga a que lo de los dem�s sea m�o. Por ejemplo que yo adopte las ideas y gustos ajenos”.

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